Hija del capitán del Graf Spee pidió a Lacalle Pou que exhiba el águila

La hija de Hans Langsdorff envió una carta al presidente pidiéndole que la ponga en un museo. Una postura similar sostiene el Museo del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén.

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El momento en que rescatan el águila del Graf Spee. Foto: Archivo El País

Transformar el águila del Graf Spee en una paloma de la paz como proponía el presidente Luis Lacalle Pou fue una idea que tuvo un vuelo muy corto. ¿Qué hacer ahora con esta pieza única de la Segunda Guerra Mundial? ¿Qué piensa el gobierno y qué ideas hay sobre la mesa?

Objetos vinculados al nazismo forman parte de las colecciones de algunos de los más importantes museos del mundo. Y eso es porque más allá de su sombrío pasado, son parte de la historia. Su destrucción daría un mensaje instantáneo, aunque no duradero. Por eso, el campo de exterminio de Auschwitz o la Zona Cero de Nueva York se han transformado en paseos turísticos, como testigos silenciosos de historias que nadie quisiera repetir. ¿Hay que demoler el Coliseo Romano porque allí fueron asesinadas miles de personas? ¿Es correcto que un artista destruya una obra de arte para construir una propia? Preguntas como estas jalonaron la discusión en torno a la propuesta de Lacalle Pou. Y su idea pasó rápidamente a ser criticada desde ámbitos académicos, políticos y sociales, hasta que el mandatario, sensible al reclamo, terminó por encajonarla.

El gobierno se quemó con leche con este proyecto. Y no piensa darle ningún otro destino a la pieza en lo que queda de la actual administración, confirmaron a Domingo fuentes del Poder Ejecutivo. “La idea no prosperó, por lo que en este período no habrá innovación”, aseguraron las fuentes.

Mientras esto ocurre, sigue vigente un reclamo del particular que en su momento obtuvo el permiso para extraer el águila del lecho marino: Alfredo Etchegaray. Según dijo el empresario a Domingo, el Estado fue citado a conciliación para el próximo 7 de febrero, en un reclamo por US$ 25 millones.

“Lo único que pretendo es que se cumpla con la justa compensación y que el águila tenga un destino académico-cultural que contribuya a la reflexión para no repetir los errores y horrores del pasado. Y que también sea un aporte a la promoción del turismo y el marketing de Uruguay, con una exposición itinerante que visite las grandes capitales del mundo. Incluso se podría hacer una serie para Netflix”, reflexionó Etchegaray. Y agregó: “Estoy seguro que el presidente de la República considera esta situación como una gran injusticia”.

Según supo Domingo, antes de proponer la fundición del águila para que el escultor Pablo Atchugarry hiciera una paloma de la paz, el mandatario convocó a Etchegaray para hacerle un ofrecimiento económico por su reclamo sobre los derechos de la pieza, el cual fue aceptado por el ex relacionista público. Sin embargo, Lacalle Pou se habría comunicado después con él para comunicarle que el inversor con el que contaba para concretar ese ofrecimiento se había bajado del proyecto.

Águila del navío de la Alemania nazi Admiral Graf Spee, hundido en el puerto de Montevideo en 1932
Águila del Graf Spee, en la única oportunidad en la que fue exhibida en el hotel Palladium del Buceo.
Foto: AFP

Carta de la hija de Langsdorff

La propuesta de fundir el mascarón de popa de bronce para hacer una paloma generó las más variadas reacciones. Una de ellas fue de la hija del comandante del Graf Spee, la doctora Inge Nedden-Langsdorff, quien envió una carta personal a Lacalle Pou.

En la misiva, a la cual tuvo acceso Domingo, le solicita que conserve el símbolo y lo exhiba junto a otras piezas de gran porte extraídas del buque (telémetro, ancla y cañón de 15 centímetros que se encuentra en el Museo Naval de Montevideo).

Nedden-Langsdorff agrega en su carta que en ámbito de esta institución de la Armada se realizan las reuniones conmemorativas de la Batalla del Río de la Plata, a las que asisten familiares de los extripulantes del Graf Spee y de los buques aliados que lo enfrentaron aquel 13 de diciembre de 1939. Incluso personas vinculadas al crucero Achilles suelen viajar desde Nueva Zelanda para asistir a las ceremonias.

El historiador e integrante del Círculo de extripulantes del Admiral Graf Spee de Alemania, Daniel Acosta y Lara, comentó a Domingo que “lo mejor sería juntar todas las piezas del buque en un solo museo”.

El experto incluso habló del tema con el director general de la Comisión de Patrimonio, William Rey, a quien le manifestó su rechazo por el hecho de que un ancla del buque haya sido trasladada desde Montevideo a Punta del Este. Acosta y Lara sostiene que la pieza de fondeo, extraída del río en 1943 (en una operación de rescate que le costó la vida a 23 marinos), no debería haber sido llevada a la ciudad esteña. Dice que la batalla no ocurrió frente a Punta del Este -como algunos todavía sostienen- y que se debería haber respetado el monumento que, desde la década de 1960, existía en el puerto de Montevideo con esa pieza.

