Hace 30 años que Deborah Vance es la principal atracción del hotel y casino Palmetto en Las Vegas. Pero un día llega un grupo vocal tecno que amenaza bajarla de cartel y para evitar lo inevitable, al agente de la diva se le ocurre adosarle una guionista millenial que está en la mala porque viene de hacer un chiste políticamente incorrecto. A partir de ese momento ambas mujeres deberán convivir si quieren mantener sus carreras a flote. Con este disparador, la serie Hacksya lleva tres exitosas temporadas —y viene la cuarta en 2025—, y en las tres Jean Smart (73 años) se quedó con el Emmy a Mejor Actriz de Comedia.
“Este papel ha sido increíble porque en cierta forma me ha permitido vivir mi fantasía de hacer stand-up, pero sin correr ningún riesgo. La audiencia se ríe en sus casas y a mí me pagan”, decía con su particular humor a La Vanguardia, en mayo de este año, cuando aún no había recibido su tercer Emmy (también tiene un Globo de Oro y dos Critics Choice Award por este papel).
Hacks es uno de los tantos “resurgimientos” por los que ha pasado Jean Smart, una actriz que admite sin pruritos que “siempre fui un poco actriz de reparto y otro poco protagonista, y entonces nunca sabía bien dónde ponerme”. Eso a veces podía resultarle doloroso, pero de alguna manera la mantuvo siempre vigente.
Por ejemplo, en el mismo año que debutó Hacks —2021— se estrenó Mare of Easttown, el excelente drama de HBO en el que Kate Winslet se robaba casi todas las miradas como una policía deprimida por dramas propios que debe resolver un crimen. ¿Por qué “casi”? Porque ahí estaba también Jean, cosechando aplausos por su rol de madre de la protagonista y una especie de alivio cómico entre tanta carga negativa. La nominaron al Emmy y al Critics Choice, pero no los ganó. Terminó con una costilla rota y una conmoción cerebral por no poder dejar de ser Jean ni un instante. Fue porque casi al final del rodaje se le ocurrió que su personaje debía asomarse por la escalera para espiar con quién salía su hija esa noche. Las primeras tomas salieron bien, hasta que llegó una en que rodó por las escaleras y cayó de espaldas. Lejos de quejarse de dolor, lo que hizo fue enojarse por su idea y preocuparse por si la escena había quedado grabada.
Por la diabetes
Jean, nacida en Seattle en una familia de clase media, es la segunda de cuatro hermanos. A los 13 años, volviendo de unas vacaciones con sus padres, le diagnosticaron diabetes. “Recuerdo haber llorado mucho porque solo sabía que tenía que ponerme inyecciones y no podía comer caramelos”, contó a El País de Madrid sobre la enfermedad que terminó marcando su destino. ¿Por qué? Porque su madre no quiso que estudiara lejos de casa y resultó que en su ciudad había un excelente programa de teatro en la Universidad de Washington. Allá fue.
Como era muy alta, siempre le tocaban papeles de villana. Se casó la noche en que se recibió con un marine con el que estuvo varios años, hasta que se separó y se mudó a Nueva York a la casa de una amiga. Comenzó a hacer audiciones y logró su primer papel teatral como protagonista de Last Summer at Bluefish Cove, de Jane Chambers, conocida como la primera obra de teatro abiertamente lésbica. Tenía que besar a una mujer e igual se animó a invitar a sus padres al estreno.
De las tablas saltó a la televisión e hizo varias cosas pasajeras hasta que llegó Chicas con clase, una serie en la que, a pesar de no ser muy adepta a perpetuarse en papeles, estuvo cinco años interpretando a la jefa de una oficina de una empresa de diseño de interiores. La serie cosechó 22 nominaciones al Emmy, ninguna para ella que sí las conseguiría más tarde por la comedia Frasier (ganó como Actriz Invitada dos veces), The District, 24 (dos años nominada por su papel de Martha Logan, Primera Dama de los Estados Unidos, en el recordado thriller protagonizado por Kiefer Sutherland), Samantha Who? (ganó como Actriz de Reparto en Comedia), Harry’s Law, Fargo, Watchmen y la mencionada Mare of Easttown. También ha prestado su voz a personajes de animación en series como La Pantera Rosa, Kim Possible y Los Oblongs.
