Lado B | María Mendive: una colección de plantas que inyecta vida

La actriz, directora y docente vive en una casa de Palermo con un amplio patio y una claraboya gigante. Allí desarrolla y disfruta su amor por la naturaleza

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Maria Mendive
María Mendive.
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Hace 27 años que la actriz, directora y docente se mudó a una casa en el barrio Palermo con un amplio patio y una claraboya gigante donde su colección de más de 26 plantas está en su salsa gracias a la luz natural que ingresa y el microclima propicio que se genera para permitir que crezcan con entusiasmo.

Ese espacio cargado de distintos colores y tonos emana energía y vitalidad. Sobresale, además, por su potente carga magnética: “Toda persona que entra y pasa por el patio queda fascinada”, reconoce María Mendive a Domingo. La artista es consciente de que estos seres dependen de ella para mantenerse vivos, y las tiene súper integradas a su familia y la rutina de cuidados del hogar.

Las riega, se ocupa de que no se sequen, les quita las hojas que no vienen bien, les da sombra si hay mucho sol para no agobiarlas, las limpia e incluso ha llegado a meterlas abajo de la ducha cuando estaban llenas de tierra. Es más, un amigo le había dicho que las lavara con shampoo y en alguna ocasión siguió ese consejo.

“Las miro todos los días, las tengo en cuenta, chequeo cómo están. Es terapéutico todo lo que tiene belleza y te devuelve vitalidad, color y energía”, opina.

Tiempo atrás, dejó su casa durante un breve período por una reforma edilicia y al volver se percató de que sus plantas no atravesaban su mejor momento: las encontró decaídas y llenas de polvo y la pasó mal. “Sentí que estaban ahogadas y cambia totalmente la energía del hogar. Intenté que volvieran a su naturaleza”, confiesa. Es tal su fanatismo que no le gusta nada cuando va a un lugar y ve plantas descuidadas.

Otro dato: el patio donde ellas habitan es un lugar que María suele usar para ensayar y pasar letra. “Muchas veces son mis espectadoras cuando hago una pasada. Las pongo lejos del escenario y las coloco donde estaría el público”.

Si bien el diálogo con las plantas no es lo que mejor le sale, les entrega todo su corazón: “Mi hija menor que vive todavía en casa empezó a crear un sistema con las plantas y compartimos la responsabilidad”, comenta.

Herencias familiares y preciados regalos

Las plantas siempre ocuparon un lugar privilegiado en su vida pero desde que se mudó a su actual casa en el barrio Palermo, 27 años atrás, esa importancia se potenció. “Le compré esta casa a una muy amiga que también tenía plantas, me dejó algunas y continué con la tarea”, relata sobre el origen de su querida colección. No recuerda haber comprado ninguna planta, la mayoría son herencias familiares y regalos de gente que la conoce bien. “Han venido de la casa de mis suegros y de mi madre, cuando las desarmamos. Cuando el apartamento de mi madre quedó vacío, que ella falleció, había una planta y yo iba solo a regarla, hasta que un día me la traje”, repasa. Cuando nació Federica, su hija menor, el padre de la beba le regaló una planta que sigue viva y tiene varios hijos. “Una vez alguien me llevó al teatro dos plantas y las tengo acá. Una de las actrices con las que estrené Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual el 4 de mayo para mi cumpleaños me regaló una plantita divina”, cuenta sobre algunos de las que han sido obsequios.

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