Gusanos, crustáceos y tardígrados: la vida invisible que nos acompaña en la playa

Bajo nuestros pies, un mundo oculto de pequeños invertebrados mantiene el equilibrio ecológico de las playas, desempeñando un papel crucial en los ecosistemas costeros.

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poliquetos meiofauna playa
Los poliquetos son gusanos segmentados
Noelia Kandratavicius

Han estado en el espacio exterior y probablemente sobrevivirían a un apocalipsis. Pero entre una hazaña y otra, aquí están, viviendo debajo de la toalla que acaba de colocar en la playa. Los tardígrados, también conocidos como “osos de agua” y famosos por su peculiar carisma, son quizás los organismos más emblemáticos de un mundo invisible con el que comparte cada verano: la meiofauna.

“Son todos los pequeños invertebrados que viven entre los granos de arena o de sedimento y que pasan totalmente desapercibidos por su tamaño. Son bien chiquitititos”, explica Noelia Kandratavicius, investigadora del Laboratorio de Oceanografía y Ecología Marina de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y de Pedeciba Geociencias, alargando el diminutivo para ilustrar mejor la idea.

tardígrados meiofauna playas
Los tardígrados también son conocidos como "osos de agua"
Bruno Gorostidi

Este grupo incluye animales que miden entre 0,5 milímetros y 0,063 milímetros, como los nematodos (gusanos redondos), copépodos (crustáceos microscópicos) o poliquetos (gusanos segmentados). Pueden acumularse por millones en cada metro cuadrado de arena, así que es bastante probable que “pise unos cuantos” o incluso se los lleve consigo en el traje de baño.

Una reciente investigación de maestría de Bernardo Leite, que identificó las especies ocultas en varias playas de Montevideo, encontró una densidad media de 344,64 individuos de meiofauna por 10 centímetros cuadrados (calcule que una toalla de playa estándar ronda los 18.000 centímetros cuadrados).

Pero no hay razón para sentir miedo ni asco (al fin y al cabo, duerme todos los días junto a ácaros sin siquiera notarlo). La meiofauna desempeña diversas funciones ecológicas, y su presencia, diversidad y densidad son indicadores clave dela salud de la playa que visita cada verano.

“Al estar en un contacto tan íntimo con el sedimento, son testigos de lo que se deposita allí, incluidos contaminantes de todo tipo. Como permanecen prácticamente inmóviles y se desplazan muy poco, nos permiten reconstruir la historia de lo que ha ocurrido en ese ambiente a lo largo del tiempo”, explica Kandratavicius.

meiofauna arroyo solís
Investigadores de Facultad de Ciencia en experimento sobre meiofauna en arroyo Solís chico
Noelia Kandratavicius

Mundo desconocido.

En las playas estudiadas por Kandratavicius y sus colegas, los nematodos son los representantes más abundantes de la meiofauna. “Son unos gusanitos como un cabello”, los describe, aunque son imperceptibles a simple vista. Eso sí, forman el cuarto filo (subdivisión básica) más grande del reino animal, con más de 25.000 especies registradas y un número estimado mucho mayor, posiblemente 500.000. Una de ellas, Caenorhabditis elegans, ha sido clave para la obtención de cuatro premios Nobel: esta especie ha ayudado a los científicos a comprender cómo las células sanas reciben la orden de autodestruirse y cómo este proceso falla en enfermedades como el SIDA, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades neurodegenerativas.

¿Quiere saber cuántos nematodos pueden encontrarse, por ejemplo, en 10 centímetros cuadrados de arena? Estudios realizados durante la tesis de Bruno Gorostidi en playas de Montevideo (Capurro y Punta Yeguas), Colonia (Playa Honda y Matamoras) y Rocha (La Coronilla y Punta La Coronilla) hallaron una media de 1.670 ± 960 individuos.

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Un neomatado macho
Noelia Kandratavicius

Además, los nematodos desempeñan un rol crucial como indicadores de impacto ambiental. En playas altamente degradadas, como Capurro, estos organismos dominan la meiofauna, pero con una baja diversidad tanto a nivel de géneros como de especies. “La estructura de la comunidad de nematodos cambia en función del grado de eutrofización del ambiente”, enseña la bióloga en diálogo con Domingo.

Si los nematodos son el grupo dominante, ¿quiénes lo siguen? Los copépodos y los poliquetos ocupan los siguientes lugares, pero no están solos. También hay gasterópodos que, si estaba impresionado por acostarse sobre gusanitos, querrá saber que estos son caracolitos y almejas. Los turbelarios, conocidos como gusanos planos, también forman parte de este grupo. De ellos se conocen miles de especies en todo el mundo, y algunos (como otros individuos de la meiofauna) llevan una vida asociada a otros animales marinos, ya sea como huéspedes simbióticos, comensales o incluso parásitos.

turbelarios meiofauna playas
Los turbelarios son conocidos como gusanos planos
Noelia Kandratavicius

Menos frecuentes en playas locales son los taxones Ostracoda (otros crustáceos diminutos), Annelida (gusanos segmentados) y Tardigrada (los simpáticos “ositos de agua” de ocho patas). El problema aquí es que estos son más sensibles a los impactos ambientales, por lo tanto, su ausencia o escasez en una playa puede indicar un grave problema de degradación.

En los sedimentos, estos diminutos organismos facilitan el trabajo de las bacterias, permitiendo que la materia orgánica vuelva a ser aprovechable, un paso crucial en el reciclaje de nutrientes. Además, este grupo animal, que pasa desapercibido incluso mientras nos acompaña en nuestras vacaciones en la playa, ocupa un lugar esencial en las cadenas tróficas. Sirve de alimento para organismos más grandes, que a su vez sostienen a otros, asegurando así el equilibrio y la dinámica de los ecosistemas. Así que, la próxima vez que camine por la orilla o extienda su toalla en la arena, recuerde que, bajo sus pies, late un mundo oculto y fascinante que sostiene el equilibrio natural de todo lo que lo rodea.

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