Nombres
El actor italoamericano comenzó su carrera en 1961, pero recién en 1980 llegó al mayor reconocimiento con una película de Scorsese, el mismo que ahora lo vuelve a sacar de su retiro.
Llevaba más de una década retirado de la pantalla. Otras dos bestias sagradas debieron sudar la gota gorda para convencerlo. Pero el nombre de quién estaba detrás de aquel proyecto fue, tal vez, el argumento decisivo. “Tú me sacaste de las cloacas”, le dice a Martin Scorsese en la charla sobre The Irishmen (El irlandés) que comparte con Al Pacino y Robert De Niro. Y las viejas deudas nunca se olvidan, menos para alguien con sangre italiana.
Joe Pesci (76) es un hombre de baja estatura y robusto. Su nombre ha aparecido asociado repetidamente a pequeños o grandes capos mafiosos, en historias duras, verdaderas obras maestras del cine. Y generalmente con el nombre de Scorsese en el crédito de dirección. Sus explosiones de violencia en la pantalla son legendarias. Basta recordarlo como el Nicky Santoro en Casino, por poner un ejemplo. Sin embargo nada de eso se ve en su última actuación, en la piel del mafioso Russell Buffalino. Tan solo le basta con insinuar esa fiereza sin el menor atisbo de violencia, casi con el mismo grado de inocencia de la tenebrosa frase que resuena en toda la película “He oído que pintas paredes”.
Detrás de esa imagen de hombre duro que se ha labrado en el cine hay, empero, un tipo sensible y aficionado a la música. Su gusto por el jazz y el cancionero clásico lo llevó a grabar algún disco donde interpreta piezas de sus autores predilectos, Cole Porter, George Gershwin, Jerome Kern. Su primer amor había sido la música, aunque a diferencia de sus increíbles compañeros de banda -un tal Jimi Hendrix, por ejemplo- jamás tuvo éxito en este rubro. Pero Joe venía de abajo y no estaba dispuesto a rendirse.
UN CHICO DE BARRIO. Joseph Frank Pesci nació en Newark, Nueva Jersey, el 9 de febrero de 1943. Su madre, Mary, era peluquera y su padre era Angelo Pesci, que se ganaba la vida como conductor de elevadores para la General Motors y como camarero. Aunque Joe era un chico de barrio, pronto despuntó su gusto por la actuación. Tenía diez años y ya había aparecido varias veces en un programa infantil de la época, Startime Kids.
Siguiendo los pasos de su madre comenzó a trabajar como barbero mientras se aficionaba cada vez más a la música. Adoptó el seudónimo artístico de Joseph Richie y comenzó a formar parte de una banda con amigos.
Durante toda su adolescencia Joe practicó el judo, un arte marcial que junto al taekwondo siguió durante toda su vida. Sus veleidades de músico lo llevaron hasta la banda Joey Dee and The Starliters, entre cuyos miembros se contaba a Charles Neville (luego famoso como uno de los integrantes del grupo The Neville Brothers) y a un tal Johnny James, que luego sería conocido como Jimi Hendrix. Luego Joe se separaría de la banda e intentaría una carrera como solista pero sin el menor éxito, a diferencia de Jimi y Charles. Tal vez por ello se volcó a la carrera actoral.
En 1961 debuta como extra en la película Hey Let’s Twist!, pero pasarán años antes de tener un papel de alguna relevancia, algo que ocurre recién en 1976. Pero su ingreso por la puerta grande sería en 1980 con una de las primeras películas de Martin Scorsese.
“Estaba en Nueva York dirigiendo un restaurante porque no tenía nada más que hacer. Me había cansado de audicionar en California, de golpear puertas diciendo ‘¡Disculpe!’. Estaba aterrado por ofender a alguien, y me volví muy tímido y retraído”, recordaría luego Pesci en una entrevista. Y quienes vinieron a golpear a su puerta fueron Scorsese y De Niro.
En Toro salvaje con De Niro a la cabeza le tocaría interpretar a Joey LaMotta, hermano de Jake. Por ese trabajo Pesci obtuvo un Bafta y, nada menos, un Oscar como mejor actor de reparto en 1981. “Vieron algunos de mis trabajos anteriores y pensaron que yo era ideal para interpretar al hermano de Bob en Toro Salvaje. No tuve nada que ver con eso. Y de esa forma lo he hecho siempre. Nunca busqué llamar la atención. La única vez que tuve un publicista fue para que me mantuviera alejado de los medios, porque creo que las cosas se deben dar por sí solas”, contaría el actor.
