"Diría de ella que es un poco la versión femenina de Iniesta en el FC Barcelona”. Esa fue la definición que dio Pep Guardiola, director técnico del Manchester City, de Aitana Bonmatí. La catalana viene de ganar el Balón de Oro femenino por segundo año consecutivo y la prensa especializada la califica como una de las mejores de todos los tiempos del fútbol femenino.
Aitana (26 años) ha ganado casi todo lo que le han puesto enfrente, ya sea como mediocampista del FC Barcelona o como integrante de la selección española, esa misma que el año pasado se quedó con el Mundial de Australia y Nueva Zelandia, aunque lo que más quedó resonando a nivel internacional fue el beso no consentido que Luis Rubiales, entonces presidente de la Federación Española de Fútbol, le dio a la futbolista Jenni Hermoso.
“Como sociedad no debemos permitir que se haga abuso de poder en una relación laboral ni faltas de respeto, así que desde mi compañera Jenni a todas las mujeres, estamos con vosotras”, se pronunció Aitana al recibir el premio a Mejor Jugadora del Año de la UEFA.
Es que la futbolista no solo destaca por las cosas increíbles que hace en cancha, sino también por su compromiso tanto en defensa de las condiciones de trabajo de sus colegas como con distintas causas sociales.
Entre lo primero, se ha manifestado más de una vez en el tema de las carencias que hay en el fútbol femenino tanto a nivel de infraestructura como en el estado de los campos de juego o los bajos salarios (como verán, no es solo un problema uruguayo). “Me gustaría que fuésemos un referente como país, pero estamos lejos de serlo aún”, señaló quien menciona a la liga inglesa como modelo a alcanzar.
Su activismo la tuvo como una de las 15 futbolistas que en 2022 renunció a defender a la selección española por los métodos del entrenador Jorge Vila y por las condiciones de funcionamiento. Finalmente fue ella una de las que bregó por acercar las partes y “La Roja” fue al Mundial.
En cuanto a las causas sociales, es embajadora de ACNUR (Agencia de la ONU para los refugiados) desde 2022, tema que hace visible no solo hablando sino también con acciones tales como lucir una camiseta con el lema “Cambia de opinión. Recibe a refugiados. Salva sus vidas”, tras ganar la Champions 2023.
Pasión desde niña
Bonmatí es el apellido de su madre y el que sus padres, Rosa y Vincent —profesores de lengua y literatura catalana—, siempre quisieron que llevara en primer lugar. Pero no pudieron concretarlo cuando Aitana nació, tuvieron que esperar hasta 2019, cuando se aprobó la ley. Su caso llegó hasta la televisión dado que en 1999 su madre denunció lo que le pasaba en el programa Bon día Catalunya.
Desde muy niña la incentivaron a leer y a estudiar. “Siempre he estado muy vinculada a los estudios, sobre todo a las lenguas (…) De hecho, la casa de mis padres no sé si es una casa o una biblioteca, y el hecho de leer y seguir aprendiendo me viene de su parte”, dijo alguna vez quien terminó formándose en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y haciendo un máster en Gestión Deportiva en el Johan Cruyff Institute.
Cuando Aitana tenía 7 años, sus padres la inscribieron en el CD Ribes, el club de fútbol de su pueblo, Sant Pere de Ribes (Barcelona). Pasó al CF Cubelles y era la única niña del equipo, lo que la obligó a jugar con varones.
“Siempre he pensado que esto me ha ayudado en mi formación y no lo cambiaría, puesto que fue muy positivo para mi desarrollo”, escribió en su libro autobiográfico Unidas somos más fuertes, prologado por su ídolo Xavi Hernández. Cuentan que ya en ese entonces se animaba a tirar caños y provocar así que sus jóvenes rivales le profirieran comentarios machistas.
Llegó al Fútbol Club Barcelona cuando cumplió 13 años y tres años después estaba debutando en la Primera del club culé. A partir de ahí a los elogios que ya venía cosechando desde hacía tiempo, se sumaron todo tipo de premios y reconocimientos (ver recuadro).
Consultada sobre si todos esos logros le han metido presión, reconoció que es una persona a la que le cuesta disfrutar del camino, pero no por lo que los demás esperan de ella sino por ser muy exigente consigo misma. “Un premio individual no me va a cambiar la vida en cuanto a querer siempre más, eso lo llevo de serie. Esa misma autoexigencia que me ha traído hasta aquí es la que también, a veces, me hace disfrutar poco”, confesó a Vogue España.
La terapia y la meditación la han ayudado con ese y otros temas.
Si bien es muy celosa de lo que hace puertas adentro de su casa, se sabe que le gusta la música catalana, tocar la guitarra, verse con sus amigos y viajar, aunque no lo puede hacer tanto como quisiera. Se define como una “chica de costumbres” que todos los días compra el pan en la panadería de su pueblo, y que le gusta el pastel de limón y el té matcha. Sus dos juegos de mesa favoritos son el Jenga y el Dixit.
Pero nada supera el orgullo de ver a las niñas de hoy vistiendo la camiseta con su número, el 14. “Es señal de que estoy haciendo las cosas bien y de que puedo ser un referente para niños, niñas y personas mayores. Creo que esto, al final, es lo que te queda. Cuando acabas la carrera habrás ganado una serie de títulos y premios, pero saber que has podido hacer feliz o inspirar a mucha gente es de lo más bonito que te da este deporte”, aseguró.
Campeona de todo y coleccionista de premios
El pasado lunes 28 de octubre, Aitana Bonmatí recibió el Balón de Oro femenino por segundo año consecutivo (premio para jugadores profesionales de fútbol otorgado anualmente por la revista francesa especializada France Football). Es el último —hasta ahora— de una gran cantidad de logros.
Con Barcelona, por ejemplo, ganó cinco Copas de la Reina, cinco Ligas, cuatro Supercopa y tres Ligas de Campeones de la UEFA. Con la selección española, en tanto, fue campeona en el Europeo Sub-17 y el Europeo Sub-19, y vicecampeona del Mundial Sub-20 2018. Con la mayor debutó en la Copa Mundial de 2019 y ganó el Mundial de 2023.
Ese año fue nombrada Deportista del Año en los Premios Laureus, convirtiéndose en la primera mujer de habla hispana y en la primera futbolista en alcanzar este reconocimiento.
Además, la FIFA le entregó el premio The Best.
“Siempre he tenido muy claro que, en este deporte, cuando se ganan premios individuales es gracias al trabajo colectivo. Al final, yo juego con muchas compañeras sin cuya labor en el campo sería imposible conseguir títulos de equipo, que son la antesala de los otros”, destacó la futbolista en entrevista con la revista Vogue.
Este año fue incluida entre las cien mujeres más influyentes del mundo, según la lista que elabora la cadena BBC.