EL PERSONAJE
Fue el mejor estratega que tuvo Gran Hermano y le debe al reality haber descubierto su vocación. Hoy está como panelista en el debate y es productor de Kuarzo Entertaiment.
El espíritu competitivo de quien quedó en la memoria de todos por haber sido el mejor jugador en la historia de Gran Hermano (GH) data de antaño. El padre de Gastón Trezeguet siempre cuenta que mientras su hijo fue niño quería ganar a toda costa y se esforzaba por dar vuelta los videojuegos. Tenía, además, el berretín de desafiar a la autoridad y transgredir las normas. No es casual que se haya tenido que cambiar de colegio siete veces. Eso sí, nunca se fue expulsado, siempre recibía la invitación a retirarse por notoria mala conducta.
Ser echado no es algo que le resuene. Todo lo contrario. Durante su estadía en la casa más famosa del Río de la Plata se encargó de correr del medio a todo rival con ingenio y astucia. Se confabuló con Eleonora González y juntos fueron dinamita. Oía charlas ajenas, observaba actitudes y si lograba descifrar el punto débil de su contrincante, ¡zas!: era boleta. A Gustavo Jodurcha, por ejemplo, le metió tantas fichas para que repensara qué hacía lejos de su hijo que el tipo terminó abandonando el juego en la séptima semana.
Trezeguet no ganó, salió tercero, pero cumplió su meta inicial: llegó a la final sin haber sido nominado nunca. No se llevó el premio mayor, es cierto, pero se mantiene en la mente de todos los que conocen el reality desde 2001 por haber sido el que mejor captó el espíritu del juego y por haber enriquecido la competencia.
-¿Por qué no ganaste?
-Era elprimer Gran Hermano y era imposible saber para dónde iba a tirar el público. Me la jugué a que les iba a copar el juego y nunca más errado. No sabía que iba a estar tan mal visto hacer estrategias o querer sacar a uno. Fui medio adelantado: ahora se valora el juego, hace 20 años era condenado. Me odiaba todo el mundo afuera. Si iba a placa me iba por malo, cuando hice lo que tenía que hacer. Pero adentro de la casa era amor eterno conmigo.
Fue tal el furor que al salir de la casa alguien de la producción le advirtió: ‘Puede ser que tu juego no haya sido muy bien visto y haya una opinión negativa’. La realidad es que en un mundo sin redes sociales ni haters, la mala vibra no lo alcanzó. “Cara a cara me tiraban buena onda, nunca me insultaron ni viví un rechazo”, asegura Trezeguet a Domingo vía Zoom.
Pionero
Tenía 20 años y andaba medio desnorteado. Estudiaba Administración de Empresas pero no tenía una vocación definida cuando se topó con el anuncio del casting de GH en televisión. Decidió ir para escapar de la rutina. “Dije: ‘Me anoto y si no quedo, ¿qué me importa?’ Tampoco era que tenía mucho que hacer en el día”, rememora.
No buscaba fama simplemente porque era la primera edición y no se sabía si alguien iba a ver el programa. Esa inocencia es historia vieja: “Ahora saben que entran a un programón, que van a hablar todos de ellos y es lo que buscan”, analiza.
En ese casting pasó algo que en el contexto social actual sería imposible de imaginar: Trezeguet ocultó su orientación sexual. “No lo dije por miedo a que no quisieran tocar el tema de la homosexualidad. Para mí me iba a jugar en contra, entonces me lo guardé”, confiesa.
En la casa, dice, lo contó porque sintió ganas, aunque lejos de querer embanderarse. Sin embargo, reconoce que para la época fue “un boom absoluto”.
“Utilicé el programa como una fuente de liberación personal. Afuera no lo había hablado con mis viejos, lo sabía solo mi círculo más íntimo”, revela.
-A la distancia y estando hoy en la vereda de la producción, ¿por qué creés que te eligieron como participante?
-Yo todavía no estaba roto. Era un niño de 20 años de colegios y universidades bien, que había viajado por el mundo, y era un perfil raro para GH. Me parece que me eligieron por ser joven y venir de otro palo, no del barro.
¡Qué jugador!
![Trezeguet junto a Eleonora, su mayor aliada en la casa.](https://el-pais.brightspotcdn.com/uploads/2022/11/04/6365045052f28.jpeg)
Imposible olvidar su romance con Eleonora en la casa más mediática. Él confirma que la química entre ellos existió, aunque no había nada carnal: solo se besaban porque sentían cariño. “Era una relación platónica, a mí no me atrae sexualmente una mujer”, señala.
Y cuenta que aquel compromiso entre ellos, donde los exparticipantes ingresaron a la casa en globo aerostático, también fue una jugada suya: “Estábamos tan cortos de comida que necesitábamos una fiesta para que entraran sandwichitos o algo”, justifica entre risas.
-Pasaron muchos participantes por las diez ediciones de GH, pero todos nos acordamos de vos, ¿por qué?
-Al ser el primero, fue un punto de inflexión en la televisión: el fenómeno que fue en 2001 no se compara con nada. Y junto con Tamara Paganini fuimos los dos participantes que más trascendimos. Hay un cariño. Si decís Gran Hermano te acordás de mí, de Tamara, de Marianela Mirra.
-¿Qué le diste al juego?
-Le di una forma de jugar sutil, manipuladora y que gustaba. Cuando salí me di cuenta de que muchos odiaban que les pareciera simpático: qué guacho, pero al mismo tiempo me divierte y me cae bien. Esa dualidad en el juego fue lo que le di.