“El águila, así como los otros objetos recuperados del Graf Spee, deben ponerse bajo la protección que supone la declaración de patrimonio nacional y agregarse al acervo que ya posee el Museo Naval. El mismo dispone del espacio y de los técnicos que requiere la exhibición de este objeto de características tan particulares. Ello atraerá a muchos turistas, pero también convertirá a esta institución en referencia mundial del tema Graf Spee y Batalla del Río de la Plata”, opinó el investigador uruguayo.

“De acuerdo a lo declarado por el doctor Willy Rey, director de la Comisión de Patrimonio, el hecho de tener todos los objetos y documentación vinculados con el Graf Spee bajo la protección de la Armada facilitará el proceso de declaración de patrimonio nacional y terminará con el constante ir y venir de las piezas por todo el país”, destacó Acosta y Lara.

El capitán Langsdorff ordenó echar a pique el acorazado el 17 de diciembre de 1939. Foto: AFP
El capitán Langsdorff ordenó echar a pique el acorazado el 17 de diciembre de 1939.
STR/AFP

Museo judío a favor de exhibir

Se podrá pensar que la mayoría de los comentarios en contra de que se exhiba el águila nazi en un museo provienen de la comunidad judía, pero esto no es así. A fines del año pasado, Rafael Kaufman, rabino y guía del Museo del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén, le envió una carta a Alfredo Etchegaray en la que le expresa sus deseos de que el águila del Graf Spee pueda ser exhibida al público en una institución cultural de Uruguay o el extranjero.

“Yo creo que no hay ningún inconveniente en que sea mostrada una esvástica, porque es mostrada como un símbolo negativo, no es para que antisemitas la utilicen, sino para mostrar lo negativo y nefasto que fue para el mundo toda la época del nazismo”, escribió Kaufman. Y agregó: “Así como en el museo de Yad Vashem no hay uniformes nazis; pero sí hay banderas con esvásticas originales de la época del nazismo y no dejan de colocarlas ahí, aunque sea un poco violento”.

Políticos en la misma línea

Las críticas a la idea de Lacalle Pou de fundir el águila nazi provinieron de todos los partidos políticos. El diputado colorado Ope Pasquet publicó en su cuenta de Twitter que no estaba de acuerdo con el proyecto de transformarla en una paloma. “Uruguay es dueño del águila, pero no de la terrible historia que ella simboliza. Habría que donársela a Alemania, para que sean los alemanes quienes ajusten cuentas con su pasado”, escribió. En tanto el senador y líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, propuso que el mascarón de popa del acorazado alemán sea exhibido en un museo.

En agosto del año pasado, el edil frenteamplista Gustavo Ripoll hizo un planteo ante la Junta Departamental de Montevideo para que la pieza pueda ser exhibida. “Esto genera controversia, porque (el águila) contiene una esvástica. Por ejemplo, en enero del 2022 un empresario argentino dijo que si él la pudiera comprar la volaría en mil pedazos para desintegrarla. Y un año después nuestro presidente propuso fundirla, con la ayuda de un artista, para transformarla en paloma. Bueno, depredador y presa… Es como proponer que después la paloma sea transformada en lombriz. No tiene sentido destruir una pieza tan valiosa cuando el Museo del Holocausto, en Israel, exhibe piezas de los nazis, uniformes de Hitler, cuadros y piezas del escritorio de Hitler, y nadie se horroriza por eso”, indicó.

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El águila del Graf Spee con su rescatista, el buzo Héctor Bado, ya fallecido.

Ámbito cultural y académico

La subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura, la historiadora Ana Ribeiro (quien además preside la Comisión de Patrimonio Histórico), se mostró contraria al proyecto presentado por Luis Lacalle Pou. Esta opinión, seguramente, pesó en la decisión final que tomó el mandatario.

Otro historiador que se pronunció a favor de preservar la pieza fue el comunicador Diego Delgrossi: “(Fundirla) es un desatino antihistórico, por no decir un disparate. Es una pieza histórica única en su género, representa lo que representa y así debe ser conservada. ¡Miren si México convierte sus piedras de sacrificio aztecas en mesas para camping! La conversión en paloma de la paz (…) demuestra falta total de sentido histórico de restos arqueológicos recientes”, escribió.

También se expresó en contra de destruir el mascarón de popa del Graf Spee el publicista y escritor Claudio Invernizzi: “Esa águila, tan brutal y amenazante, es una señal histórica de la barbarie a la que es capaz de llegar la especie. Transformar un pájaro no transforma a la humanidad, la disimula. Y borrar la simbología del horror, alienta al horror. Águila fue. Que águila quede”.

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