Trabaja todos los fines de semana desde los 16 años. Mientras sus amigos se iban al interior a disfrutar, Diego Jokas estaba en una cancha de básquetbol cubriendo para la radio o produciendo La hora de los deportes. Sarna con gusto no pica. Y hoy, 30 años después, está convencido de que el sacrificio valió la pena.
El niño que prefería relatar los picaditos en el recreo a jugarlos, que se encerraba en el cuarto con el micrófono que le habían regalado sus padres e imitaba las transmisiones de básquetbol, y que le repetía a su madre ‘estoy relatando como Sonsol’, logró vivir de eso que pagaría por hacer. “Me gustaría poder vivir de esta profesión hasta el día que me muera porque es lo que me apasiona”, confiesa a Domingo.
Hace exactamente dos semanas su nombre sonó fuerte en los medios después de un cruce al aire con Ana Inés Martínez en el velorio del ex presidente de Nacional, José Fuentes. Jokas, que perdió su cuenta de Twitter meses atrás y sintió alivio porque dejó de leer insultos, asegura que percibió el respaldo de la gente. Y brinda su versión de los hechos. La prensa de Nacional dio un espacio a los periodistas para hacer notas, les dijeron quiénes hablarían y si querían otras entrevistas debían solicitarlas. Cuando Jokas vio ingresar al expresidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, le envío un mensaje al encargado de prensa y este le contestó ‘Juan Pedro me dio el ok, te lo llevo’. “Saludamos a Juan Pedro, Ana se mete, le hago una pregunta y de nuevo. Me pisó cuatro veces y me salió de adentro: ‘Pará, Anita, dejame meter una’. Gestioné la nota, si te sumás bárbaro pero me pisaste cuatro veces y la gente no sabía la interna”, cuenta. Y aclara que minutos antes había sucedido algo similar con el dirigente Edgar Welker y el exentrenador Manuel Keosseian.
Ana Inés Martínez y Diego Jokas no se volvieron a comunicar después del altercado: “En algún momento hablaré con Ana porque hay buena relación. Igual, en el velorio del Toto Da Silveira entró y me evitó”, comenta.
El azar
Nació hace 46 años en el barrio Villa Dolores y sus mejores recuerdos son jugando en la calle hasta la noche. Su familia es chica -padres, abuelos y un hermano menor- y súper unida. Conserva los amigos con los que compartió aula desde el jardín hasta el liceo en la Escuela Integral.
Un encuentro casual con su ídolo Alberto Sonsol en un Bar Mitzvah a sus 15 años cambió su vida. Se cruzaron en una escalera yendo al baño y un amigo suyo, que conocía a Sonsol, los presentó: ‘Tengo al futuro relator’, le vaticinó. “Me hizo una prueba y me dijo ‘llamame el lunes a la radio’. Ya está, nunca más, pensé”, cuenta recreando la bizarra escena. Lo llamó y fue todo ganancia: Sonsol lo invitó a la radio y durante seis meses fue lunes, miércoles y viernes a Universal a mirar cómo grababan Básquetbol de Primera, a las 19:00 horas para emitirlo a la medianoche. “Era el programa que escuchaba siempre y estar ahí era la gloria”, dice.
Recuerda perfecto su debut al aire. Jugaba Macabi contra Peñarol en cancha de Bohemios y él había ido a ver la transmisión para aprender. Y así lo revive: “Llega Eduardo Malcolm, el planillero, y me dice ‘Diego, tengo un cumpleaños y me tengo que ir, no le dije nada a Alberto todavía pero llegó tu día’. Yo no sabía para dónde arrancar. ‘Hacé la planilla, con los números y las faltas, concentrate y nada más’, me dijo”. Superó la prueba y al día siguiente Sonsol lo encaró: “ partir de la semana que viene te sumás al staff de los que hacen cancha”, le dijo.
En el ínterin, hizo su primer viaje al exterior: fue con sus compañeros de la radio a un torneo en Córdoba, Argentina, gracias a su padre: “No me iban a llevar, iban el relator y el comentarista, pero mi papá me quiso hacer un regalo y me dijo ‘Diego, ¿querés ir?’ ‘Me encantaría’, le dije. Me pagaron el pasaje y fui”, cuenta con emoción.
