Mc Phantom: el comediante argentino que resurgió en un reality en España

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NOMBRES

El hombre de los mil sonidos se reinventa tras superar duros momentos en su vida y retoma su carrera en España.

En la década de 1990, Miky Mc Phantom era un habitué de los programas de humor y de revista de Argentina, en los que presentaba un show absolutamente original y que no necesariamente encajaba con los estándares del entretenimiento de la época. Mucho antes de la televisión por cable, de Internet y del boom que tendrá después el stand up comedy en estas latitudes, este rosarino -aunque bonaerense por adopción- recreaba de un modo sorprendente las viejas películas de cowboys y de guerra de Hollywood. Aquellas que había que esperar pacientemente para poder verlas, frente a los gruesos televisores de tubo, el día y hora en la que habían sido programadas.

Aunque esta parezca una introducción a la prehistoria de la televisión, aquel joven que se presentaba en escena vestido con un mameluco y un gorrito de visera, hablando en un español casi neutro incluso fuera de su personaje, es hoy un hombre que apenas pisa los 60 años.

Pero para muchos televidentes, incluso de Argentina, la huella de Miky Mc Phantom se perdió durante mucho tiempo, hasta que lo redescubrieron este año en una participación que hizo en un reality show en España, donde vive hace casi dos décadas. Allí el público se encontró, además de ante un comediante absolutamente lúcido y aggiornado, con una emotiva historia de vida, de la que el actor ha logrado reponerse gracias a un cóctel en el que el humor es un ingrediente vital.

El nombre artístico de César Miguel Bugni se fue forjando sin pensarlo mucho y por distintas circunstancias. Cuando ya tenía algo de experiencia presentándose en pequeños boliches, muchas veces como entreacto de desconocidas bandas de rock, un amigo le dijo que en Estados Unidos a lo que él hacía (imitar voces y sonidos) se le llamaba Microphone Controller (controlador de micrófono); de allí adoptó la sigla “Mc”. Pero la gente la pronunciaba “mac”, como McDonald’s. El nombre “Phantom” surgirá de la novela gótica El fantasma de la ópera y de El fantasma del paraíso, la película de 1974 de Brian de Palma. Finalmente, el resultado fue un seudónimo poco popular para una época previa a la globalización, en la que las expresiones en inglés rechinaban y continuaban muy abiertas las heridas de la guerra de Malvinas.

Miguel frecuentaba El Taller, un desaparecido bar de Plaza Serrano que durante años concentró parte de la movida cultural de Palermo. Como ocurre en las películas que a él le fascinan, en ese sitio fue descubierto por un cazatalentos que trabajaba para el programa de Juan Alberto Badía, uno de los de mayor rating de Argentina. Una mesera se le arrimó tras un show y le susurró al oído que un hombre lo quería conocer. “Hola Micky. Soy productor de Badía y Compañía, estamos empezando un ciclo nuevo y me gustaría contar vos”, le dijo el desconocido. Una semana después, Mc Phantom debutaba frente al gran público.

En esa época, en la que comenzó a ser reconocido por la calle, inició un noviazgo con la que será luego su manager y compañera “de toda la vida”, Silvina Epszteyn; tuvieron una hija a la que bautizaron Catalina. 

Un artista emigrante

En las idas y vueltas por los canales de televisión, hizo buenas migas con músicos como Zeta Bosio y Charly Alberti, de Soda Stereo, y con el pianista y productor Lito Vitale. Pero para él, aunque había alcanzado un cierto nivel de popularidad y había logrado hacer buenos contactos, era muy difícil vivir de lo que hacía en Argentina, por lo que se decidió a buscar nuevos rumbos.

“Los contratos me fueron llevando fuera de mi país. Primero fue Colombia, Centroamérica, México y Estados Unidos. Finalmente fue España. También tuve un pasaje muy corto, de algo más de dos meses, por Venezuela, que fue mi puerta de entrada a Colombia”, recuerda.

En la televisión chilena incluso tuvo la oportunidad de improvisar en vivo con Michael Winslow, el actor estadounidense que se hizo famoso al hacer sonidos onomatopéyicos en Locademia de Policía y al presentarse -muchos años después- en un programa de televisión para cantar y ejecutar con su voz los solos de guitarra de Whole Lotta Love, la emblemática canción de Led Zeppelin.

“En la Venezuela democrática, en la que de todos modos había mucha crisis y corrupción, actuamos en un local llamado La Guacharaca, que era un night club de los más cotizados de Caracas”, señala Miguel. De ahí le surgió la oportunidad de ir al Festival del Humor de Colombia, que hacía el canal Caracol, en aquel entonces mucho más importante que Venevisión. En ese país obtuvo el mayor éxito de su carrera, al punto que hoy es recibido como si fuera un colombiano más cada vez que va a actuar o es entrevistado. “Colombia es un país hermoso para vivir, con gente muy cariñosa como somos los sudamericanos”, asevera.

Desembarcó en 2004 en España junto a Silvina, contratado por el canal Paramount Comedy, para grabar unos especiales de televisión. Iban a estar solamente un mes, pero se terminaron radicando definitivamente en la Madre Patria.

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Miguel y Silvina, un amor para toda la eternidad.

El hombre resiliente

Miguel asegura que no le han faltado ganas de volver a Argentina, pero su vida tuvo en los últimos años varios reveses que lo llevaron a tocar fondo y a volver a salir a flote una y otra vez. “Primero se complicó con el fallecimiento de mi mujer, en 2019. Entré en una depresión muy grande y estuve muy mal durante prácticamente un año, con psiquiatra y medicado. Eso derivó en un regreso a mi cáncer linfático, por suerte en un grado muy bajo. Lo remití enseguida después de tres ciclos de quimioterapia y ahora estoy en un proceso recesivo, con un tratamiento muy ambulatorio. Y después vino la pandemia…”, detalla el comediante.

Miguel vivía en Barcelona, pero en los últimos tiempos se mudó a Madrid, donde algunos espectáculos han vuelto a la presencialidad -aunque con un aforo muy reducido- y ya tiene varias presentaciones en agenda. “Estoy tratando de reinventarme y comenzar de cero. Esto está empezando a abrirse, yo me considero un indigente, un homeless en estos momentos (porque no poseo una casa), aunque soy el tipo más afortunado del mundo porque tengo a una familia de amigos que me está hospedando”, destaca.

Mc Phantom dice que no volverá a presentarse en la versión española de Got Talent, pese a que fue aprobado unánimemente por el jurado en suúnica actuación, porque considera que “ese dinero se lo tiene que llevar alguien que necesite ser conocido, que esté buscando triunfar en el espectáculo”.

“Aun pasando por todo lo que he pasado, soy un privilegiado. Lo de Got Talent lo hice como homenaje a Silvi, que me había dicho que nunca iba a estar en un reality show, y para demostrarme a mí mismo que lo podía hacer. Y fue una forma de decir ‘estoy acá, no me rindo y voy a seguir luchando’. Pese a que firmamos un contrato con la productora, ellos entendieron mi salida del programa y no me hicieron ningún tipo de problema con eso”, dice.

El pasado viernes, Miky Mc Phantom se presentó en el Café Teatro Platea de Madrid. Y con su show aportó un granito de arena para recuperar la sonrisa perdida por la pandemia. El hombre que le ha hecho la película a miles de personas alrededor del mundo seguirá sobre las tablas mucho tiempo más porque, asegura, la alegría es la cura de casi todos los males.

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