EL PERSONAJE
Tiene 25 años y es brasileña. Llegó a comienzos de 2018 para incorporarse al Ballet Nacional del Sodre y el año pasado fue nombrada Primera Bailarina de la compañía.
Entre la locura y la cordura, entre el amor y el deseo, entre la violencia y la soledad. Entre la desgracia y la desdicha, entre la elegancia y la dejadez, entre la dignidad y la pérdida absoluta de la esperanza. Blanche se mueve siempre en los límites, como si todo fuese una cuerda floja y se tratara de intentar mantener el equilibrio. Blanche se quiebra y se repone y crece y se hace chiquita y se acurruca en los brazos de cualquiera que quiera sostenerla, ayudarla, salvarla. Y con ella Mel Oliveira, 25 años, brasileña, Primera Bailarina del Ballet Nacional del Sodre (BNS), se estira, gira, salta, se suspende en el aire, se arrastra contra el piso, se quiebra, se rompe en pedazos y a veces se reconstruye pero ya no es la misma. La de Blanche es la historia de una mujer rota. Y cuando Mel es Blanche llora con ella, sufren juntas, sobreviven juntas.
El jueves 12 el BNS estrenó el primer título del 2020: Un tranvía llamado Deseo, una puesta desgarradora con coreografía de Mauricio Wainrot basada en la obra de Tennessee Williams. Un día después Mel Oliveira iba a bailar por primera vez como Primera Bailarina del ballet, pero por las medidas tomadas por el gobierno ante el arribo del coronavirus a Uruguay, su "debut" se postergó. Ya había bailado en roles principales, con toda la compañía a sus espaldas bancándola, ya sabía de la responsabilidad de estar al frente, de tener todas las miradas sobre el cuerpo, de lograr transmitir una historia al público, de tener el escenario solo para ella. Esta vez iba a ser diferente.
El domingo 15 de diciembre de 2019 cuando terminó la función de Manon, cuando Mel y Gustavo Carvalho (ex bailarín del BNS) terminaban de saludar al público Igor Yebra, director de la compañía, entró al escenario, se paró a un costado y, micrófono en mano, dijo más o menos esto: u201cPensamos que una persona que en poco tiempo nos ha dado una muestra de su talento, puede dar un paso y seguir creciendo en este caso como Primera Bailarina del Sodre: Melissa Oliveirau201d. Mel se apoyó sorprendida en el hombro de Gustavo u2014era la última función que harían juntosu2014 y lloró. Y entonces el tiempo, el esfuerzo, el dolor, las alegrías, los ballets, Brasil, su familia, el sacrificio de sus padres y el suyo, todo se condensó en ese instante, el momento justo en el que supo que todo había valido la pena.
Un sueño
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Tres días antes del estreno de Un tranvía llamado Deseo Mel posa para las fotos de esta nota en uno de los salones del cuarto piso del Auditorio Nacional Adela Reta. Se sienta en el piso gris, se pone las zapatillas de punta suave, delicada, grácil, mira a la cámara, sonríe sutil, se pone de pie, se para sobre las puntas, levanta los brazos, pregunta u2018¿así está bien?u2019 y agradece.
Mel, que se llama Melissa, nació en Ourinhos, una ciudad pequeña en San Pablo, Brasil. Vive en Uruguay desde hace dos años pero su país permanece en ella: en el acento, en la forma de hablar, en la manera de decir algunas palabras. También cuando nombra a su madre y a su padre, a todo lo que quedó lejos.
Mel es bailarina porque siempre quiso serlo. u201cHay una historia que siempre cuenta mi madre. Es muy graciosa porque yo no la recuerdo, era bien chiquita, ponele que tenía tres años y veía en la tele un reportaje del Mariinki Ballet de Rusia. Había bailarinas de tutú y de puntas y dicen que yo le decía a mi madre que yo quería ser bailarina como ellas. Y ella me decía: u2018Pero sos muy chiquita, hay que esperaru2019. En mi ciudad había una sola escuela de ballet que era municipal y podías empezar recién a los siete años. Pero fue una decisión siempre míau201d.
Cuando cumplió siete se inscribió en la escuela aunque, recuerda, era todo muy básico, como u201cjugaru201d. Para ella era el comienzo de un sueño: el de bailar como las bailarinas que veía en la televisión.
