TRABAJO
En la pandemia la flexibilidad laboral se transformó en esencial. Esa es una de las principales características del trabajo independiente, una modalidad que tiene tantas ventajas como desventajas.
Hace 10 años, más o menos, que Guillermo —34, desarrollador web— trabaja por su cuenta. Pero hace cinco que, además de trabajar para clientes de diferentes partes del mundo —sobre todo de Estados Unidos—, se dedica a desarrollar proyectos que tiene con un grupo de socios, de los que algunos son, incluso, sus amigos. En el último tiempo se ha mudado varias veces de ciudad y también de país: siempre ha estado buscando las mejores condiciones para poder trabajar cómodo y mejor. “Hay factores como el espacio o los ruidos externos o internos que simplemente pueden hacer que tu rendimiento no sea el óptimo”, dice.
Ahora vive en la costa, bien cerca de lo agreste, de la naturaleza. Tiene una pieza que oficia de lugar de trabajo y eso le parece importante: poder separar la vida personal de la laboral, saber poner límites.
Para Guillermo trabajar freelance es una elección y tiene que ver con ofrecer su conocimiento y experiencia de forma independiente. Para Guillermo trabajar freelance tiene que ver con poder vivir en lugares más alejados de la ciudad, con el desarrollo profesional —“Ser independiente te obliga sí o sí a estar formándote y enfrentarte a desafíos profesionales quizás más complejos o no tan tabulados como en una oficina”—, con poder tener recesos más largos, con no tener que levantarse temprano todos los días, con ganar más dinero —“Al menos en general es lo que percibo junto a mis colegas”— con poder hacer actividades que no estén restringidas a los horarios de una jornada laboral.
Si algo bueno tuvo la pandemia de coronavirus fue, quizás, la oportunidad de repensar las formas del trabajo. Y en este contexto, la flexibilidad, sostiene Federico Muttoni, analista del mercado laboral y director de Advice (empresa de gestión de capital humano), se transformó en una prioridad para los trabajadores. “Resulta el principal beneficio que ha generado la pandemia, implica un cambio profundo en los hábitos de las personas, la calidad de vida, la concepción del trabajo, el propósito de cada uno, que además impactará decisivamente en la forma de gestionar a las organizaciones (ver recuadro). Implica un cambio profundo en los hábitos de las personas, la calidad de vida, la concepción del trabajo, el propósito de cada uno”, explica.
Poder elegir desde dónde trabajar, manejar los horarios, ajustarlos de acuerdo a las propias conveniencias, poder tener tiempo para el descanso y para la recreación y para el ejercicio es cada vez más importante. Y en ese esquema, trabajar de manera independiente parece, cada vez más, una buena opción.
Pero, ¿qué implica ser freelance? ¿Hay una tendencia hacia esta modalidad de trabajo? ¿En Uruguay hay un mercado que la habilita? ¿Tiene tantas ventajas como desventajas?
Valorar el talento
La palabra freelance es un término inglés que viene de la época medieval y se utilizaba para nombrar a un mercenario, es decir, a un soldado independiente que no servía a nadie en específico pero que podía ser contratado por cualquier persona y cualquier ejército.
En la actualidad, la palabra refiere a una forma de trabajo libre y flexible. “Se incluyen los trabajadores autónomos o por cuenta propia, contratistas, independientes, consultores, etc.”, sostiene Muttoni. “Refiere a una persona que trabaja de forma independiente y presta sus servicios a terceros, en forma no exclusiva. Hoy en día el teletrabajador -en algunas de sus formas- es un freelance. Un factor clave es que el freelancer debe facturar a las empresas a las que ofrece sus servicios”.
El freelance o trabajo líquido hace referencia, dice el director de Advice, a una “nueva forma de plantear las relaciones laborales que rompe con los patrones de la era industrial como la jerarquía, los horarios fijos, la estabilidad laboral o la relación exclusiva entre un empleado y su empleador”. Pero también, implica valorar el talento de los profesionales sin importar la relación laboral o la modalidad de contratación.
