Gonzalo Moratorio: "Pensemos con ciencia; vamos a ganar"

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Gonzalo Moratorio, uno de los científicos más importantes del 2020
Moratoria y Pilar Moreno 20201221, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

EL PERSONAJE

Se apasionó con los virus a los 12 años; hoy es uno de los líderes de la investigación sobre SARS-CoV-2 en el país; distinguido por Nature, aboga por más recursos para la ciencia.

Gonzalo Moratorio, recién egresado del Liceo San Juan Bautista, tenía unos dólares ahorrados, la mayoría regalada por sus padres; algo así como US$ 800. La cantidad le alcanzó para comprar un chasis de un jeep Land Rover del año 1950 que, a decir verdad, estaba todo estropeado. Tuvo que esperar que su madre, transportista escolar de toda la vida, cambiara el motor a nafta de su camioneta para ponérselo a su vehículo. “¡Ahí viene la nave!, ¡ahí viene la nave!”, era el grito de Héctor, quien hasta el día de hoy cuida el estacionamiento de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, cuando veía llegar a este futuro virólogo en un auto que tenía la parte de atrás inclinada hacia el suelo por el peso de todos los pasajeros y con una amenaza constante de quedarse sin frenos (hasta que una vez le pasó).

En 2001, Moratorio se anotó en dos facultades: en la de Ciencias y en la de Medicina. Pronto se decidió por la primera. Él dice que no tuvo “el coraje suficiente para estar tan cerca de la línea de fuego”. Lo típico: sangre, disecciones…

Pero aquel edificio de Malvín Norte le ofrecía otra cosa. “Es una de las pocas facultades donde sos un numerito durante muy poco tiempo porque la ciencia necesita una relación de discípulo y maestro; después de un primer año muy duro, uno empieza a ser Gonzalo y eso es algo muy exclusivo”, apunta.

Así, desde el profesor hasta la bibiotecaria saben, por ejemplo, que Gonzalo es el mayor de tres hermanos varones, todos hinchas de Nacional, y su perro es un border collie llamado Omar.

El trato personalizado, el trato con colegas y el trato con mentores son lo que sostiene carreras que en Uruguay pueden parecer ingratas e ignoradas por el gobierno e inclusivo por la sociedad. Neglected fue el término que usó: algo que no recibe la suficiente atención.

Eso es posible por una fuerza que recibe el nombre de vocación o pasión. “Cuando hacés las cosas motivadas por la pasión es cuando, realmente, sacás lo mejor de vos y la Facultad de Ciencias es eso: un cúmulo de pasiones”.

La pasión

Su pasión son los virus. Y hoy lidera junto a Pilar Moreno el Laboratorio de Evolución Experimental de Virus del Institut Pasteur de Montevideo. ¿Qué le atrapa tanto? “Su sencillez”, no duda en responder. Estos no son más que material genético, proteínas, algunos lípidos y algún otro componente. ¿Y por qué han puesto sistemáticamente en jaque a la humanidad si son tan simples?: “Porque allí radica su complejidad”. Y, con todo, pueden ser difíciles de entender y, por lo tanto, de controlar y de erradicar.

Moratorio lo explica así: “Los virus han desafiado lo que serían las ‘leyes de la gravedad’ de lo que creíamos a nivel biológico. Han ido en sentido inverso en cuanto a la manera de expresar su información; de alguna manera han sido agentes o entidades que, no son malas únicamente, sino que son necesarias”.

Hagamos una parada acá. ¿Cómo? Pues sí; basta el ejemplo que dio de la vejiga, un tejido que tiene la capacidad de dilatarse cuando se llena de orina, según un mecanismo “que se zambulló en nuestro genoma hace miles de años” gracias a los virus que se la dieron a las células.

También existen los bacteriófagos (o fagos), que casi no tienen prensa, pero se perfilan como la solución contra las bacterias resistentes a los antibióticos.

El problema son aquellos virus que pueden ser devastadores para el ser humano. Algunos son muy conocidos como el VIH, el ébola, el dengue y, por supuesto, el SARS-CoV-2, causante de la pandemia del coronavirus.Cualquiera de estos desencadena procesos “extremadamente complejos para lidiar con el sistema inmune, para evadirlo, para escaparse”.

Pero es su forma de sobrevivir. “Los virus explotan absolutamente todos los mecanismos conocidos de generación de variabilidad genética; han logrado algo mucho más importante que tener un lugar en el árbol de la vida: aquel conformado por el reino animal, vegetal, de los hongos y de las bacterias; ellos han logrado no estar ahí pero infectan absolutamente todo lo que tiene vida en este planeta y eso es una maravilla como estrategia”.

Las seres humanos somos simplemente el hábitat de los virus. Quizás, si tuvieran elección, preferirían que los infectados no murieran para que pudieran seguir albergándolos.