Tenía apenas 17 años cuando Sonsol le pasó la posta en una transmisión: ‘Relate usted’, le dijo. Y le regaló unas sabias palabras: ‘Cuando te enfrentás al micrófono te tenés que transformar, a la gente no le importa si tuviste problemas en tu casa o si te peleaste con tu novia’. Precisamenteel día que murió Sonsolle tocó aplicar ese consejo. Se enteró de la devastadora noticia mientras relataba un partido en el estadio Franzini por un mensaje de Lali Sonsol y tuvo que seguir. “Tuve que leer dos veces, yo sabía de lo complicado, pero es esa noticia que decís nunca va a llegar. Me costó muchísimo terminar de relatar ese partido y ahí me vino a la cabeza su frase: ‘Por más que estés muerto, lo primero es la gente’. Fue durísimo. Era un segundo padre para mí”, rememora.
De Alberto Sonsol aprendió a encarar el trabajo con pasión y dedicación. “Indirectamente te marcaba el camino. Me acuerdo que me decía ‘vos sos un guacho, vas a salir y te vas a encontrar con un montón de jugadores en la noche, eso al aire nunca, a los jugadores los vas a juzgar por lo que den adentro de la cancha, sino vas a perder credibilidad con ellos”, apunta.
Otra pérdida reciente que lo entristeció fue la de Jorge ‘Toto’ Da Silveira. “Mi primer laburo en Sport 890 fue como productor del Toto, con Federico Buysan y Mauro Mas, en 1997, cuando arrancó la radio. Laburé con él 15 años, me quería mucho y yo a él. Me mató la noticia. Podías estar de acuerdo o en la antítesis de lo que el tipo decía pero era un referente”, opina Jokas.
Pálidas
Cursó hasta tercero de Ciencias de la Comunicación en la Universidad ORT y se le hizo inviable compatibilizar el trabajo y el básquetbol por las noches con el estudio. “Eran muchas horas, tuve que elegir y no terminé el último año de la carrera. Hablé con el decano de ese entonces y me dijo ‘es una lástima pero nunca sabés si te va a llegar otra oportunidad, aprovechala, es lo que te gusta’”, cuenta Jokas.
Dentro del periodismo, asegura, hizo todo lo que soñó: relatar fútbol y básquetbol en radio y TV, estar en el Polideportivo (La Tele) y haber salido de su zona de confort como panelista de Desayunos Informales (La Tele).
El periodismo es su vida y, si bien nunca pensó en dedicarse a otra cosa, aclara que no todo es color de rosas. Disfruta que la gente lo salude por la calle pero la ha pasado muy mal con las amenazas. “Nos tocó vivir momentos jodidos. Cuando desafiliaron a Atenas nos amenazaron de muerte a Federico (Buysan) y a mí. Me acuerdo que íbamos al Cilindro con policía, me levantaba para ir al baño y tenía dos policías siguiéndome”, dice sobre la vez que denunció al aire un episodio de violencia que presenció entre hinchas de Atenas que rodearon a uno de Trouville y desencadenó que la Federación Uruguaya de Básquetbol (FUB) desafiliara al club del barrio Palermo.
Y agrega: “Se habla del hostigamiento a jugadores y árbitros pero los periodistas deportivos no la pasamos bien. A veces tenés una coraza, todo te resbala, pero a nadie le gusta que lo insulten todo el tiempo o ir a una cancha y que te puteen o te escupan, como me pasó en Welcome - Atenas”.
-Los periodistas de Tenfield han sido señalados muchas veces, ¿has sentido cierto hostigamiento?
-Es un hostigamiento constante. He visto también gente que criticaba a la empresa y se mueren por laburar ahí, o gente que deja de estar, entonces ahora es todo una basura y cuando estabas ¿por qué no lo decías? En mi vida me llamaron Paco Casalo el Tano Gutiérrez para decirme lo que tenía que decir. Que después esté en alguno, no digo que pase, la auto censura o tratar de hacer buena letra... Eso pasa en cualquier empresa o laburo y está en el profesionalismo de cada uno. Yo nunca me auto censuré, cuando tuve que criticar cosas que no estaban bien, las critiqué.