Una epidemia de difteria azotó Floriday sus alrededores en 1889 y una familia italiana de apellido Fenocchi perdió a cuatro de sus ocho hijas en una semana. Los cuerpos de las niñas fueron enterrados a un kilómetro de su casa, en Cardal, ya que por cuestiones sanitarias se había prohibido hacerlo en el cementerio de la zona. En ese mismo sitio, tres años después, los Fenocchi solicitaron autorización a la curia de Santa Lucía para construir una capilla para homenajear a sus hijas y transmitir un mensaje inspirador: se puede superar las adversidades.
Al presente, varias madres y padres que han perdido a sus hijos se acercan a la Capilla Fenocchi en búsqueda de consuelo, y muchos niños lo hacen con sus escuelas para visitas guiadas.
Nicolás Rodríguez, investigador paranormal y subdirector de la Fundación Warren Legacy para la Investigación Paranormal para Sudamérica, arribó a este lugar dos años atrás con miras a corroborar si eran reales los fenómenos extraños que se comentaba que ocurrían en la iglesia y la zona cercana. “Se decía que los niños veían a otros que andaban por ahí y se disolvían, que se veían figuras en el campo. Hablan de una señora vestida de rojo que circula por el campo y salió en fotos. Washington, el guardián de la capilla, me contó que se ha suicidado gente al costado”, repasa Nicolás con Domingo.
Mientras Washington estuvo a cargo de la reconstrucción de la capilla oía niños correr y decía que hablaba con Francesca, la última de las hermanas Fenocchi fallecidas. Así que Nicolás decidió ir hasta Cardal con sus equipos para documentar los hechos. Llegó al lugar un 31 de octubre muy especial -a la noche de Halloween se sumaba que había luna azul- y apenas colocó su Box SB7 -radio especial que escanea ruido blanco y permite la comunicación espiritual- se dio una interacción impensada. El “espíritu” saludó a Nicolás, y al consultarle a qué familia pertenecía la iglesia, lo descolocó la claridad con la que se escuchó “Fenocchi” (lo dejó registrado en el capítulo Capilla Fenocchi en el canal de YouTube Shaka Paranormal). Acto seguido le preguntó, ‘¿quieres que te ayudemos a irte de este lugar, Francesca?’, y rápido respondió, ‘me ayudas’.
“El momento más emotivo fue la liberación de Francesca. Empezó a pedir ayuda y las varillas de radiestesia me indicaban que estaba parada al lado de Washington. Después de que la liberé, porque pedía irse del lugar, en la capilla no pasó nada más, según me contó Washington”, revela Nicolás.
El de la Capilla Fenocchi no es un episodio paranormal aislado. Casos del estilo abundan y Gustavo Farías como presidente de la Asociación Uruguaya de Investigación Paranormal (AUDIP) da fe de ello. Esta asociación sin fines de lucro recibe consultas de personas que dicen ver sombras, escuchar voces y ruidos en sus casas. Se estudia cada caso y se les asigna un investigador y se los ayuda sin costo.
AUDIP nació en 2014 por la necesidad de ayudar a familias que sufren fenómenos paranormales sin explicación aparente. Hoy la integran 45 personas de siete grupos distintos. El trabajo es honorario. La cantidad de ayuda creció de forma exponencial gracias a que lograron formar a más expertos en la materia: al inicio tomaban un caso al mes y al presente tienen capacidad para atender 20. “ Se usan diferentes métodos: magia, hechicería, curas exorcistas, chamanes, metafísica”, dice Farías. Y aclara que AUDIP no está “pegada” a una religión particular.
Domingo se pone a tono con la fecha y comparte con los lectores historias llenas de misterio e intriga, y no tan masivas en la previa de Halloween.