Lo que siempre se destaca de Jean es que es una actriz imposible de encasillar porque puede ir desde la comedia tonta, hasta un policial de intriga, un drama profundo o una historia de ciencia ficción. Y en todo eso no le teme al cambio de apariencia aunque a The New Yorker le confesó ser “increíblemente vanidosa”. “Vivo en completa negación sobre mi edad y mi apariencia ahora mismo. Me veo en pantalla y pienso: ‘¿Qué? ¿Quién es esa?’ Pero afortunadamente soy algo más vanidosa con la interpretación. Gracias, Dios”, declaró.
Con Deborah Vance comparte su gusto por el print de leopardo y las lentejuelas, y se advierte que el sentido del humor también. “El sarcasmo es mi arsenal”, señaló a The Guardian.
Ese sentido del humor que pudo exhibir en cine en Babylon, el film de Damien Chazelle protagonizado por Brad Pitt, Margot Robbie y Tobey Maguire centrado en la época dorada de Hollywood en el que encarnó a Elinor Glyn, la crítica británica que creó el término “it girl” y convirtió a Clara Bow en una estrella de cine.
¿Y cómo se lleva la propia Jean con la crítica? “He tenido suerte de mantener muy buenas relaciones con los críticos a lo largo de los años. Me siento muy afortunada por ello (…) Llevo recibiendo buenas críticas desde que estaba en la escuela de interpretación. Pero ¿cuánto hubiera aguantado si no hubiera tenido gente que, desde joven, me decía que era buena y que debía dedicarme a ello?”, reflexionó en diálogo con El País de Madrid.
Por lo pronto, Hacks la mantiene en la cima. Por ejemplo, fue la invitada principal del arranque de temporada del legendario programa Saturday Night Live hace unas semanas, que ese día tuvo la mejor audiencia de apertura de temporada desde el último ciclo de elecciones presidenciales. Fue sintonizado por 5,3 millones de espectadores, cosa que no pasaba desde 2020 con Chris Rock como anfitrión.
Consultada sobre si teme quedarse en algún momento sin buenos personajes por eso de que a más edad, más difícil se les hace a las actrices trabajar, aseguró que a ella no le ha pasado. “Supongo que parte de esto se debe a que siempre he seguido trabajando. Yo simplemente me niego a marcharme. A muchísimas actrices nunca se les da la oportunidad de demostrar de verdad lo que saben hacer. Por alguna razón, a mí me ofrecieron papeles realmente fabulosos”, evaluó, aunque es consciente que eso puede llegar a ocurrir en algún momento. Mientras tanto se aferra a la idea de que siempre se seguirán necesitando actores para hacer de viejos. “Espero seguir haciendo esto al menos hasta que tenga 90 años. Eso es lo que quiero”, concluyó sobre el tema.
El hombre que amó la ayudó a lograr el éxito
Jean Smart conoció al actor Richard Gilliland, el amor de su vida, en la serie Chicas con clase. Estuvieron juntos 35 años, hasta la muerte de él en 2021 por una corta enfermedad. Fue en medio del éxito de Hacks y justo una semana antes de que debiera rodar el funeral que aparece al final de la segunda temporada.
Le propusieron parar un par de semanas, pero ella prefirió terminar lo que quedaba para estar más pronto con sus hijos: Connor (39 años) y Forrest (17, adoptado en 2009).
“Además de quererme muchísimo, era un marido muy inteligente. Siempre me hacía sentir atractiva, incluso cuando estaba hecha un asco. Eso creo que puede ser una buena lección para cualquier marido. Fue el hombre más divertido que he conocido y como actor tenía mucho talento, aunque tuvo menos oportunidades”, dijo Jean de quien muchas veces le tocó quedarse en casa sosteniendo el barco mientras ella iba a trabajar, algo que siempre le agradeció.
Llegaron a trabajar juntos otra vez en la película de TV La lluvia de Audrey (2003) y en la serie 24 (2006). “Sacrificó su carrera por mí para que yo pudiera aprovechar todas mis oportunidades. No habría podido tener todo esto de no ser por él”, reconoció la actriz hace poco.