NOMBRES DEL DOMINGO
Empezó a actuar cuando tenía 8 años. Hace teatro, cine y televisión. Su última obra, La fiebre, se podrá ver online.
"Que el sistema no te alcance hasta que puedas unirte a las raíces del árbol”. Azucena, quebrada, le dice esas líneas a Fiebre, una tortuga chiquita y suya, el único ser vivo con el que tiene un vínculo de cariño, de comprensión, de empatía. La sostiene entre sus manos a la altura del pecho, la mira y llora. Porque si la tortuga se enferma, se va, desaparece o se muere ya no quedará nada que la conecte con el mundo “real”, con el mundo de los otros. Azucena está sola y rota en mil partecitas que a veces intenta recomponer entre momentos de lucidez y la búsqueda de sentido. A veces, Azucena busca un poco de amor, un poco de algo que la mantenga presente.
La fiebre es una obra que escribió Mariana Chaud para hablar de la soledad y de los vínculos y de las imposiciones de ser en función de ellos. También para hablar sobre la línea finita y débil que hay entre la lucidez y la locura. Para hablar de Azucena, que podemos ser todos. Y mientras la escribía pensó en un nombre para que le pusiera el cuerpo: Julieta Zylberberg.
Se estrenó en octubre de 2019 en Nün Teatro Bar, un espacio para 90 espectadores en Villa Crespo, Buenos Aires.
Para Julieta, que cree que los desafíos se actualizan en tanto recibe proyectos que la movilicen y la pongan en jaque, esa obra fue, hasta ahora, la última prueba que la desafío por completo: un monólogo con un personaje que atraviesa muchos estados y es intenso en sus sentimientos y en sus formas, un monólogo al que había que ponerle el cuerpo entero. Y también el corazón.
Este año había estrenado una nueva temporada que se interrumpió por la llegada del coronavirus a Argentina. Lo que queda en este tiempo es poder ver la obra online, aunque no sea lo mismo, aunque falte la presencia y el encuentro y lo efímero. La fiebre tuvo una función que se pudo ver a través de YouTube en mayo y tiene otra el 19 de junio.
Si deciden mirarla y la miran solos y oscurecen el lugar para que la experiencia sea más sensible, van a ver que hay algo que pasa mientras escuchan a Azucena relatar los sucesos que la llevaron a ser quien es, a estar como está. Van a ver que hay algo chiquito, invisible, imperceptible que se modifica cuando termina la función. Es un poquito de empatía, un poquito de tristeza, un poquito de ternura. Es todo eso y un poco menos y un poco más.
Prolífica
Hace más de tres meses que el coronavirus llegó a Argentina. Desde ese momento Julieta Zylberberg está encerrada en su casa, a veces sola y a veces con su hijo Luis. A veces toca la guitarra y comparte canciones en Instagram. A veces mira series y películas y lee libros y arma rompecabezas. A veces se siente angustiada y a veces se siente bien.
Este estaba siendo un año especial para Julieta. Además de reestrenar La fiebre era parte del elenco protagónico de Separadas, la tira de la productora Polka que compartía con Celeste Cid, Agustina Cherri, Gimena Accardi, Marcela Kloosterboer, Mónica Antonópulos y Julieta Nair Calvo. Las grabaciones se cortaron por la pandemia y a mediados de mayo se anunció que la novela no continuaría. La situación de Polka y de la industria de la televisión argentina en general se vio afectada por el contexto y por la incertidumbre.
“Veo a la industria en muchos problemas. Ya había muy poca ficción y ahora es un trabajo que tiene mucho riesgo porque somos muchos en un set, hay que armar un protocolo, pero es un sector laboral que está claramente afectado porque si ya era muy difícil llevarlo a cabo, ahora es mucho peor. No sé cuándo se va a reanudar. Así que bueno, acá estamos, tocando la guitarra”, dijo la actriz.
