Gallegos uruguayos rescatan el patrimonio cultural de la desaparecida Casa de Galicia

Asociación recuperó y administra 34 obras de arte, bibliotecas, trajes e instrumentos de los cuerpos de baile. También su histórico panteón social.

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Panteón social de Casa de Galicia en el Cementerio del Norte.

Tras la liquidación de Casa de Galicia, la Xunta de Galicia compró el patrimonio cultural que poseía la mutualista. El gobierno gallego llegó a un acuerdo con el síndico y el juez del concurso de acreedores por 34 obras de arte, actas, bibliotecas, trajes e instrumentos musicales de los cuerpos de baile. A esto se suma el panteón que la colectividad tiene en el Cementerio del Norte y que hoy se intenta revalorizar.

La adquisición de estos bienes tan importantes para el colectivo gallego de Uruguay fue iniciada con la firma del expresidente de la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo, y culminó con el convenio que rubricó su sucesor en este órgano colegiado, Alfonso Rueda.

“Nuestro interés, ante la situación inesperada de cierre de la institución, fue proteger el patrimonio social y cultural, dentro de nuestras posibilidades y competencias. La idea es que ese legado quede en el país que con tanto esfuerzo construyeron los gallegos”, comentó a Domingo la representante de la Xunta de Galicia en Uruguay, Elvira Domínguez.

Entre las obras inventariadas, una de las que tiene mayor valor es el óleo que presidía el vestíbulo central del hospital, realizado por el pintor santiagués Roberto González del Blanco, conocido como El emigrante o El adiós. Otra es una talla de madera de Francisco Asorey llamada A Santa, que actualmente se encuentra exhibida en el Museo Zorrilla de Punta Carretas.

Para recuperar y conservar todo este patrimonio, se creó la Asociación Casa de Galicia, cuya sede se encuentra en el Centro Orensano de Montevideo, una institución que se dedica a realizar actividades de divulgación de la idiosincrasia, cultura y costumbres gallegas entre sus asociados, descendientes de la colectividad y público en general. Uno de los integrantes de esta asociación es Manuel López Faraldo, corresponsal en Uruguay de la publicación Galicia Exterior.

“En el Centro de Orensano (Ana Monterroso de Lavalleja 2014) estamos acondicionando la biblioteca, que tiene 5.000 volúmenes. Justamente hace dos semanas compramos en un remate la estructura para colocar los anaqueles. También se van a exhibir ahí otras obras de arte”, comenta López Faraldo a Domingo.

“Todavía estamos tratando de rescatar cosas, como el busto del fundador, José María Barreiro, que está en la parte de afuera del sanatorio y que el Círculo Católico no quiere devolver. Otro es el busto de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao (embrión histórico de la Xunta de Galicia), que está en el museo que se había hecho atrás, en el sanatorio viejo. Pero es complicado”, agregó.

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Talla de madera de Francisco Asorey llamada A Santa, que actualmente se encuentra en el Museo Zorrilla de Punta Carretas.

El friso perdido

Hace pocos meses, la Asociación Casa de Galicia sufrió un duro revés en su lucha por conservar el patrimonio de la mutualista liquidada, ya que el nuevo propietario de la que fuera sede central de Casa de Galicia destruyó un friso del escultor Pablo Serrano, uno de los artistas españoles más importantes del siglo XX.

Se trata de una obra que se encontraba en la entrada de la avenida 18 de Julio, donde antiguamente funcionaba el restaurante y hasta una de las pistas de los tradicionales bailes de Casa de Galicia, que se hacían en ese lugar cuando el tiempo no permitía realizarlos en la Quinta de Sayago.

“Allí nos acostumbramos a mirar arriba de la puerta de entrada del restaurante donde estaba un friso que Pablo Serrano diseñó seguramente convencido por el miñense Antón Crestar Faraldo, donde una escena de la Galicia rural que habían dejado los emigrantes que frecuentaban el local, los interpelaba frecuentemente sumiéndolos en una eterna morriña”, describe, con indignación, una publicación del periódico Galicia Exterior.

El escultor Pablo Serrano Aguilar nació en 1908 en la localidad de Crivillén (en la provincia de Teruel, comunidad autónoma de Aragón). A los 12 años inició sus estudios en Zaragoza y luego se trasladó a Barcelona, cursando por cinco años talla y decoración profesional. También se destacó en la música, formando parte de la banda del colegio.

Luego de cinco años de estudio, Serrano solicitó el ingreso a la Congregación Salesiana. Inició el noviciado en 1925 y terminó viviendo en Buenos Aires, donde fue misionero.

Más adelante se radicó en Montevideo, trabajando en los talleres Don Bosco como maestro escultor y realizando imágenes religiosas.

En la capital uruguaya dejó gran parte de su obra, como el monumento a José Artigas ubicado en la plaza principal de la ciudad de Rivera, recibiendo el primer premio del Salón de Bellas Artes de Montevideo en los años 1944, 1951 y 1954. Para entonces era uno de los escultores más reconocidos de Uruguay y un referente en Sudamérica, al punto que algunas de sus obras se encuentran en países como Argentina, Chile, Puerto Rico y México. De regreso a España en 1957, fundó el grupo El Paso. Con otros artistas consiguió el Gran Premio de Escultura de la Bienal Hispanoamericana de Barcelona.

Un panteón histórico

Cuando se fundó hace dos años la Asociación Casa de Galicia, en uno de los discursos se dejó en claro que “patrimonio también son los huesos de os nosos país e as nosas nais” que soñaron y construyeron una mutualista fundada en 1917 por un grupo de emigrantes liderados por José María Barreiro. Y que hoy descansan en su panteón social del Cementerio del Norte, protegidos por un histórico crucifijo donado por Manuel Fraga Iribarne, que los recibió en su viaje final.

El sepulcro, con amplios y coloridos vitrales, fue construido con el aporte económico de los socios y tiene un gran valor arquitectónico, dejando en ese camposanto la cultura gallega, sus símbolos y hasta la tierra que fue traída desde Galicia y allí se conserva en recipientes.

Sin embargo, ya que no se cuenta con el apoyo de ningún gobierno para mantenerlo, con el agravante de que hay que realizar una inversión urgente para detener su degradación.

El panteón se encontraba en manos de la Intendencia de Montevideo, que se lo adjudicó a la asociación a mediados del año pasado.

“Ya somos propietarios nuevamente del panteón, al que hay que hacerle una inversión de unos 40.000 euros porque durante tres años no hubo mantenimiento alguno. Por ese panteón pasaron 35.000 gallegos y descendientes. En la actualidad hay poco menos de 8.500. Estamos haciendo un llamado a todos los deudos de los que tienen familiares ahí, queremos que el panteón vuelva a tener el valor patrimonial y sentimental que tenía para toda la colectividad”, dice López Faraldo.

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La Asociación programa espectáculos de baile y gaitas en el interior del país.

Si bien hay 12 clubes gallegos en Montevideo, la diáspora no tiene centros de referencia en el resto del país. Por eso se están programando espectáculos de baile y gaitas que se llevarán a cabo en los próximos meses en varios puntos del país. “Uno de cada 80 habitantes del Uruguay tiene el pasaporte español con origen en Galicia. Y sabemos que hay muchos en el interior que son descendientes de gallegos”, anota el periodista.

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