¿Existen o no? La controversia de las construcciones subterráneas en San José de Mayo

Historias de túneles han circulado por generaciones. Hoy, vecinos y la Comisión Departamental de Patrimonio buscan desentrañar el misterio.

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Libreria Linardi y Risso
Linardi y Risso.
Estefania Leal/Archivo El Pais

Es un tema recurrente en las confiterías, cafés y bares de la ciudad. Algo que se menciona en reuniones, fiestas y encuentros fugaces en las esquinas. Y, aunque ha pasado mucho tiempo, muchos vecinos de San José de Mayo comparten la misma duda: ¿existen construcciones subterráneas o son solo cuentos?

El padre de Hugo Campiño era uno de los vecinos interesados en resolver el misterio, pero tras su prematura muerte en 1978, fue su hijo quien tomó la posta. Desde entonces, con más o menos ímpetu, ha recopilado testimonios. Algunos le parecen “fantasiosos y otros muy realistas”, pero todos apuntan a que, bajo la antigua villa de San José, se esconde una historia que aún no ha sido revelada.

Ahora, esa revelación parece estar más cerca que nunca, ya que la Comisión Departamental de Patrimonio se ha comprometido a colaborar. ¿Será este el fin de una leyenda urbana?

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Plaza de los Treinta y Tres Orientales de San José de Mayo
Picasa

Se necesitan colaboradores.

El objetivo es obtener un georradar, un dispositivo utilizado para detectar y mapear objetos y estructuras subterráneas. Este equipo emplea ondas electromagnéticas para medir la reflexión y dispersión de señales en el subsuelo, permitiendo realizar estudios sin necesidad de intervenciones invasivas.

Pablo Pucheu, director de Cultura de la Intendencia de San José y presidente de la Comisión Departamental de Patrimonio, ya ha presentado la solicitud ante la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación. También se ha contactado con técnicos para analizar las posibles hipótesis. “Ni aseguramos ni negamos nada. Haremos lo que esté a nuestro alcance para saber si hay cisternas, que era lo más común, o si hay pasajes u otras construcciones, como sugieren algunos testimonios”, cuenta.

Este compromiso es lo mejor que se ha logrado en décadas, según Campiño. Hace 22 años, cuando se descubrió una estructura subterránea bajo el centenario edificio del Club Fraternidad (18 de Julio entre Ituzaingó y Artigas), la Junta Departamental emitió una declaración de interés, pero nunca se le dio seguimiento. Al igual que entonces, Campiño y otros vecinos interesados en desvelar la leyenda subterránea están solicitando ayuda para despejar el lugar. Pucheu aún está evaluando a quién dirigir la solicitud de asistencia: si directamente a la intendencia o a Bomberos.

“Encontramos una escalera. Hicimos un agujero y estaba lleno de agua. Pedimos una bomba y estuvimos tres días sacando agua, pero no recibimos ayuda para retirar los escombros. Vino una arqueóloga que dijo que probablemente se tratara de un aljibe. La escalera debe tener unos cuatro metros de profundidad”, cuenta Campiño.

Una de las hipótesis es que esa estructura conduzca a un salón, dado que en ese edificio funcionaba una logia de la masonería, y se cree que allí podrían haberse llevado a cabo ceremonias.

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Túneles debajo de la librería Linardi y Risso en Montevideo

Qué dicen los relatos.

Los relatos apuntan en varias direcciones: hacia la calle Asamblea y Sarandí, a Treinta y Tres y Bengoa, a Asamblea y 25 de Mayo, a Rincón y Bengoa, y a otras calles. Algunos vecinos hablan de cisternas, construcciones, túneles y pasadizos. “Estamos hablando de la Villa de San José de Mayo”, dice Campiño, es decir, la parte más vieja de la ciudad.

Uno de los testimonios es de Guillermo Blanco, de 68 años, quien asegura que, cuando era adolescente, descendió por un túnel que quedó al descubierto tras el colapso de parte del suelo de un taller. Cuenta que bajó al menos cuatro metros y que recorrió unos 300 metros hasta donde hoy se encuentra la sede de Antel y otros metros en dirección contraria hasta chocarse con un derrumbe. “Le llamó la atención el techo abovedado y un espacio de varios metros de ancho, totalmente seco y con alguna abertura en el techo cada tanto, como respiraderos”, relata Campiño.

Otros vecinos le han contado sobre situaciones semejantes entre el viejo juzgado letrado y el Museo Departamental, así como hacia el centro de la Plaza de los Treinta y Tres Orientales.

“Me paran por la calle y me aportan datos sobre lugares que conectan con otras casas, o sobre puertas metálicas o abovedadas. Hay gente que no quiere mencionarlo públicamente por miedo a una expropiación, pero son personas muy confiables. Entonces, ¿existen o no existen las construcciones subterráneas? ¿Son cisternas o son túneles? Llama la atención que haya un sistema de cisternas tan grande para lo que era una villa. Queremos descubrir la historia detrás de todo esto”, añadió.

Justamente, la precisión de que San José de Mayo era una villa es lo que lleva a Pablo Rivero, exdirector de la Casa de la Cultura de San José y exintegrante de la Comisión Departamental de Patrimonio, a ser cauteloso. “Montevideo era una ciudad puerto con comerciantes adinerados; la población de San José era muy pobre, con pocas casas de material y menos aun de dos plantas. Para realizar construcciones como las que se mencionan, de varios metros de largo, se necesitaba una gran cantidad de esclavos, que acá no había”, explica a Domingo.

No obstante, aclara que no está en contra de la posible existencia de cisternas (ni del salón masónico). “Esto no sería extraño, ya que el constructor de la catedral fue Antonio Fongivell, quien construyó cisternas tanto en Montevideo como en Colonia”, señala. Este maestro catalán fue responsable de instalar un aljibe de uso público en la Plaza de la Restauración, en el barrio La Unión, que estaría conectado con los del Hospital Pasteur y la iglesia de San Agustín. Sin embargo, Rivero considera fantasioso pensar que exista una red de túneles o pasadizos bajo San José de Mayo. Se ha dicho lo mismo de Villa Rodríguez, en particular, de la estancia del coronel José María Pampillón. Aunque, admite, “si los hubiera, sería un gran atractivo turístico”. Mientras no se confirme, lo toma como parte de un “mito urbano”.

El medio San José Ahora consultó a la profesora de historia e investigadora local Margarita Patrón, autora del libro San José. Apuntes para una historia, quien descartó la existencia de túneles bajo la ciudad. Patrón se inclina por la posibilidad de que solo haya bóvedas, sótanos o cisternas en algunas viviendas. “El relato popular a veces tiene sus errores”, afirmó.

Campiño no entiende por qué algunos descartan tan fácilmente la opinión de vecinos respetables, ni por qué se niegan a dar ‘ese pasito adelante’ para explorar algunas calles de la ciudad cuando hoy existe la tecnología para encontrar estructuras subterráneas de forma no invasiva. En caso de encontrar algo, sugiere que se ponga en valor y se muestre como “patrimonio del San José antiguo”. “¿Por qué no investigar si hay algo de verdad en las historias y que valga la pena descubrir?”, reflexiona.

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