La frecuente y rebelde caspa

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DR. PABLO PERA PIROTTO

La caspa se origina en una inflamación de la piel del cuero cabelludo que provoca una aceleración en el ciclo normal de renovación de las células de la zona. Se manifiesta como una fina descamación blanquecina que se aprecia a simple vista en el pelo y, sobre todo, cuando cae sobre los hombros.

Si bien no hay consenso sobre su causa, el aumento del hongo Pityrosporum ovale es un hecho que se observa en casi todos los casos. Este hongo, que vive normalmente en el cuero cabelludo, prolifera exageradamente ante determinados factores. Entre los desencadenantes más claros está el estrés, y por eso es frecuente que la caspa se produzca en los estudiantes durante los períodos de examen, o en los adultos cuando atraviesan conflictos de distinta índole. Los empujes también se vinculan a cambios estacionales, sobre todo el comienzo del otoño y la primavera.

La falta de higiene no es una de sus causas, ya que las personas con caspa suelen ser precisamente quienes se lavan más seguido el cabello. En última instancia, el hecho de que algunos sufran el trastorno y otros no, se debe a que existe una predisposición genética para padecerla.

Clínicamente se distinguen dos tipos de caspa: la "seca" o pitiriasis seca, que se acompaña frecuentemente de picazón, y se ve en personas de pelo seco, y la grasa o seborreica, que se acompaña de escamas más grandes, gruesas y amarillentas, que se adhieren al cuero cabelludo. En estos casos el pelo es graso y la piel de la cara también tiene esas características. La distinción entre las dos debe ser realizada por un dermatólogo, ya que la descamación del cuero cabelludo también puede ser la manifestación de varias enfermedades, como por ejemplo psoriasis o lupus, entre otras.

En relación al tratamiento, lo primero que hay que saber es que la caspa no se cura. Si bien se puede lograr una rápida mejoría y control, la predisposición estará siempre presente y el brote volverá a darse en caso de aparecer nuevamente factores desencadenantes. La oferta comercial de champús anticaspa es muy grande, pero dentro de las formulaciones más recomendadas están los derivados del sulfuro de selenio, el pitrionato de zinc y el ácido salicílico. Los productos que incluyen ketoconazol al 2% son también muy efectivos, ya que esta medicación logra disminuir drásticamente el hongo Pitirosporum ovale y mejorar el trastorno.

Es importante aplicar el champú terapéutico sobre el cuero cabelludo y dejarlo actuar durante algunos minutos antes de enjuagarlo. Al comienzo del tratamiento es recomendable utilizarlo todos los días y una vez que se logra el control de la caspa, se debe ir disminuyendo gradualmente hasta llegar a una vez por semana antes de suspenderlo. En caso de reaparecer el problema, no hay inconveniente en retomar la frecuencia inicial.

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