El amor por el Carnaval se remonta al barrio que lo vio nacer y criarse: Brazo Oriental. El senador nacionalista Jorge Gandini atesora infinidad de recuerdos entrañables de esas noches de febrero disfrutando entre amigos de la clásica fiesta popular en el club Once Estrellas.
“Armaban el tablado cortando la calle cuatro o cinco días, con cajones de cerveza dados vuelta hacían los bancos y un escenario improvisado. Los gurises íbamos todas las noches a ver a las murgas y los humoristas y así me fui haciendo hincha del Carnaval”, cuenta el legislador a Domingo. Y recuerda que en ese entonces, incluso, ensayaba una murga llamada La Soñada frente a su casa, y aunque no lo dejaban entrar -él era menor y aquello era un bar de copas- siempre merodeaba la puerta con otros niños del barrio buscando escuchar clarinadas en esos vozarrones.
En la adolescencia se hizo hincha de los Diablos Verdes y a la salida de la dictadura, armó junto a otros correligionarios de la juventud wilsonista una murga que bautizaron Los insuflados de mamá. Y explica el motivo del curioso nombre: “Teníamos un ala pro milicos en el partido que llevaba adelante Gallinal y tenía como candidata a Cristina Maeso que había puesto a todos sus hijos unas vinchas que decían ‘mamá’. Por otro lado, Gallinal había dicho que los wilsonistas éramos todos unos insuflados, entonces le habíamos puesto Los insuflados de mamá, y mamá era la candidata”.
La murga tuvo hasta vestuario improvisado con papel arroz y algunas letras “muy blancas y wilsonistas” que se llegaron a cantar en actos del Partido Nacional. “Nos divertíamos mucho. Yo era el director de esa murga”, recuerda orgulloso Gandini.
En noviembre pasado asistió a algunos ensayos de Zíngaros porque era fiel seguidor de su histórico director, Ariel “Pinocho” Sosa, y también de La Nueva Milonga porque ahí salen unos amigos suyos. Hace dos semanas dijo presente en el Teatro de Verano para ver a ese conjunto de parodistas y a esa murga concursar en la primera rueda.
Dice que está evaluando si ir a ver a los Diablos Verdes o no porque le comentaron que la murga de la Teja se pasa de la raya. “La crítica está bien, me la banco y me río; mejor si es pareja porque hay para darle a todos.Me molesta el panfleto militantedesde un escenario público, cuando aprovechan la presencia de la gente que viene a divertirse para bajar línea”, opina el senador.
La vez que sacó una murga y le faltó plata
Allá por el año 2000, Jorge Gandini no había salido electo parlamentario y aprovechó que tenía tiempo ocioso para darse el lujo de sacar una murga con unos amigos que hoy son parte de la Nueva Milonga. Coincidieron con un grupo de gente que tenía el título de La Milonga Nacional y se embarcaron en esta aventura. “No había salido parlamentario y dije, ‘ahora que tengo un poco más de tiempo y estoy acostumbrado a no llegar temprano a casa, nos armamos esta locura’”, cuenta. Ensayaban en el Rápido Sport, pasaron la Prueba de Admisión pero no clasificaron a la Liguilla. “Hicimos lo que pudimos. Ahí es que me enteré que sale mucha plata armar una murga para competir bien, hay que pagar y pagar y éramos pobres”, comenta.
Y aunque no se subió al escenario porque dice no poder cantar ni en la ducha, cumplió un sueño. “Es de esas cosas que está bueno sacarse las ganas y hacer una vez en la vida. Después voy a algún ensayo, al tablado o al Teatro de Verano alguna noche porque es muy difícil hacerlo compatible”, opina sobre la intensidad y los horarios del Carnaval.