Luego vendrían otras obras mayores como Érase una vez en América (Once Upon a Time in America), Buenos Muchachos (Goodfellas), Casino, y participaciones en otros títulos notables como A Bronx Tale y El Buen Pastor, una de sus últimas apariciones ya en la madurez de su carrera.
Más de treinta títulos lo confirmaron como uno de los actores más sólidos de la industria, entre ellos algunos de los mejores de la filmografía moderna. Su talento brilla aún en títulos menores en comparación con los enormes de Scorsese, como fue el caso de El ojo público (The Public Eye, 1992). Allí Pesci encarnaba al fotógrafo Weegee, que se hizo célebre fotografiando para la prensa las más cruentas escenas del crimen en Nueva York. La película, si bien puede considerarse una obra menor frente a los apoteósicos frescos de la vida gansteril de Scorsese, es una exquisita crónica de ese mismo submundo desde otro ángulo. Esta película de Howard Franklin retrata a uno de los personajes más emblemáticos de ese mundo, un fotógrafo de sucesos que tardíamente fue reconocido como uno de los más grandes de su tiempo. “Me gano la vida haciendo fotos, lo que me permite mantener mi hobby, que es también el de hacer fotos”, dice Weegee en una de las primeras líneas de diálogo de la película, encarnado por Pesci.
“Los gánsteres son mi pan y mi mantequilla, y los ladrones, mis estrellas”, continúa Weegee en su inolvidable presentación, “fotografío a todo el mundo, vivo o muerto -aunque casi todo el mundo tiene mejor aspecto muerto-. Los periódicos diarios pagan un dólar por un agujero de bala. La revista Life, dos dólares, por eso es una publicación con clase”, cuenta en off. Inolvidable.
RETORNO CON GLORIA. Hacía más de una década que Joe Pesci se había dedicado a una vida apacible en Nueva Jersey, a su música y a jugar al golf, su otra pasión. “Según él no estaba retirado, simplemente no estaba trabajando”, dijo Martin Scorsese en conversación con Jimmy Kimmel en su Late Show.
Hace tres años, cuando El irlandés era todavía un proyecto y el único nombre confirmado era el de Robert De Niro, Scorsese tenía en mente a Pesci para encarnar al capo mafioso que le escribiría el destino al sindicalista Jimmy Hoffa. Sin embargo Pesci había rechazado de plano la idea de participar en la película. El cineasta contó a Kimmel cómo fue que finalmente logró convencer a Pesci, luego que la plataforma Netflix se interesara en formar parte del proyecto.
Sin embargo Pesci ni siquiera quería leer el libreto que adaptaba el libro de Charles Brandt en que se basa el film. “Tienes que leerlo. Sé que cambiarás los diálogos, pero tienes que saber de qué se trata la escena”, contó Scorsese a Kimmel.
Si por algo es conocido el actor neoyorquino de 1,63 de estatura y anchas espaldas es por sus explosiones de ira y lo lacónico de sus respuestas en el clímax de una entrevista. Tiene el récord del discurso más corto en la entrega de los Oscar: apenas cinco segundos.
Por fin, a regañadientes, terminó aceptando y disfrutó del rodaje junto a De Niro y Pacino, según reconoció en la charla sobre la película que puede verse en Netflix (El irlandés, una charla detrás de cámaras).
Distendidos, como viejos amigos en una elegante mesa recordando mejores tiempos, los cuatro monstruos sagrados hablan de la película como una última travesura. Ninguno de ellos lo dice, pero la película podría ser la despedida de cuatro mitos vivientes del cine moderno.
Pesci estuvo casado entre 1988 y 1992 con Claudia Martha Haro, con quien tuvo a su hija Tiffany. Luego de separarse mantuvo un romance con la actriz Angie Everharta, aunque nunca llegaron a estar comprometidos.
Es probable que continúe rechazando papeles. Entre tanto vive en Nueva Jersey dedicado al golf y la música.