Raúl Schiaffino se acuerda que cuando era niño, cada vez que pasaba por la esquina de Gabriel Pereira y Berro, señalaba un edificio y decía: “Este edificio es de mi tío”. El inmueble era fácil de identificar porque además tenía el nombre de Milán, el equipo italiano en el que Juan Alberto Schiaffino jugó y brilló durante ocho años. Desde hace unas semanas ya no quedan dudas de ese dato porque por iniciativa de la heladería Los Trovadores hay una inmensa placa que identifica el lugar.
“Gustavo me llamó para comentarme la idea y la verdad que me pareció fantástico”, cuenta Raúl a Domingo sobre la charla que tuvo con Gustavo Padula, dueño de la heladería que desde hace 28 años está instalada en un local que perteneció también a Pepe Schiaffino.
Al principio le resultó un poco loco todo, pero las características de su ideólogo le permitieron confiar en que se terminaría concretando.
“Gustavo es una persona sumamente proactiva, creativa, y realmente hace lo que se propone”, asegura Raúl y no se equivoca. En 10 días estaba todo finiquitado.
“Hablé con un amigo pintor que me recomendó alguien que hace unas plaquetas hermosas, que a su vez me trajo a Eduardo Rivas, que publicó el libro La memoria de Schiaffino. Llamamos a Editorial Planeta y organizamos la inauguración y la presentación del libro”, relata el propio Gustavo sobre el día en que con unos pocos amigos y vecinos del barrio como invitados —como lo quería el heladero—, además de la Embajada de Italia, se descubrió la placa que se encuentra a la entrada del edificio de Gabriel Pereira 3208.
“El edificio ya no tenía ni las letras de ‘Milán’ porque hacía años que se había roto el mármol. Así que dije: ‘Qué mejor momento que regalarle las letras en dorado también’”, apunta.
Tanto Gustavo como Raúl se sorprendieron bastante con el tamaño de la plaqueta, pero terminaron coincidiendo que era el perfecto homenaje para una de las leyendas del fútbol uruguayo en un país al que le cuesta celebrar a sus figuras destacadas.
Dada la cantidad de gente que se ha acercado a ver la obra y sacarse fotos con ella es que ambos piensan que sería una buena idea que formara parte de un circuito turístico, de esos que hay muchos en otros países y que en el nuestro aún son incipientes.
Campeón mundial y leyenda del fútbol
Juan Alberto Schiaffino (1925-2002), conocido popularmente como Pepe Schiaffino, jugaba al fútbol como mediocampista. Fue reconocido por la IFFHS (International Federation of Football History and Statistics) como el mejor futbolista uruguayo de la historia y uno de los mejores del siglo XX.
Fue el conductor de la selección uruguaya que ganó el Mundial de Brasil de 1950 y que luego ocupó el cuarto puesto en el Mundial de Suiza 1954.
Como obtuvo la ciudadanía italiana, también formó parte de la selección azzurra.
A nivel de clubes, fue un destacado jugador tanto de Peñarol como del Milan y de la Roma. Logró 33 títulos de campeón, de los cuales cinco fueron de carácter internacional.
Este año el periodista deportivo Eduardo Rivas publicó La memoria de Schiaffino (Planeta), “una mirada íntima, analítica y especialmente lúcida no solo sobre el triunfo en el Mundial de 1950, sino también sobre la campaña de 1954 en Suiza, la evolución táctica del fútbol moderno y el peso de ciertas tradiciones arraigadas en nuestro imaginario”, según se describe en el propio libro.
Rivas cuenta en la introducción que se topó con este jugoso material en una visita que le hizo al sobrino del futbolista, Raúl Schiaffino, para la realización del documental Maracaná desde el alma (Canal 4). Al pedirle algún objeto o fotografía que pudiera ser de utilidad, Raúl primero dijo que no tenía, pero ya cuando el periodista se estaba marchando, recordó que guardaba una carpeta con una cantidad de notas y dibujos. Eran el borrador de unas memorias que Schiaffino había escrito, pero no llegó a publicar. Son las que finalmente se convirtieron en el libro del que Rivas fue compilador.