“En esta cruzada que llevan los virus, andá a saber desde hace cuánto tiempo en el planeta, hay diferentes estrategias y, claramente, no ser un virus extremadamente letal es una. A nivel poblacional, el terminar con tu hospedero de forma abrupta es terminar también con la capacidad de seguir diseminándote”.

Cazador de coronavirus

“Es realmente un momento muy atípico para hacer todo lo que hacemos. Inclusive en las redes. Yo llegué a Uruguay —en 2018— con mi Twitter en el que tenía muy poco gente de habla hispana, porque era una red que había hecho en 2012, cuando estaba en París, y la usaba exclusivamente de forma profesional para intercambiar opiniones con científicos, con editores de revistas, polemizar pero con evidencia científica. Y de un día para el otro explota y me encuentro con una herramienta en la que, alguna sugerencia o recomendación desde la evidencia científica, es escuchada y es retuiteada”, cuenta.

Justamente fue por Twitter que el presidente de la República lo felicitó por el reconocimiento de Nature. Y Moratorio le respondió: “Muchas gracias por tus palabras, Luis. Ojalá tu gobierno pueda apoyar el desarrollo de la ciencia y la tecnología”. Muchos dijeron que fue un tiro por elevación. “Si se entendió eso, está bien”, bromea. Hubo algunos enojos y algunos reproches. Pero no era la primera vez que Moratorio le pegaba “el mangazo”, como dijo el propio mandatario en una visita al Institut Pasteur de Montevideo en abril para conocer los laboratorios, ni el comentario de Twitter va a ser el último: “En el contexto latinoamericano somos lo que menos invertimos en ciencia y tecnología. No se trata de dar recursos a la bartola, sino de imponer mecanismos de gestión y de evaluación que indican que estos recursos mejoran en tiempos estimados la calidad, no solo la cantidad, de las publicaciones y que estas impactan directamente a través de patentes, a través de startups tecnológicas, a través del conocimiento que es volcado a distintos sectores productivos. Lo único que pasa es que la ciencia tiene sus tiempos y hay que esperarla”.

Quizás esta sea una de las lecciones de 2020, una que se aprendió un tanto por las malas. La ciencia no puede continuar siendo neglected. “Es hora de darle el lugar que nunca ha tenido la ciencia. Ha sido siempre la olvidada y hoy es fundamental para moverse en cualquier decisión. Pensemos con ciencia en todo lo que hacemos; claramente vamos a ganar”.

La facultad "charter"
Gonzalo Moratorio

La frase que se cita en el texto principal de esta nota, la que dice: “La Facultad de Ciencias es eso: un cúmulo de pasiones”, en realidad, fue cortada. Aquí va entera: “La Facultad de Ciencias es eso: un cúmulo de pasiones y también es un charter”.

A juicio de Gonzalo Moratorio, cada estudiante ingresa sabiendo que, en algún momento, dejará el país para hacer un doctorado o posdoctorado. Algunos quieren volver, como él, que quería tener su propio laboratorio de investigación en Uruguay; otros no. “Uno entra (a la facultad) y sabe que tiene que irse pero no porque no haya oportunidades en Uruguay; tiene que irse al igual que el estadounidense se cambia de estado o se va a Alemania o a Inglaterra y el francés se va a Estados Unidos. La carrera del científico es una de las pocas carreras que no necesita homologar el título; es universal. Yo puedo ejercer en todo el mundo. Y por eso la ciencia tiene que ser libre y debe democratizarse”, apunta. Moratorio tiene más de 15 años de experiencia trabajando en la evolución de virus, de los cuales cinco fueron en su posdoctorado en el Laboratorio de Marco Vignuzzi en el Departamento de Virología del Institut Pasteur de París.

SUS COSAS

FÚTBOL Y SURF. Aunque el trabajo ha sido intenso, Gonzalo Moratorio ha mantenido una de sus ocupaciones: este año continuó siendo el director técnico de Arquitectura Juniors, un club de la Liga Universitaria. También hace surf, al que reconoce como una “terapia”. A veces sale a las 5 de la mañana para estar a las 10 en el laboratorio.

VERANOS ETERNOS. Sus padres siempre han tenido una casa en Parque del Plata. Como su madre siempre se ha dedicado al transporte escolar, tenía todo el verano libre. Gonzalo Moratorio pasaba “veranos eternos” en el balneario. Tanto así que se siente de Montevideo y de Parque del Plata en la misma proporción.

EPIDEMIA. Vio la película Epidemia (de Wolfgang Petersen) cuando tenía 12 años. Fue el momento en el que le comenzó a interesar la ciencia y los virus. En el film, Sam Daniels (Dustin Hoffman) llega a Zaire para investigar una epidemia que el gobierno de Estados Unidos ha mantenido oculta por 30 años y debe encontrar una cura.

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