Leonor Svarcas: de encontrar su vocación a los cinco años a cumplir tres décadas sobre las tablas y llenar el Solís

La actriz y conductora uruguaya está en "Votemos", la comedia dirigida por Adriana da Silva que se estrenó en el Teatro Movie y tendrá funciones los viernes de junio. En charla con Domingo, repasó su trayectoria de 30 años sobre las tablas.

Compartir esta noticia
Leonor Svarcas
La actriz y conductora Leonor Svarcas.
Foto: Kevin Miranda

Es marzo de 2023. Los focos se apagan y, de pie, el público que llena la sala principal del Teatro Solís aplaude. Cuando vuelven a alumbrar el espacio, las luces revelan abrazos y rostros emocionados hasta las lágrimas. En el centro del escenario está Leonor Svarcas, en carne viva, después de haber dejado todo en el monólogo No más flores.

La obra de Noami Ackerman, dirigida por Félix Correa, está basada en testimonios reales y cuenta la historia de una mujer que sufre violencia doméstica. Allí el público conoce el germen de una relación abusiva, cuáles son las primeras señales, qué genera en la víctima, las consecuencias que trae y la certeza de que la violencia de género no entiende de extractos sociales.

La pieza fue presentada en distintos barrios de Montevideo, también en varios departamentos del país y fue declarada de interés por el Ministerio del Interior. Con este unipersonal Svarcas vivió uno de los momentos más importantes de su trayectoria y la gente le sigue agradeciendo por llevar este tema con tanta verdad a los escenarios.

“Este tipo de obra genera artísticamente una responsabilidad enorme, de entender que el que te va a ver muchas veces es el verdadero protagonista de lo que estás retratando y hay que hacerlo con un respeto gigante”, dice la actriz uruguaya a Domingo.

“Hay temas que son muy dolorosos, entonces una busca encontrar esa verdad en escena para no faltarle el respeto a nadie y ser un vehículo de algo transformador, para que más allá de que toque o remueva dolores, sea sanador”, complementa.

Hace 30 años que Svarcas se sube a las tablas: debutó a los 16 y desde entonces ya actuó en más de 40 obras. Por esa trayectoria ininterrumpida, el año pasado la Asociación de Críticos Teatrales reconoció su contribución al teatro local.

El viernes la actriz volvió a vivir el vértigo de un estreno con Votemos, comedia dirigida por Adriana da Silva que tiene además a Alejandro Camino, Elena Brancatti, Joaquín Diano, Jorge Temponi, Leonardo Lorenzo, Luciana Acuña y Octavio Tellechea en el elenco. La obra tendrá funciones los viernes de junio en el Teatro Movie y, con la excusa de este estreno, la actriz repasó su trayectoria en charla con Domingo.

Camino

Svarcas (47) es hija de una psicóloga y un psicoanalista y empezó a hacer terapia a los 6 años. Haber crecido en un ambiente donde el lenguaje del autoanálisis fue algo de raíz, le brindó herramientas valiosas para la vida. “Empecé a psicoanalizarme en una época en que era rarísimo y quedabas como un loquito si lo decías. Para mis padres era sinónimo de calidad de vida y era lo más normal del mundo”, cuenta.

El teatro vino como una certeza desde muy chica. A los 5 supo que quería dedicarse a eso y empezó a tomar clases. Esa convicción la acompañó durante toda su vida y sostuvo los momentos difíciles en la profesión. “Estoy muy agradecida por enseguida saber lo que quería hacer y sostener esa decisión. Creo que en esta realidad que vivimos, donde prima tanto lo efímero y cuesta tener una actitud más meditativa, sostener es un valor muy grande. Siento que he tenido la fuerza para hacerlo y eso me deja en paz”, dice.

Su camino como actriz se fue dando de una manera tan intuitiva que, hasta cuando dudó, por las dificultades de emprender una carrera en un mercado chico como el de Uruguay, las respuestas vinieron de distintas formas.

“Siempre que quise hacer otra cosa, la vida venía con lo que yo en realidad quería. Por ponerte un ejemplo: a los 19 hice un secretariado ejecutivo en la ORT, lo terminé y todo. En ese momento, cuando pensé en agarrar por ahí, me invitaron a trabajar en la Comedia Nacional (se ríe). O sea, cosas enormes que me decían ‘no, tu camino es este otro’. Eso me pasó muchas veces, hasta que en un momento simplemente empezó a fluir”.

