Jorge Bafico o cómo un duelo puede transformarse en arte

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Jorge Bafico con su libro Tan cerca de brillar
Nota a Jorge Bafico, psicologo, escritor y columnista uruguayo, con su libro Tan Cerca de Brillar en su consultorio en Montevideo, ND 20211014, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

CULTURA

Tras escribir Tan cerca de brillar, el psicoanalista descubrió una veta artística y esta semana sus esculturas vieron la luz; en verano habrá una nueva exposición.

Piezas sueltas y aparentemente inconexas se amalgaman y dan vida a esculturas. Jorge Bafico, su autor no es —no era— un artista plástico, sino un doctor en Psicología, docente y escritor. La muerte de su hijo Benjamín dio paso a la escritura catártica de Tan cerca de brillar (editorial Sudamericana). Tras el libro, descubrió una veta creativa que desconocía. Sus obras vieron la luz por primera vez el jueves pasado, en el atelier de Emilio Boliches y este verano llegarán a la galería Al Sur Art (ver aparte) donde, además de exponerse, estarán a la venta y lo recaudado se destinará a una fundación que trabaje con bebés.

Las figuras deconstruidas de Baficose componen con tornillos, tuercas, pasadores, troncos, maderas y pinturas. El devastador dolor de perder a su hijo a pocas horas de nacido lo impulsó a escribir su último libro y luego descubrió un nuevo talento: era capaz de reunir desechos y transformarlos en “objetos artísticos”, algo que hasta el fallecimiento del pequeño y de sus propios padres nunca había realizado.

Exposición estival en Al Sur Art

Esta semana, Jorge Bafico mostró por primera vez sus creaciones artísticas. Como quien se sumerge en el mar, las presentó dando pie, entre amigos, en el atelier de su amigoEmilio Boliches. Con miras al verano, se adentrará al agua y sus piezas podrán ser vistas en público en la galería Al Sur Art. Con la curaduría de Héctor Pérez expondrá su obra en Bartolomé Mitre 1368 (Montevideo). Las piezas estarán a la venta y en estos días se definirá a qué fundación se le donará lo recaudado, seguro será a una que trabaje con infancia.

“Producto del sinsentido y del azar trágico, los peces, guitarras y elefantes intentan de algún modo sublimar lo traumático. Una extensión sin intención del libro Tan cerca de brillar. Recuerdos de infancia y presente se esconden en maderas, metales y colores, intentando tocar una cuerda diferente al dolor. Apenas un esfuerzo de poesía”, escribió Bafico esta semana a sus amigos y les anunció que mostraría su obra artística por primera vez en público en el atelier de su amigo (25 de mayo 300, esquina Colón).

La peor tormenta

“De no ser psicoanalista, me hubiera gustado ser marinero”, contó en el prólogo de la primera edición de su primer libro, Casos locos. Sin pretenderlo lo fue, no en Punta Fría, donde pasó veranos felices que atesora, sino cuando debió afirmarse al timón de la escritura y navegó la peor de las tormentas: la pérdida de su hijo Benjamín.

La necesidad imperiosa de dejar por escrito el dolor para transmutarlo en esperanza, registrar la corta vida de su pequeño, hablarle en primera persona y contarle de su familia.

Sí, es cierto que su texto estruja el corazón del lector más duro, pero se devora de un tirón, derriba corazas y regala decenas de imágenes poéticas. Su trabajo resulta como un puente intergeneracional entre el autor, el hijo que ya no está, su madre, sus hermanos y también es un homenaje a sus progenitores. Es una invitación a volver a la luz tras momentos de oscuridad, es una historia íntima, personal, pero que también puede ayudar a sanar a otras personas con duelos tan imprevistos como dolorosos. ¿Acaso no es lo que hace él todos los días en su consulta como analista?