Se divirtió tanto que no quería volver a la vida real. “Por favor, tres meses más”, pedía. “No quería irme, estaba chocho y en una etapa muy narcisista, me gustaba que me miraran”, apunta.
Un dato curioso: Marcelo Corazza, ganador de ese GH, tuvo que repartir el premio entre los cuatro finalistas (Tamara, Daniela Ballester y el propio Trezeguet) por haber ingresado como suplente en mitad del juego. Era 2001, plena crisis, los agarró el corralito, las monedas de emergencia y cuando al fin pudieron cobrar, dos años después, les quedaron chirolas.
“Parecía joda. Económicamente no hizo ninguna diferencia, lo que gané me lo gasté en dos meses”, asegura.
Morbo, voyeurismo y personajes que cautiven
Luego de la pandemia por covid-19, el encierro ya no es ajeno a nadie: todos supimos estar en una suerte de Gran Hermano. Sumado a eso, espiar la vida de los otros es moneda corriente en redes sociales. Aun así, el programa marca un promedio de 18 puntos de rating y está entre los más vistos en Argentina. Trezeguet atribuye la vigencia del formato a que somos todos psicólogos y voyeuristas: “Nos gusta analizar el juego, ponernos de un lado y criticar, obvio. Si nos ponen una cámara 24 horas por tres meses no zafa nadie de una actitud errónea. Pero a todos nos gusta verlo y nos da morbo”, se explaya quien sería público del reality aunque no estuviera en el debate.
Percibe que el prejuicio quedó atrás y que hoy está aceptado que te guste GH: “Por primera vez, lo está viendo gente que hace 10 años insultaba al programa”, afirma. Considera, además, que las historias de vida no alcanzan para ganar: “Hubo gente que estuvo presa, cartoneros, prostitutas y no todos llegaron”, dice. Y añade que el público hoy quiere algo más: “Que te enamore, que te atrape y quieras seguir el hilo de una persona, como pasa con los personajes de las series. Si a eso le sumás una historia que te guste es la combinación ideal”.
A flote
En la casa extrañaba a sus amigos, el ICQ (antiguo chat) y las salidas, así que lo primero que hizo cuando puso un pie afuera fue ir al boliche de moda. En ese entonces tenía 21 años pero “la vida loca” se le extendió bastante más de la cuenta.
“Me quedé prendido de la jodita hasta que en un momento estaba bailando solo en el boliche. Ni siquiera se lo adjudico al programa, me perdí yo. Apenas salí y por diez años, creo que me acuerdo de tres días. No supe en qué momento cortarla y hoy uno de mis mayores logros es haber salido (de esa situación)”, confiesa.
De 2001 a 2007, que fue cuando le propusieron ser productor de GH, no tuvo un empleo: no necesitaba trabajar, aunque tampoco quería ni podía.
-¿Qué te sacó? ¿Alguien te ayudó?
-Uno, no existe nada más que uno. Uno tiene que querer y, además, estar listo. Hubo momentos en que quería pero no tenía la fuerza, no estaba armado. Esa fuerza la vas adquiriendo con el tiempo. Me ayudaron mis amigos, mi familia, el canal, la producción. Estoy eternamente agradecido pero al final del día sos vos luchando contra vos. Por suerte zafé.
Dice que no se arrepiente de nada de lo que hizo porque él es cada uno de sus errores: “Llevo mis cicatrices con orgullo”.
Sus padres se separaron cuando él tenía 14 años, hizo terapia una década hasta que logró ayudarse a sí mismo o recurrir a un amigo: “Aprendí a vivir conmigo y mis emociones, y si un día explotan, a no castigarme tanto por los errores”, indica.
Hace poco hizo una terapia cognitiva conductual durante seis meses para solucionar un problema puntual referido a su peso: “Quiero luchar por mi estabilidad y mi salud por el resto de mis días”, afirma.
Vive feliz con su perro Toto y, hasta ahora, nunca se enamoró: “Sigo buscando pero no sufro. Paso bárbaro conmigo y mis amigos. Si tiene que ser sucederá y sino, no me parece que sea algo que te lleve a la infelicidad”, opina.
-¿Qué tan distinta hubiese sido tu vida si no entrabas a Gran Hermano?
-Seguramente infeliz, haciéndome el administrador de empresas atado a 12 horas adentro de una oficina, vuelto loco y con traje. Un horror.
Sus cosas
Su fiel aliada: La relación con Eleonora era auténtica, aunque no niega que le sirvió para el juego. Es la única amiga que le quedó del reality: “Se fue a vivir a Mar del Plata con su marido y su hijo pero hablamos todas las semanas. Nada que le importe menos que GH, a veces le mando algo, pero ella dio vuelta la página”, comenta.
Sus logros: Asegura que su medalla más importante es haber superado ciertas crisis. “Mi mayor orgullo es estar bien, trabajando como productor, tener mi casa, ser independiente, estar sano y hacer mis viajes”, enumera. Hace poco volvió de Europa, y planea seguir recorriendo el mundo y practicando esquí, sus dos pasiones.
Su vocación: Le debe a GH más que fama y diversión: descubrió el oficio de productor gracias al programa hace 15 años. Fue panelista del debate en todas las ediciones, y en 2007 lo convocaron para que se sumara a la producción. Le encantó la idea y se transformó en su vocación. Hoy está en el debate de Gran Hermano y trabaja para Kuarzo Entertainment.