Si alguna vez hizo ruta por Uruguay seguro se habrá cruzado con alguno de los tantos carteles abandonados que pululan por la carretera. No es de extrañar que no haya reparado en ellos, es que para la mayoría de los locales se han vuelto parte natural del paisaje. Para la francesa Myriam Zini, sin embargo, no pasaron desapercibidos aquel invierno de 2016. Ese año se mudó a Montevideo —luego de vivir una década en Brasil— junto a su esposo uruguayo y sus hijos, y esas estructuras metálicas deterioradas fueron los primeros elementos que cautivaron su ojo artístico.
El matrimonio hacía ruta cada fin de semana para ir a disfrutar de la casa que tienen en Punta Negra y fue en esos trayectos que Myriam comenzó a sentirse hipnotizada por esas estructuras oxidadas, llenas de agujeros y con trozos de papel despegado.
“Paseando por las rutas mi mirada empieza a ir hacia estos carteles vacíos que hasta ahora no había reparado en otro lugar. Cuanto más los miro más me fascinan. Dentro del paisaje colorido y vivo son como una obra de arte, una abstracción, conllevan capas de informaciones que no están más. Fueron hechos para vehiculizar un mensaje publicitario, entonces esas ruinas son símbolos del mundo contemporáneo donde algunas cosas se están acabando”, describe Myriam Zini a Domingo.
En pandemia, esas estructuras silenciosas se multiplicaron y con ellas las ganas de Myriam de inmortalizarlas. En cada viaje al Este o a Colonia, la artista aprovechaba para sacar fotos desde el auto o grabar con su celular. “Filmé videos y era un cartel atrás del otro: grises, blancos, negros. Se ve el pasaje del tiempo y todo lo que les afecta: la lluvia, el sol, la sal”, enumera.
Y así fue generando un registro de más de 350 imágenes que primero concibió como instalaciones de mini fotografías en formato instax, y luego evolucionaron a un trabajo de pinturas con capas y telas cual collage.
Esas piezas terminaron en una muestra en Estados Unidos y finalmente 13 pinturas y unas 350 fotos se expusieron en Cultural Obra —Roque Graseras y Bulevar España—. La muestra Forsaken —abandonados en inglés— se inauguró el 17 de febrero y se mantendrá activa por dos meses. Se puede visitar los sábados y domingos de 10 a 14 horas. La entrada es gratis.
Trasfondo personal
Myriam no había tomado dimensión del potencial que tenía este peculiar material hasta que en noviembre de 2021 la invitaron a sumarse a Do write (right) to me, una muestra de arte independiente en Miami que se organizó 100% virtual. Como no podía enviar cuadros, eligió participar con las fotos de estos carteles abandonados.
Ese proyecto fue el germen de la muestra en Obra y también se titulaba Forsaken. De él participaron unos 30 artistas de distintas nacionalidades y para su asombro, ninguno había visto carteles semejantes a estos antes: “Realmente es algo que en otros lugares no hay, o si hay están prolijos. Y justo es lo contrario a lo que me interesa: más decaído y más ruinoso para mí es fantástico”, remarca.
Las piezas inspiradas en estos carteles deteriorados buscan dar una nueva dignidad a un elemento a punto de ser descartado. “Es mi manera de preservarlos, como hago con los diarios al intervenir sus fotos y textos. En este caso, era congelarlos en mi pintura trabajando con capas”, explica sobre su metodología.
La obra también invita a reflexionar sobre el cambio constante, la ausencia y la presencia; de qué forma figuras inertes pueden reflejar la historia del sitio, dar información de su actividad económica, o dejar rastros de una crisis: “En alta temporada están arreglados o más prolijos, y en baja temporada o durante la pandemia estaban casi todos vacíos”, ejemplifica la artista.
Y se explaya: “Al mismo tiempo, es el fin de la fiesta de esa publicidad desenfrenada. Estamos ante un exceso de mensajes y a mí en la carretera la naturaleza sola me da ese respiro. También esos carteles que justamente no son usados para lo que fueron pensados me dan esa tranquilidad de decir: ‘Cada cosa no termina como la pensó su creador’. Nos da esa libertad fuera de la estructura”.
Ese fin de la fiesta abarca la escena personal de Myriam. No es casual que se haya topado con estos carteles. Se recibió de ingeniera de alimentos, luego hizo un máster en marketing, trabajó en publicidad muchos años, y en medio de esa vorágine se anotó en la Facultad de Bellas Artes parisina para tomar aire de ese ambiente: “Me escapaba del trabajo para tener varias horas de clase por semana”, relata.
Instalada en Brasil, donde vivió 10 años por el trabajo de su esposo, decidió alejarse completamente de la publicidad. En el país vecino continuó formándose en arte, con su taller, y empezó a dar clases de francés.
Forsaken también es la metáfora del cierre de un ciclo: “Todo esto de los carteles tiene mucho que ver con un proceso que hice de tomar distancia de la publicidad: ya no quería trabajar de eso”, asegura. Y cuenta que la docencia apareció de casualidad y fue un regalo: “Una persona me propuso dar clases, funcionó y después tuve más y más alumnos. Acá soy profesora de la Alianza Francesa. Mis universos son el arte y el francés: doy clases de arte y hago visitas guiadas a museos en francés. Busco quedarme con una pata en cada mundo”.
Instagram y un libro: el futuro de "Forsaken"
Myriam Zini concibe estas estructuras metálicas abandonadas como obras de arte en sí mismas: un oasis de belleza en medio de la ruta. Por eso, las primeras piezas artísticas que hizo fueron mini fotos en formato instax con el fin de retratar la diversidad y sin intención de embellecer el hallazgo.
El germen de Forsaken fue la muestra Do write (right) to me, en Miami, luego vino la chance de exponer en Obra, y el próximo paso es abrir una cuenta en Instagram para coronar el proyecto con un libro: “Quiero crear una página de Instagram con el mismo nombre donde pueda subir fotos que me envíe la gente de Uruguay y el mundo, y esto sea integrado a una publicación. Me inspiré en Ed Ruscha, que hizo un recorrido de las estaciones de servicios antiguas de EE.UU. y son el reflejo de una época”, dice.