Sin presentación, con carta

Tan cerca de brillar surgió como un grito desde las entrañas, de un lugar inaccesible, donde apenas algunas palabras logran salir. Lo escribí en pocas semanas, como un relámpago. Desde un lugar del que ya estoy lejos y me es imposible volver”, detalló el autor que se sumergió en la pantalla de su computadora y permaneció ahí durante 20 días sin parar. Su escritura atraviesa, por momentos deja sin aire e impacta con su honestidad.

“Las palabras contenidas en este libro de tapas azules, remiten a la melancolía y a la tristeza, pero también a la esperanza. Todo lo que podía decir lo narré desde un territorio desconocido hasta ese momento para mí. Fue la única posibilidad que encontré para armar una trama y mostrar otra cara de esta tragedia, una un poco más amable y apaciguadora. Un tiempo al que no me voy a referir más, no por antipatía sino porque ya no hay nada más que decir. Lo escrito, escrito está”, explicitó en una carta que acompañó el libro.

“El autor poco importa. Es la historia lo que queda y en ella hay un único protagonista. Es por eso que espero que este libro lo recuerde a través de tu lectura”, finaliza.

El libro

“Benja, quizás quieras saber por qué escribo, por qué convertir esta tragedia en un libro. La única respuesta que te puedo dar es que la única forma que tengo de escaparme de este mundo real, es la oportunidad de darle forma a esta catástrofe de un modo más digno y menos asfixiante. Casi como plantar una flor en un desierto. Escribo desde las entrañas, desde el dolor más lacerante, para encontrar la clave de transformarlo, de ponerlo en palabras que suenen bellas y lo hagan diferente. Quizás estoy intentando darle un sentido”, escribió el autor al inicio de Tan cerca de brillar.

El texto nació mientras cuidaba a su esposa “de sus dolores físicos y emocionales”. La escritura de lo íntimo brotó para “exorcizar los miedos y las angustias”. Se sentó a escribir para salvarse a sí mismo, pero además preparó un bálsamo para aquellos que los “acompañaron en este vértigo horroroso y que también necesitan un poco de paz”.

En el viaje que —aseguró el autor— los juntó por última vez, “la muerte no nos sorprende y tú vivís un poco más”.

Benja

Una ecografía de rutina mostró que el corazón de este niño tan deseado no funcionaba de manera adecuada. Tras una cesárea de urgencia, este pequeño vikingo, tal como lo bautizaron sus padres, aterrizó directo en la unidad neonatal, donde falleció días después.

El relato celebra a Benjamín y su batalla, repasa la historia de amor de sus padres y de sus abuelos. Incluye a hermanos, amigos y personajes cotidianos en la vida de la familia. Hay dolor sí, pero también poesía, colores, música y cuentos cotidianos que devuelven la fe en el otro: hay gestos empáticos, humanos y hasta hechos inexplicables según la lógica.

“Quién iba a decir que haríamos este viaje tan interior, tan profundo, donde en barcos distintos surcamos mares y tormentas, cada uno en su forma y a su manera para construir este libro. Lo logramos, Benjamín, transformamos las cenizas y las palabras en una historia para ser leída y recordada. Pero sobre todo, para que el lector recuerde tu nombre y no se pierda en el mar de las desdichas”. Así concluyó el texto que está dedicado a todos los que los acompañaron en esta odisea.

“Cerrar los ojos no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oídos no va a hacer que el tiempo se detenga”, escribió Haruki Murakami, a quien Bafico citó en este texto que sacude, pero da luz y anima a ser valientes, a transformar dolores, a superarlos. Acaso ¿no es un analista también un artista?

Reunir pedazos y resignificarlos
Pez escultura de Bafico

No son cuadros ni esculturas tradicionales. Las creaciones artísticas de Jorge Bafico no pueden comprenderse de manera aislada, sino como una continuación de Tan cerca de brillar. Veta creativa mediante, el psicoanalista transforma los desechos en arte. Son partes que andan sueltas y que él une y resignifica. El pez, que se relaciona con Benjamín, el padre del autor, la playa de Punta Fría. Las guitarras representan la música, esa que mediante boleros, tangos y rock lo acompañan y forman la banda sonora de su propia vida.

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