El tour nocturno Misterios del Salvo es uno de los más solicitados entre la variedad que ofrece Peatonal Tours y se realiza los sábados y domingos a las 20:00. El condimento principal son los relatos de los vecinos sobre los misterios y fantasmas que envuelven al edificio emblema de Montevideo. Como bonus track, se sube al mirador en el último piso para admirar la magnífica vista y capturar fotos instagrameables. La entrada vale $600 y los cupos para este fin de semana ya están agotados. Por más información, consultar en la cuenta de Instagram @peatonaltours.
En el marco de Halloween, el Museo Histórico Nacional abre las puertas de dos de sus casonas donde sucedieron hechos misteriosos e inexplicables. Se podrá visitar la Casa Montero (25 de Mayo 428) el 3 de noviembre a las 19:30 y la Casaquinta de José Batlle y Ordóñez (Carlos Hounie 4381) el 4 de noviembre a las 18:00. Los interesados deben enviar un correo a educativa@mhn.gub.uy con nombre, apellido, edad, día elegido para el paseo y la frase ‘visita misteriosa’ en el asunto. Los cupos son limitados.
El 31 de octubre a las 18:00 hay una merienda mágica en el Castillo Pittamiglio y Guillermo Lockhart narrará misteriosas leyendas. Habrá premios, cosas ricas y se puede ir disfrazado. Los cupos son limitados y las entradas ($660) están a la venta en passline.
Mina de terror
Gustavo Farías y Sulekshna Rodal (ambos investigadores paranormales) aprovecharon que viajaban a Minas por un caso para visitar una mina de oro ubicada en Lavalleja y rodeada de leyendas urbanas. En una época se la podía conocer en un tour turístico pero dejó de hacerse tras la muerte de su guía. “Se decía que se escuchaban ruidos, que se oía picar a los mineros, pero sobre todo que había una presencia oscura, algo denso. El mismo guía me decía que sentía presencias en el circuito”, indica Gustavo a Domingo.
Apenas ingresaron a la peligrosa mina -tiene 30 metros hacia abajo y cuatro pisos llenos de agua- percibieron cierta incomodidad. Luego se sumó una sensación de pesadez y un frío intenso. Caminaron entre paredes de pirita, oro y cuarzo, y al atravesar una bifurcación oyeron un alarido en medio de la absoluta oscuridad. “Una de las linternas se nos apagó y uno de los equipos empezó a detectar cierta energía electromagnética. Lo que más nos llamó la atención fue que empezamos a sentir golpes en lo profundo”, relata Gustavo.
Estaban rodeados de orificios y túneles cuando se les apagó la segunda linterna; al mismo tiempo se intensificaron los golpes. Atinaron a pegar la vuelta y usaron un celular para iluminar, mientras intentaban recordar el camino en un estado de total nerviosismo. “Sentimos una presencia de algo grande (no era una persona) atrás. Fue una sensación horrible. Tuvimos que pasar por encima de un puente maltrecho. En el agujero para salir había un esqueleto gigante de vaca o de caballo enganchado. Tétrico. Logramos encontrar la salida. Ver la luz fue como renacer”, confiesa Gustavo. Se fueron sin saber qué ocurrió en la mina, ya que no tenían el equipamiento necesario para una correcta investigación. Asegura que volverían mejor preparados y con más recursos humanos.
Fernando y Daiana se acercaron a la enorme casaquinta ubicada en la intersección de Santa Rosa y la Ruta 11 una fría tarde de julio de 2022 porque alguien les había hablado de esta mansión abandonada. Los recibió un cordero muerto en la puerta de entrada y eso ya les dio escalofríos. El panorama era tenebroso -muebles desarmados y deshechos, paredes verdes llenas de moho, silencio sepulcral y oscuras habitaciones- pero no alcanzó para detener a los administradores de la página de Facebook Abandonos en Uruguay. Al ingresar a uno de los tantos cuartos los hipnotizó una túnica blanca en estado impecable colgada en un armario. “Estaba todo destrozado menos la túnica, entonces nos dio por tocar a ver qué era”, cuenta Fernando a Domingo. Desde ese momento, nada fue igual. Los invadió una sensación de agobio, les costaba respirar, sudaban, se agitaban y decidieron irse.
