En el país del truco y la conga, el bridge es un juego de cartas poco difundido y, en algún punto, elitista. Pero en muchos otros lugares es furor. Y lo practican miles de personas. Se considera al bridge un deporte “cerebral” porque requiere aplicar lógica, razonamiento, tener rapidez de pensamiento, paciencia, concentración y habilidades de juego en pareja. Uno de los principales exponentes de esta disciplina es el uruguayo Fernando Piedra, quien vive en Europa desde hace décadas y salió dos veces campeón del mundo representado a Suiza.
Fernando Piedra (nacido en noviembre de 1970) hizo la Primaria en la escuela de Pajas Blancas, barrio en el que también concurrió al liceo público. Ingresó a la carrera de Ciencias Económicas de la Udelar en 1990, pero la dejó trunca al irse del país. Se recibió de contador en Suiza y de licenciado en administración de empresas. Y hoy vive exclusivamente de jugar al bridge en el país helvético y de dar clases a alumnos de todo el mundo, además de viajar asiduamente para participar en competencias internacionales.
Tomó las cartas en 1988 y nunca más las dejó. Si bien jugó el sudamericano juvenil de bridge en 1989 en Uruguay y el de Chile en 1994, fue a partir de que emigró a Suiza, en julio de 1995, que comenzó a plantearse el asunto con mayor compromiso. Allí contrajo nupcias con su primera esposa, una suizo-uruguaya a la que conoció en Montevideo jugando a las cartas. Así fue como se inició profesionalmente en el bridge.
“En realidad, empecé a jugar al ajedrez en el club Los Trebejos, que antes estaba en Rodó y Joaquín Requena y hoy está en la calle Andes. En mis ratos libres de liceo, iba con amigos. Y ahí aprendí el bridge con 16 años. Jugué mucho y salí campeón uruguayo a los 19. Me quedé en el país hasta los 24 años”, recuerda Piedra a Domingo, mientras aclara que en la actualidad habla “poco español”.
En Suiza trabajó primero en una cadena de comidas rápidas, luego en una inmobiliaria durante muchos años y después para Fiat y Renault, en este último caso como asistente del jefe contable. “Mi primera mujer era suiza, de Ginebra, y al principio, para aprender el idioma y encontrar trabajo, estuve empleado en McDonald’s. De ahí pasé directamente a trabajar en una inmobiliaria y a jugar mucho al bridge”, anota.
Piedra conoció después a su actual esposa Irene (también jugadora de bridge), con la cual se fue a Zurich, donde actualmente reside. Cuando la empresa Renault decidió trasladarse a Rumania, dándole la opción de ir a trabajar allí, decidió renunciar y dedicarse de lleno a las cartas. Logró la ciudadanía suiza y consiguió competir y salir campeón del mundo representando a este país, donde es un auténtico as de los ases.
“El bridge podría compararse con el ajedrez. Es un juego de estrategia donde la parte del azar, como ocurre con el póker, no es comparable”, aclara. Y agrega: “Hoy no se apuesta, lo que se hace es jugar torneos. Y muchas veces se obtiene financiamiento de sponsors, que históricamente han sido compañías de whisky, por ejemplo. Hoy existe otro tipo de sponsors, hay mucha gente que esponsorea por pasión, simplemente”.
El camino profesional
Piedra se dedica exclusivamente a la enseñanza y la competencia. Ofrece cursos en línea de distintos niveles. Y otros presenciales en francés, alemán, italiano, inglés y español que pueden realizarse tanto en domicilios particulares como en el Club de Bridge Zurich.
En este sentido, su propuesta abarca clases individuales o grupales “sobre pujas, juego de partidas o temas específicos” y entrenamientos combinados con torneos de clubes para practicar y analizar las jugadas. Del mismo modo, acostumbra a dar talleres y realiza coucheos para competiciones.
“El bridge me permitió integrarme y hacer amigos en Suiza. De joven jugué mucho, pero no era mi profesión. Siempre fui contador o trabajé en administración y cosas que tenían que ver con contabilidad y análisis de resultados. Hasta que un día mi empresa decidió cerrar la contabilidad en Suiza. Era 2009 y yo estaba trabajando para Renault. Mi mujer me dijo: ‘A Rumania no nos vamos ni en joda’. Entonces, mientras estaba buscando un nuevo trabajo, me concentré en las cartas, en dar clases y hacer del juego como una especie de trabajo provisorio. Hasta que en un momento empezó a funcionar bien. Tenía muchos alumnos y mi mujer me dijo: ‘Ya que te gusta tanto, es mejor que hagas esto profesionalmente’. Desde entonces, soy profesional del bridge al 100%”, recuerda.