A los 14 se fue de vacaciones a Río de Janeiro a lo de un amigo de su ciudad que había ido a estudiar ballet allí. Hizo un curso de verano en su misma escuela y cuando regresó a Ourinhos le dijo a sus padres que había conseguido una beca para estudiar ballet en Río. u201cYo quería vivir eso, quería profundizar en este mundo que era mucho más grande de lo que conocía yo. No sé cómo mis padres me dejaron irme a vivir sola a Río, yo era muy chiquita, pero bueno, ellos siempre me apoyaronu201d.
Mel se mudó con su amigo y compartieron el apartamento con más chicos y chicas. Los alquileres en Río eran caros y ella no tenía más ingresos de los que le daban sus padres. Más adelante en la charla, cuando diga que todo el esfuerzo valió la pena, dirá que ella vio a su mamá llorar cuando se fue de su casa, que vio a sus padres, u201cde una familia muy humildeu201d, esforzarse mucho para que su única hija pudiera bailar.
A los 19 audicionó para entrar a la compañía del Teatro Municipal de Río. u201cEs una compañía grande, bien antigua. El teatro tiene más de 100 años, tiene tremenda estructura, es un ballet reconocido allá. Pero como tiene su tradición de ser un teatro muy antiguo las entradas para ver el ballet son muy caras. Era muy difícil, por ejemplo, que estuviera la platea llena. Yo lo comparo con lo que veo acá en Uruguay y la cultura está más elevada, es algo que funciona y fluye mucho mejor que en Brasil. Acá bailamos siempre para una platea llenau201d.
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Allí empezó bailando en el cuerpo de baile y aunque después fue solista dice que hubo un momento que la marcó, uno en el que entendió que el sueño de la niña de tres años que miraba bailarinas por la televisión se empezaba a hacer real. u201cLa primera vez que bailé profesionalmente en el teatro fue con la Bayadera, una obra muy bonita. Yo estaba en el cuerpo de baile y en un momento la principal bailaba a la vuelta la hoguera haciendo rituales y nosotras lo hacíamos alrededor. Y me acuerdo la sensación de escuchar la orquesta que sonaba muy linda, era una parte de la música muy linda también, era bien delicada y bien suave y recuerdo estar toda erizada y pensar u2018¿esto es real?u2019. Como que ahí me di cuenta de que yo era bailarina y estaba en una gran compañía, reconocida y ganando dinero por eso, como si fuese cualquier otro trabajou201d.
En 2017 todo en la compañía cambió. Brasil venía atravesando desde hacía algunos años una crisis financiera que dejó a los bailarines y bailarinas sin cobrar el sueldo por cinco meses. u201cFaltaba plata para la cultura, como falta siempre. Imaginate que los maestros de escuelas y liceos no tenían plata ni sueldos, la seguridad tampoco, los hospitales tampoco, entonces a lo primero que le sacan es a la cultura. A mi no me parece bien pero ellos tienen la visión de que no es importante y yo creo que el arte es educación. También entiendo que si había gente muriendo en los hospitales es lógico, es distintou201d.
Por seis meses Mel tuvo que dejar de bailar y decidió buscar compañías para poder audicionar. Al BNS, por entonces dirigido por Julio Bocca, ya lo conocía: era una compañía que tenía prestigio a nivel mundial y además allí bailaban algunos de sus amigos, como Gustavo. Se contactó con Bocca, le mandó videos suyos bailando y el argentino le ofreció un contrato. A principios de 2018 Mel llegó a Uruguay. Seis meses después fue nombrada como bailarina Solista del BNS. Un año después, con el retiro de María Noel Riccetto, fue ascendida a Primera Bailarina.
u2014¿Qué destacás del BNS en comparación con otras compañías de la región?
u2014Creo que lo más lindo del Ballet Nacional ahora son los repertorios y además tiene un buen grupo de bailarines que están muy involucrados en lo que hacen. Obvio que siempre hay gente que se va y gente nueva, pero más allá de todo son personas que aman mucho lo que hacen y lo hacen por amor, realmente. Y siento que es un grupo muy unido y eso hace la diferencia y creo que se ve en el escenario. Obvio que siempre va a haber personas a las que no les guste lo que haces pero creo que en general tenemos todos eso de seguir un bien común.
Eso del bien común es lo que se ve en el escenario cuando todos bailan como si fuesen uno, eso que pasa cuando Mel es Blanche, se quiebra, se rompe y todos la sostienen.