Julieta sabe de televisión. Participó en más de 10 ficciones entre las que están Enseñame a vivir, Los únicos, Farsantes, Guapas, Educando a Nina y Cien días para enamorarse.
También sabe de cine y de series y de teatro. Fue parte del elenco de Edha, la primera serie argentina original de Netflix y de El Jardín de Bronce, en la que comparte elenco con Joaquín Furriel para HBO Latinoamérica.
En la pantalla grande tiene, también, varios títulos. El primero fue en 2004 en la película La niña santa, una coproducción argentina, española e italiana. Uno de los últimos fue Aire, una película de Arturo Castro Godoy en la que Julieta mantiene y carga con absolutamente toda la historia.
En el medio hubo otros títulos de cine. Entre ellos La mirada invisible, de 2010, por la que ganó los premios Sur y Cóndor del Plata como Revelación y como Mejor Actriz, respectivamente. A esa película Julieta la recuerda como uno de los grandes desafíos de su carrera, lo mismo que a Mi amiga del parque. “Esos son proyectos que demandaron de mí algo que hasta el momento no me habían demandado”.
Toda esta historia, sin embargo, empieza mucho antes. Julieta, que nació en Buenos Aires en 1983, tenía 8 años y era fanática del programa Juana y sus hermanas que protagonizaba la actriz y cantante Juana Molina cuando quiso empezar a estudiar teatro. Se anotó en un taller y cuatro años más tarde, los alumnos de Nora Moseinco hicieron un casting para un programa de televisión infantil. Era Magazine For Fai, que en 2020 está cumpliendo 25 años, un programa protagonizado por un grupo de niños y niñas que dejaban en claro que la actuación era un juego y ellos estaban allí para jugarlo.
“Yo empecé en un proyecto muy espectacular. Y lo considero espectacular porque a veces es muy difícil continuar estimulado en la profesión que se elige a lo largo de los años. Y creo que eso tiene que ver con los inicios de cada uno y con cómo se relaciona uno con el trabajo. Entonces haberme relacionado desde un inicio con el trabajo desde un lugar lúdico me hace seguir conectando con esa impronta que tiene el trabajo que yo hago. Si no la tuviese, no podría hacerlo”.
Lo que siguió después es la parte más conocida de su historia. Julieta se transformó en una actriz que alterna teatro, cine y televisión para mantenerse "activa en la profesión y con el deseo encendido". Porque solo con muchas ganas y mucho trabajo y mucha sensibilidad se logra conmover en la soledad de un escenario casi despojado mientras se le habla a un rollo de papel que representa a una tortuga chiquita que se llama Fiebre.
Separadas: las ficciones y los paradigmas
Separadas era una novela que trataba temas de mujeres. Siete desconocidas se veían enredadas en una estafa que las obligaba a hacerse cargo de un local en el que instalaban un bar, un vivero y un gimnasio.
Allí Julieta interpretaba a Paula Kaplan, una de esas mujeres que trabajaba en el vivero, criaba sola a una hija adolescente y se enamoraba de una de sus amigas, Martina, interpretada por Celeste Cid. Todos los personajes de la tira tenían historias particulares y diferentes en las que se tocaban temas como el abuso sexual, las relaciones tóxicas y la amistad entre mujeres.
Es que, de a poco, las ficciones también se empezaron a ver atravesadas por la realidad actual de los movimientos feministas y las luchas de las mujeres y empezaron a contar historias de mujeres, con problemas de mujeres y formas de mujeres.
Julieta, como artista, también. “Nosotros somos parte de un mundo y una sociedad entonces cualquier cambio o actualización de un paradigma o cambios paradigmáticos en la vida de una misma, nos modifican como artistas. Porque uno va necesitando relatar y contar otras cosas, y uno va viendo el mundo de distintas maneras. Creo que eso nos hace interesantes como artistas y como personas, el hecho de poder cambiar, renovar o enriquecer la opinión.”