En el teatro tuvo grandes maestros. Elena Zuasti, Berto Fontana, Eduardo Schinca, Rubén Yáñez fueron algunos, pero Daniel Hendler la marcó. “Es uno de mis grandes referentes. Me ayudó a pensar el camino artísticamente, a preguntarme qué era lo que yo quería actuando”, comenta.

Como comunicadora trabajó en Radio Montecarlo siete años, en la televisión condujo Ponete Cómodo, en Canal 5, Vespertinas, en el 4, y fue panelista en Esta boca es mía, en el 12. Todas fueron experiencias que la hicieron crecer, pero hoy tiene muy claro que lo suyo es estar en los escenarios.

“La tele es un estilo de vida, estás muy expuesto. Además el tipo de programa que yo hacía, que era diario y en vivo, exigía estar todo el tiempo enchufada y no descansaba. Me encantó, fui feliz, pero el no hacer todo eso hoy me permite actuar más, que en realidad es lo que me gusta”, afirma.

Sin embargo, sostener de manera independiente una carrera de actriz es un desafío constante, conciliarlo con la maternidad, aún más. Y es por haber logrado saltear las dificultades que se presentaron y hoy equilibrar los platos de la vida profesional y personal que está contenta con sus decisiones.

“Me siento feliz de haber podido ir por mi sueño. Hay momentos a lo largo del camino en que todo está en contra, todo te hace dudar de si vas a poder vivir de eso. Es complejo, pero yo no renuncié”, dice orgullosa.

En estas tres décadas de encarnar personajes, pararse frente a las cámaras, poner su voz a servicio, o formar nuevos actores, ha vivido momentos que atesora. Tres fueron significativamente especiales: llevar No más flores a la sala principal del Solís; la experiencia de actuar y ver lo que generaba en el público la obra La pérdida y todo lo que vivió tras actuar en la película Gigante (2009) de Adrián Biniez.

Me siento feliz de haber podido ir por mi sueño

“La pérdida era un drama de los más duros que me ha tocado interpretar y me pasaron cosas increíbles. Una fue escuchar a la gente reírse a carcajadas durante toda la obra y al final escucharlos llorar con ruido. Sentías a la gente llorando en masa. Eso fue muy impactante”, recuerda. “Y la experiencia de Gigante fue increíble, me abrió muchas puertas. Poder ir a la Berlinale, conocer gente muy talentosa que hizo 100 películas; conocer a Tilda Swinton, que era parte del jurado, fue tremendo. Además de todo lo que pasó acá en Uruguay, esa confirmación de que se pueden hacer cosas buenas, de que nuestra cultura es valiosa”.

—¿Qué momento pensás que atraviesa hoy el teatro uruguayo?

—Un muy buen momento, de interés del público. La pandemia generó una fase crítica, pero creo que la gente en general revalorizó la cultura porque se dio cuenta en el encierro de que es imposible vivir sin leer un libro, sin ver una serie, sin ir al teatro, y se reencontró con la necesidad de la cultura, que a veces está subestimada.

Votemos

El infierno son los otros” decía Jean Paul Sartre en su obra teatral A puerta cerrada, de 1944. Votemos, al equilibrar la comedia con el auto cuestionamiento y hacer pensar sobre las contradicciones de uno mismo en contacto con el otro, hace recordar la célebre frase del filósofo francés.

“Es una comedia particular porque tiene mucho humor, la gente se va a reír muchísimo por el espejo que genera sobre las grandes miserias que tenemos”, adelanta Svarcas.

La pieza está enfocada en la salud mental y trata de temas como la convivencia entre vecinos, los valores de uno mismo y cómo se ponen a prueba en situaciones conflictivas, los prejuicios, la tolerancia y los miedos.

“Creo que ese es un gran valor del teatro: esa compañía, ese abrazo, además de hacer que te hagas miles de preguntas. Una obra de teatro te puede cambiar la vida porque puede cambiar el punto de vista sobre vos mismo, sobre algo que pensás, como una creencia arraigada sobre el mundo, o sobre el valor de la vida”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar