"¿Sabés lo que me da impunidad? Estas canas”, recuerda Pablo Cohen que le dijo Lucía Topolansky “muriéndose de la risa”. Fue durante uno de los tantos encuentros que el escritor mantuvo este año con ella y su esposo, el expresidente José Mujica.

Esas conversaciones, repletas de anécdotas y reflexiones, dieron forma a Los indomables (Planeta), un libro cuyo título, según Cohen, nació porque “esta historia tiene mucho de wéstern”. Y, en efecto, así resuena. Sin embargo, el relato no se limita a explorar la trayectoria política de dos figuras de relevancia internacional, sino que ahonda en un vínculo que, pese a su habitual sobriedad, sorprende por su profundidad y complementariedad.

“Pepe es el simpático, yo soy la antipática”, bromea Topolansky a lo largo de los capítulos, con una autoconciencia que refleja sus personalidades contrastantes. Mujica, carismático y espontáneo, encarna el espíritu de un “caudillo blanco”, mientras que ella se presenta como una figura “más desconfiada, cerebral y metódica”. “Él es un creativo, ella, una ingeniera”, resume Cohen, quien el miércoles 11, a las 19 horas en el MNAV, presenta su 15° libro.

Francisco Flores

Al recorrer las páginas de Los indomables, se hace evidente que esas diferencias los fortalecen como un equipo indisoluble. De hecho, ese fue uno de los objetivos del autor: retratar a ambos como si fueran un solo personaje, pero dando especial protagonismo a ella.

Una de las aristas más íntimas que Cohen exploró en sus encuentros fue cómo enfrentaron los costos personales de sus decisiones políticas. “Muchas veces se les pregunta a los guerrilleros si pensaron en las víctimas, y ese tema está en el libro”, explica el autor, “pero a mí me interesaba saber si habían pensado en su familia. Los primeros en sufrir, además de las víctimas directas, son los familiares, que no tienen nada que ver con la elección que uno toma”, apunta. En este sentido, Lucía relata una conversación que tuvo con su madre (hay un extenso relato sobre su historia familiar que se remonta hasta José Saavedra, hermano de Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta de las Provincias Unidas del Río de la Plata) que, aunque evita adelantar detalles, sí resalta la profundidad de las respuestas de ambos. Una de las frases de Mujica quedó grabada en su memoria: “Hay cosas que no se piensan en la vida”, dice el expresidente.

Cohen confiesa que Mujica resultó ser exactamente como cualquiera podría imaginarlo tras verlo en televisión, aunque lo sorprendió profundamente su cultura y su pasión por la lectura, algo que destaca en el libro. Lucía, por otro lado, fue una revelación total. “Me sorprendió por su personalidad metódica, cerebral, severa, brillante y estratégica”, comenta el autor. A diferencia de Mujica, Topolansky ha tendido a mostrarse en entrevistas únicamente para hablar de temas políticos, pero aquí aparece en toda su complejidad. “Vi a una mujer que tiene, por lo menos, el mismo mérito que Mujica en el éxito electoral, político y cultural del MPP”, admite Cohen.

“Es increíble, no conozco otra pareja política que se tenga la devoción que esta pareja se tiene”, asegura Cohen, trazando un paralelo solo con el vínculo entre Marta Canessa y el expresidente Julio María Sanguinetti. Según el autor, la admiración mutua entre Mujica y Topolansky es evidente: “Lucía se desvive por Pepe”, comenta.

Foto: Leonardo Maine/El País.

La noticia del cáncer de esófago de José Mujica impactó profundamente en el proceso de creación del libro. Poco después de iniciadas las entrevistas, el proyecto quedó en un estado de pausa inevitable: el expresidente debía enfocarse en salvar su vida, someterse a radioterapia y enfrentar la enfermedad. Sin embargo, lo que al principio fue un obstáculo terminó convirtiéndose en una oportunidad única para explorar facetas más íntimas y profundas.

Cohen, consciente de la incertidumbre, decidió ajustar su método. “Les propuse que cada vez que nos viéramos avanzáramos en dos o tres capítulos, porque yo no sabía qué iba a pasar con él”, relata a Domingo. Las entrevistas adquirieron entonces un carácter casi confesional, marcado no solo por los cambios en el estado de salud de Mujica, sino también por su perspectiva vital. “Había días en los que apenas lo escuchaba, hablaba bajito, muy cansado. Pero otros días estaba lleno de energía. Esos vaivenes quedaron reflejados en el libro y permitieron mostrar a un Mujica más sensible, más consciente de la finitud de su vida y, por lo tanto, con menos compromisos hacia la corrección política y más hacia lo que él considera que es bueno para el país”.

La enfermedad y la edad transformaron así el tono de las conversaciones. “El hecho de que Mujica esté enfermo y ella tenga 80 años los pone en una posición casi de sabios de la tribu”, reflexiona Cohen. Desde ese lugar de madurez, ambos dialogan no solo sobre el pasado, sino también sobre su rol actual como referentes. “Creo que tienen la inteligencia suficiente para concebirse ahora como líderes de Uruguay, más allá del Frente Amplio”, apunta el autor, destacando cómo esta perspectiva les permite ser políticamente incorrectos incluso hacia su propia fuerza política.

Los indomables, al final, no solo captura la historia de dos figuras públicas, sino también la de dos almas gemelas que, juntas, siguen escribiendo su propia épica.