Era un 22 de junio y hacía un día de temperaturas mínimas, de esos en los que el viento se siente fuerte y el clima invita a resguardarse, cuando el escultor Mauro Arbiza fue personalmente a La Gorgorita, en la desembocadura del arroyo Maldonado, a ver el local donde sería colocada su nueva obra. Cuando miró al mar vio a más de 100 surfistas dentro del agua y la escena lo impactó.
“Me llamó muchísimo la atención, porque hacía un frío polar, pero ellos estaban allí por su pasión”, dice a Domingo el escultor encargado por la Intendencia de Maldonado para homenajear a los pioneros del surf.
La iniciativa resultó en La Ola Celeste, una escultura de nueve metros de extensión por dos de altura, que simula el movimiento de una ola. Para realizarla, Arbiza hizo una extensa investigación e implementó nuevas técnicas a su trabajo (ver abajo).
“Me acuerdo de ver miles de videos de surfistas para ver cómo corren la ola, el movimiento que hacen, la posición de la tabla para captar esos momentos”, cuenta el artista montevideano, radicado en Tacuarembó desde hace muchos años. Y añade que el desafío estaba en sintetizar el movimiento de la ola para hacer una obra armónica y plasmar su estilo, caracterizado por líneas puras y simples, y el equilibrio del volumen con la sensualidad de las formas.
Desde Paso de los Toros, “su lugar en el mundo”, el discípulo del francés Auguste Rodin crea piezas que viajan por el Uruguay y por varios países. También exhibe sus trabajos de forma permanente en una galería de arte en Pueblo Garzón, además de realizar proyectos para instituciones privadas y gubernamentales, como lo fue esta escultura que se inauguró el pasado viernes con la presencia del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y de autoridades locales.
La obra contiene una tabla de surf a la que se puede acceder por unos escalones en su parte posterior. Allí el visitante puede sentirse, por unos minutos, un surfista más. La intención, cuenta Arbiza, es que el monumento se trasforme en un sitio icónico como Los Dedos en Punta del Este.
“La idea es que la gente vaya a sacarse fotos ahí, como surfeando, con el fondo de La Barra, que es el lugar icónico del surf en Maldonado”, anota y destaca que un detalle importante de la escultura es que la tabla que diseñó es el modelo exacto de las que usaban los pioneros de este deporte en la región.

Obras que se ven y sienten
Con relación al material utilizado y al trabajo de confección de La Ola Celeste, Arbiza innovó de la mano de un nuevo sistema.
“Yo trabajo en bloque de espuma, tallo la obra, y luego le aplico las fibras. Después, con masilla de auto, la dejo lisa. O sea, trabajo de adentro para afuera. Pero esta vez trabajé con un sistema distinto que es con telas tensadas”, explica sobre la pieza en la que trabajó durante seis meses.
“Como la escultura tiene muchas concavidades, hice toda una estructura de hierro con caños doblados, después tensé con tela textil, y con resina fui plastificando con un proceso muy lento. Luego apliqué las fibras por el lado de adentro, que son de vidrio, cuatro veces más resistentes que una piscina. Es una escultura mucho más fuerte de lo que había hecho hasta ahora”, detalla quien, por el esfuerzo físico empleado en el proceso, terminó sobreexigiendo el propio cuerpo. “Por hacer fuerza doblando esos caños, me hice una hernia y ahora me tendré que operar”, confiesa.

A pesar de eso, el escultor tiene claro que esa energía empleada en la escultura, se sentirá por cada visitante. También por eso, entiende, se trata de una pieza llena de fuerza, no solamente desde el aspecto estructural, sino desde el punto de vista energético y espiritual.
“Mi arte es un arte con alma, porque le doy energía a la obra”, subraya. “Independiente del lugar donde esté, una obra está emanando energía positiva o negativa, de acuerdo a lo que le dio el artista. Yo aplico amor y esa energía va a estar rodeando el lugar. Eso me parece fundamental. Por eso siempre digo que lo más importante de mis obras no se ven, se sienten”, finaliza.