Tacuabé Rocca es oriundo de Canelones y se metió en el mundo del circo en 1998. Era una época compleja para iniciarse en el malabarismo: aún no había tutoriales para aprender en YouTube, tenían que inventar trucos, fabricar antorchas y clavas caseras. En el 2000 viajó a una convención en Argentina con su amigo Nahuel, se codearon con la familia circense y volvieron “encachilados” con la idea de replicar un encuentro internacional en Uruguay.
Pasaron unos años dándole vueltas al asunto hasta que finalmente, en 2005, concretaron un Encuentro Nacional de Circo en vacaciones de julio, con el apoyo de la Intendencia de Canelones.
Al año debutaron con la Convención Uruguaya de Malabares y Circo, se posicionaron en la escena internacional y quedaron incluidos en el calendario de encuentros latinoamericanos.
Desde entonces, el evento no ha parado de crecer: la primera edición reunió a 150 artistas y la última a 350. La próxima convención será del 23 al 26 de noviembre en el Parque Artigas Prado Cultural (Canelones).
En estas 15 ediciones (la pandemia obligó a suspender dos) han pasado artistas de más de 17 nacionalidades: toda América Latina, Luxemburgo, Francia, Israel, Bélgica, Alemania, Italia, España y más.
“La particularidad es que son cuatro días de convivencia, donde compartimos zona de camping, espacios de entrenamiento, talleres, comidas y se genera un intercambio muy rico entre los artistas”, destaca Tacuabé.
El principal leit motiv de la convención es apostar a la difusión y profesionalización del circo. Lichi Sánchez es clown y confía en el poder inspirador del evento: “Abre los ojos a que la gente nueva diga ‘puedo vivir de esto’, ‘puedo crecer con esto’”, opina.
Es también una posibilidad de alejar los prejuicios: “En Uruguay, sacar del estigma del semáforo y el arte callejero a un malabarista es muy difícil. Se desconoce que hay uruguayos egresados de El Lido (escuela de circo en Francia), que participan de festivales internacionales y ganan premios”, informa Tacuabé. Y destaca el caso de una bióloga uruguaya que dio talleres en la convención y recibió un reconocimiento de la ONU por una vacuna contra la malaria.
Trascender fronteras
La cuarta edición de la convención permitió un enlace que fue más allá del escenario y dejó huella. La compañía francesa Le Petit Cie coincidió con los uruguayos de Circosfera, pegaron onda, armaron una pequeña gira en Uruguay y hoy hay artistas de lo que era Circosfera viviendo en Francia, en pareja con gente de Le Petit. “Dos compañías se amalgamaron, generaron familia y un proyecto juntos de traer una carpa de Francia a Uruguay que hoy en día es la de Circo Tranzat. A pesar de haber un océano de por medio, el corazón del circo es el mismo. Son cosas maravillosas que pasan en cuatro días de convivencia. Es un evento que hermana mucho”, subraya Tacuabé.
Los artistas (previamente elegidos) deben abonar $ 1.200 para poder participar de la convención, y eso incluye acceso al camping, a talleres, espectáculos, y a seis comidas. Habrá varietés a cargo de compañías nacionales e internacionales jueves, viernes, sábado y domingo a partir de las 21 en el Parque Artigas Prado. La entrada a los shows es gratuita y son aptos para todo público.