Tiene que ver, entonces, con “el valor que aporta determinada persona mediante sus habilidades y conocimientos. No con las horas de trabajo, sino más bien con los resultados en tiempo y forma”, agrega.
¿Es una tendencia?
No hay datos sobre si en Uruguay hubo un aumento del trabajo freelance en los últimos años. Tampoco, dice Muttoni, sobre la cantidad de trabajadores independientes que hay en el país.
Sin embargo, según el portal de BPS hay 131.800 empresas registradas como unipersonales. Eso, cree el experto, es una pista. “Estimamos que más del 10% de las personas en el mercado de trabajo están en esta modalidad independiente o freelance y, como vimos a través del Monitor Laboral de Advice, va en aumento”.
Un estudio realizado recientemente en Estados Unidos por la empresa Upwork también da algunos datos que pueden hacer pensar, quizás, en que el freelance sea una tendencia.
Allí se sostiene que en plena pandemia, el 36% de los trabajadores norteamericanos trabajan de manera independiente. Ese número aumentó un 8% desde 2019. Además, que los adultos jóvenes están recurriendo al trabajo freelance en busca de oportunidades económicas, que trabajar por cuenta propia aumenta el potencial de los ingresos y que los trabajadores independientes están cada vez más y mejor calificados.
¿Se puede ser freelance en Uruguay?
Ante la pregunta de si Uruguay tiene oportunidades suficientes como para dedicarse a trabajar de manera freelance, la primera respuesta es que depende del rubro. Sin embargo, Federico Muttoni, al frente de Advice, dice, de manera enfática, que sí.
“Está creciendo esa modalidad”, comenta. “Según el Monitor Laboral de Advice, en septiembre de 2021, la demanda laboral de propuestas de tiempo completo, con contrato sin plazo ni tiempo definido (esto es el trabajo tradicional), representó el 72% del total, pero a esta le sigue la modalidad independiente, que refiere a vínculos mediante contrato de servicios, sea profesionales o de empresas unipersonales, con 18%”.
El trabajo freelance, explica Muttoni, ha tenido un crecimiento acelerado, sobre todo en el último año. Entre 2020 y 2021 la demanda laboral en esta modalidad aumentó un 14%.
Ese crecimiento está ligado de forma directa al rubro tecnología: “Cerca de 8 de cada 10 llamados en modalidad independiente fueron de esta área en setiembre de 2021”, explica el director de Advice.
Ventajas y desventajas
Ser tu propio jefe, poder quedarse con la totalidad de las ganancias o beneficios, trabajar para uno mismo, tener libertad en los horarios y en el espacio, poder salir a correr a las 10 de la mañana o hacer los mandados a las 3 de la tarde.
Las ventajas de trabajar como freelancer parecen obvias. Y, sin embargo, serán pros o contras dependiendo de cada uno y de la perspectiva con la que se la mire: “Según los perfiles de las personas, sus preferencias, proactividad, capacidad para asumir riesgos, y otras habilidades o capacidades”, explica Muttoni, serán pros o contras.
Por ejemplo, para Jéssica, 27 años, arquitecta, trabajar freelance no es una elección como lo es para Guillermo. Para ella es, en todo caso, una circunstancia. Hasta ahora siempre había tenido trabajos convencionales. Poder tener contacto con sus compañeros y trabajar en equipo es algo que valora y extraña. Aunque considera que la flexibilidad es algo positivo de esta modalidad, ella necesita respetar un horario todos los días. “A veces es difícil ponerle fin al trabajo. Y capaz decidís terminar pero después se te ocurre modificar algo entonces se complica desconectar de lo laboral”.
Como freelance no existe el sueldo fijo de todos los meses y tener ingresos depende únicamente de cada persona. Trabajar de manera independiente, coinciden los dos, necesita de disciplina, de conducta, de intentar ponerse reglas, normas y objetivos, de respetarlos, de cumplirlos, de alcanzarlos. Y eso, dice Guillermo, es un entrenamiento que lleva organización y tiempo.