Acumulando títulos
Siendo ciudadano suizo, salió campeón del mundo de bridge dos veces. “En el momento de tener la residencia, desde el punto de vista del juego se considera que estás vinculado al país”, anota. Recientemente, Piedra jugó un mundial en Argentina, situación que aprovechó para visitar a familiares y amigos en Uruguay.
“Salimos terceros, perdimos la semifinal. Pero no es el mundial absoluto; en el bridge hay varias categorías y tenés distintos tipos de campeonatos del mundo. A esto se juega en parejas, pero en los campeonatos más importantes somos seis o siete personas y vamos cambiando. El que se jugó en Argentina es un torneo que se hace cada cuatro años y que sería el equivalente a las Olimpíadas. El bridge es considerado deporte olímpico en la mayoría de los países, sobre todo en Europa”, aclara. Con respecto a este punto, explica que en Holanda y Polonia el bridge cuenta con el apoyo de los respectivos comités olímpicos. No así en Suiza, su lugar de residencia.
“En Uruguay el bridge es como un juego de elite. Pero en Estados Unidos y en Europa no lo es. Es más deporte, más juego, más popular. Por ejemplo, la Federación Holandesa tiene 80.000 miembros y la norteamericana creo que tiene 300.000. En otros sitios está muy desarrollado. Hay muchos países que dan el bridge en las escuelas o en universidades. Por ejemplo, en Francia se adapta a las clases de matemáticas y es un programa nacional. En Israel también. Hay varios países que tienen esta posibilidad”, destaca.
Y añade: “Hay varios estudios que muestran que en las clases donde los niños han jugado bridge tienen a largo plazo mejores notas y un mejor desarrollo en muchos aspectos, como el social o el intelectual”.
Además de dar clases y competir por el mundo, Piedra se dedica a organizar viajes a destinos en los cuales se arman partidas de bridge con grupos de turistas.
Por ejemplo, el año pasado realizó una visita al pintoresco municipio italiano de Verbania, en la región de Piamonte. Para enero del año próximo, el destino escogido es Saint Moritz, Suiza. Y entre el 7 y el 16 de junio de 2025 acompañará a un grupo de vacaciones en la isla italiana de Elba, donde Napoleón Bonaparte estuvo 11 meses prisionero. En todos estos viajes turísticos, los hospedajes son en hoteles cinco estrellas. “En algunos casos se forman grupos de hasta 50 o 60 personas”, anota.
De Bill Gates al líder chino Deng Xiaoping
Bill Gates, cofundador de Microsoft y una de las mentes más influyentes de los últimos siglos, tiene una hobbie que lo apasiona: el bridge, un juego de cartas que, según ha dicho, ha sido fundamental para mantener su sagacidad mental.
Declarado como deporte olímpico por el Comité Olímpico Internacional en 1999―-mismo estatus que posee el ajedrez-, el juego permite desarrollar habilidades en materia de concentración, estrategia y trabajo en equipo.
Otros famosos que juegan o jugaban al bridge son Warren Buffett; Omar Sharif (1932-2015) (se comenta que perdió su casa de Lanzarote con los naipes); la extenista Martina Navratilova; Rafael Alcaraz, marqués de Cerverales (fue campeón de España en 2017); Dwight Eisenhower (1890-1969) y Deng Xiaoping (1904-1997).
Se dice que el famoso líder chino aprendió a jugar al bridge durante un programa de trabajo y estudio en París a principios de 1920, abrazando un pasatiempo que mantuvo toda su vida.
La afinidad del líder chino por el bridge contradecía la visión comunista general del juego como un pasatiempo burgués. De hecho, el bridge estuvo prohibido durante la Revolución Cultural, de 1966 a 1976. Con el apoyo de Deng Xiaoping, se fue reintroduciendo gradualmente a escala nacional. La Comisión China de Deportes organizó su primer torneo nacional en 1979.