Recuerdos
Raúl comenta que nació el mismo año en que Schiaffino comenzó a proyectar la construcción de este edificio. “Mi tío estuvo en Italia hasta el año 1962, pero en 1961 ya estaba pensando en volver y mandó a hacer este edificio al arquitecto Raúl Sichero como una inversión, porque se dedicó un poco a los negocios inmobiliarios. Incluso llegó a vivir alrededor de un año ahí, mientras le hacían su casa de Punta Gorda”, relata.
Cuenta que fue vendiendo los apartamentos de a poco —una cuñada vivió allí muchos años— y solo se quedó con los locales comerciales de alrededor. Uno de ellos es el de la esquina, que Los Trovadores ocupa desde hace 28 años (antes estaba a la vuelta, donde hoy hay un supermercado Frog).
“Cuando lo alquilé me enteré que era de Schiaffino, que vino varias veces a ver cómo quedó la heladería”, señala Gustavo. A los dos años ya le propuso comprárselo. “Recién él empezaba a tener Alzheimer y su esposa Angélica, divina, le dijo: ‘Pepe, vamos a venderle el local a Gustavo que es un crack, siempre nos pagó en fecha”, añade quien siempre quedó sumamente agradecido con ese gesto.
Los otros dos locales comerciales —donde están la tienda de ropa Pepita Dash y la cafetería Dulce Aroma— pasaron como herencia a los cuatro sobrinos de Schiaffino, tres por parte de su esposa y uno —Raúl— hijo de su hermano Raúl “el Toto”, también recordado futbolista.
Todos son datos históricos que desde el pasado 23 de setiembre, gracias a la idea de Padula, quizás se conozcan más y hagan que se repitan escenas como la que relató el heladero a Domingo: “Un día pasó un matrimonio de unos 30 años de edad, y el marido al ver la plaqueta le dijo a su esposa: ‘¡Mirá, Pepe Schiaffino!’ y ella le preguntó: ‘¿Quién es?’, lo que llevó a que le contara su historia”.
“Creo que dejé un recuerdo para las generaciones futuras”, se alegra Gustavo.
La heladería que cumple 90 años y lo festeja
Este es un año de festejos para la heladería Los Trovadores, que tuvo su primer local a pocas cuadras del actual (Gabriel Pereira 3202), donde está hace 28 años.
Su dueño, Gustavo Padula, es conocido por su carácter proactivo, siempre inventando cosas para darle vida al barrio y a su negocio.
Una de sus ocurrencias para celebrar los 90 años de existencia fue crear un gusto nuevo de helado, el piccotino, mezcla de crema americana, nutella y frambuesas bañadas en chocolate blanco. “Explotó, se vendieron muchísimos. No es un invento mío, vi algo parecido en Argentina con picot (bomboncitos helados) y lo hice a mi manera”, relata Gustavo a Domingo, orgulloso también de ser el propietario de la única heladería uruguaya con el sello de la Asociación de Diabéticos del Uruguay (ADU).
A propósito de este tema, el próximo jueves 14 de noviembre realizará un triple festejo en el local: el Día Mundial de la Diabetes, los 90 años de Los Trovadores y su cumpleaños. “Voy a publicar en las redes que todo el que pase ese día, entre las 10 de la mañana y las 8 de la noche, se va a llevar un regalito. Va a haber helados, masitas y vino sin azúcar, sandwiches... productos de las marcas que me apoyan, como Limay. También vamos a tener gorritos, banderitas. Todo muy descontracturado”, anuncia quien durante todo este año ha recibido videos de felicitación, ya sea de simples vecinos del barrio como de clientes más famosos, como Soledad Ortega, “El Fata” Delgado, Martín Kesman, Diego “El Ruso” Pérez, Martín Ibarburu y Rufo Martínez.
“He hecho un par de eventos muy lindos. Por ejemplo, con Diego Fonsalía, ya fallecido, y con Sergio Puglia”, destaca y agrega: “Estamos siempre haciendo cosas. Si bien ya estoy un poco cansado, es importante estar todos los días pensando ideas”.