Por Mariel Varela

Julieta González (20) conocía cuanto tipo de gimnasia existe pero nunca había oído hablar de la aeróbica, hasta que una amiga le propuso ir a probar una clase al gimnasio A+ y fue un camino de ida. Llegaron de Crocs y ropa no apta para entrenar, pero poco influyó en su desempeño: lograron hacer todos los ejercicios al pie de la letra. “Nos gustó tanto que al otro día volvimos y no nos fuimos más”, cuenta Julieta a Domingo.

Habla con entusiasmo y alegría y no es para menos. Es una de las 11 clasificadas del
gimnasio A+ -hay otras seis de otros gimnasios- al Campeonato Sudamericano de Gimnasia Aeróbica -a desarrollarse en Uruguay por primera vez, del 28 de junio al 3 de julio- y al Panamericano, que será del 6 al 12 de noviembre en Lima (Perú).

A muchas de ellas no es la primera vez que les toca representar a Uruguay en un certamen internacional. El año pasado participaron del Panamericano en Colombia y consiguieron un tercer puesto con el grupo Aerodance.

Julieta no olvidará jamás su emoción al ver las banderas celestes previo al embarque. “Como íbamos con el uniforme por los aeropuertos todos decían ‘mirá las uruguayas’”, dice orgullosa.

Florencia Alpuy (30) es otra de las que clasificó a ambas competencias internacionales y se siente afortunada de poder vivir la experiencia. “Es un orgullo representar al país y una enorme responsabilidad que se vive desde el momento en que estás entrando en calor con la banderita de tu país en tu malla hasta que termina el torneo, te subís a un avión y te preguntan cómo te fue o te vas con la medalla”, comenta quien también es docente de gimnasia aeróbica en A+.

En septiembre del 2024 habrá un Mundial de Gimnasia Aeróbica en Italia y estas atletas ya han puesto la mira en conseguir un lugar ahí. “Nunca fuimos a un mundial FIG (Federación Internacional de Gimnasia) y queremos hacer el intento. Los puntajes son los mismos pero lo más complejo es afrontar los gastos”, declara Florencia.

Foto: Marcelo Swarcfiter.

Es que no todo son flores y espejitos de colores en este asunto de ir a representar a Uruguay con el deporte que les apasiona. Hay un lado B en esta historia y se llama sacrificio (físico y económico).

Las gimnastas adultas de elite entrenan todos los días tres o cuatro horas cada vez; el grupo de aerodance lo hace tres o cuatro veces por semana durante tres horas, al igual que las deportistas más pequeñas.

Julieta, por ejemplo, cursa dos carreras (Medicina y Educación Física), entrena aeróbica y también da clases en A+. Compaginar los horarios no es simple, aunque sarna con gusto no pica. “Este es mi lugar para escapar de todo el estrés del estudio: llegás acá y despejás”, confiesa.

Florencia pasa el día entero en el gimnasio: entrena de mañana, algunas veces hace doble turno y da clases hasta las 20:00. Pero este deporte es su vida desde los 4 años, no lo cambia por nada y está convencida de que poder intercambiar con atletas de gran nivel del mundo entero no tiene precio.

Lo que sí tiene precio y es alto es financiar la participación en los torneos. Viajar a Colombia en 2022 les salió US$ 1.500 por cabeza y tuvieron que hacerse cargo del 100% del costo ellas, porque no reciben ningún apoyo.

Vendieron rifas, organizaron matinés (con comida casera hecha por las mamás), ferias americanas, dormilonas, muestras y hasta subastaron las camisetas de Peñarol y Nacional autografiadas por los jugadores. El dinero recaudado lo usaron pagar las inscripciones y el alojamiento en Colombia, pero no llegaron a cubrir el pasaje (US$ 750 por cabeza).

Deberán volver a repetir el esfuerzo si quieren decir presente en el Sudamericano en Punta del Este (necesitan US$ 500 cada una), y redoblar la apuesta si desean ir hasta Perú en noviembre (vale otros US$ 1.500).

“Queremos invitar a la gente a que se acerque a Maldonado y apoye, ya que por primera vez podríamos tener una hinchada. Está bueno que se acerquen y sepan que estamos trabajando un montón para dar lo mejor. Es sacrificado porque hay queentrenar pila de horas, juntar la plata pero es de las cosas que más nos gusta hacer. Yo lo hago desde los 4 años y lo hago con placer. Disfruto más allá del sacrificio, las lesiones, los dolores y la plata”, cierra Florencia.

Noticias y expectativas

Foto: Marcelo Swarcfiter.

Si bien estas deportistas no reciben ayuda económica -pública o privada- para poder desarrollarse en gimnasia aeróbica y tienen que organizar movidas por su cuenta que les permitan recaudar los fondos necesarios para competir en el exterior, este año las sorprendió una grata noticia. El Comité Olímpico Uruguayo compró el piso oficial que se usa en los torneos internacionales -antes ningún gimnasio en Uruguay lo tenía- y lo colocará en un espacio neutral para que los atletas puedan turnarse y entrenar allí. La iniciativa redundará en mejoras a nivel competitivo. “Era una desventaja a la hora de competir porque nunca entrenábamos en el piso correcto. Llegábamos allá a probar el piso y probar suerte”, reconoce Florencia Alpuy.

Más allá del esfuerzo que implica estudiar, trabajar, entrenar duro para alcanzar el nivel internacional y moverse para recaudar fondos para viajar, decir presente en estos torneos siempre vale la pena. “Tenés contacto con otros entrenadores y otros atletas que están a muy buen nivel, entonces es una experiencia muy buena. No es solo ir a competir y lo que puedas crecer en el escenario, sino todo lo que intercambiás y absorbés de compartir con atletas sudamericanos que han logrado podios en mundiales. En general, las más chicas vuelven muy motivadas”, cuenta la gimnasta y docente.

¿Expectativa para lo que se viene? “Lo que uno espera en los sudamericanos y panamericanos es pasar a la final porque pasan siempre dos por país y hay mucha competencia. Aspiramos es hacer una buena actuación, acorde a lo que entrenamos, y si además se pasa a la final, mejor. En algunas categorías sabemos que son menos, entonces hay más chances de podio, como los Aerodance, pero en las Individuales y las Deportivas la meta es pasar a la final y ver qué pasa”, comenta Florencia.