Fueron hasta el pueblo para conocer la historia de la casa, entraron a un negocio y el dueño les contó que esa túnica perteneció a una estudiante de medicina víctima de un femicidio que vivía en esa casaquinta. En 1978, la veinteañera había decidido terminar la relación con su novio -amigo del dueño de este negocio- pero el joven no pudo soportarlo y terminó asesinando a la muchacha y quitándose la vida. “La esperó cerca de la plaza de Santa Rosa, la interceptó, empezaron a discutir, él le insistía para volver, ella decía que no, entonces sacó un arma, le disparó y se pegó un tiro él”, recrea Fernando esta dramática escena. El asesino murió en el acto y ella fue trasladada al Hospital de Clínicas, donde falleció tres horas después. El hecho devastó a todos los habitantes de Santa Rosa y la familia de la chica abandonó el pueblo y el país, dejando su casa armada por más de 40 años. Cuando Fernando compartió la foto de la casaquinta, recibió el mensaje de un sobrino de la víctima, que era un niño cuando ocurrió la tragedia, y le contó que había sido suya pero la había vendido. “Hace tres meses le pregunté si podía volver para sacar más fotos y me dijo, ‘no está más, la derrumbaron’. Fui igual para corroborar y no quedaba nada”, revela Fernando.
Mansión del mal
Detrás de las gruesas paredes de una antigua casona que se alza sobre una cuchilla del Paraje Sarandí del Consejo, a dos kilómetros de la Ruta 9, se esconden macabras historias convertidas en leyenda. La mansión hoy abandonada perteneció a Leonardo Olivera, un respetado vecino de la zona, y ha sido un lugar de referencia para los locales, ya que se decía que allí sucedían hechos extraños.
“Surgen relatos de inexplicables apariciones y sucesos de diferente índole contados por lugareños que los vivieron y con el paso de los años surgieron leyendas que se transmiten de generación en generación en la zona rural de Rocha”, dice a Domingo Dante Eguía, fotógrafo e historiador rochense.
Los visitantes no querían pernoctar en esta casa ni permanecer en ella cuando caía el sol; es que los fenómenos paranormales ocurrían por las noches: se oían ruidos, golpes, pasos y lamentos.
Una noche de verano, cuenta Dante, dos jóvenes peones y compañeros de habitación se fueron a dormir temprano y, en mitad de la madrugada, uno de ellos se despertó sobresaltado, con la sensación de estar siendo observado por alguien. Miró hacia la puerta del cuarto y quedó estupefacto al ver una misteriosa figura humana apoyada sobre el marco.
No logró ver ni distinguir el rostro y en un momento dado la figura se esfumó. “El peón llamó a su compañero y este, con una risa nerviosa, le dijo: ‘Estaba despierto, no me moví para no provocar reacción, pero lo vi, no estás loco’”, recrea la escena Dante, y añade que ambos se comprometieron a no decir nada ya que a su patrón no le caían bien los comentarios de lo que sucedía en la casona.
Los habitantes de la zona también contaban de sus encuentros con una “luz mala” que aparecía de la nada y se prendía a las ancas de los equinos.
Se desconoce por qué sucedían estos eventos sobrenaturales en la casona de Sarandí Del Consejo, aunque Dante alega: “Estos fenómenos de aparición de luces y sus consecuentes manifestaciones siempre han estado ligados a tesoros de oro escondidos o difuntos que no fueron ‘cristianamente’ sepultados”.
Hace seis años que el grupo Acrux lleva adelante el primer y único tour de investigación paranormal real que se hace en Uruguay. Han pasado por distintos sitios y hoy lo realizan en el Castillo Idiarte Borda. Este será también el escenario para recibir la segunda edición de la Expo Sobrenatural el próximo 18 y 19 de noviembre de 14:00 a 21:00 horas. Los distintos grupos de investigación paranormal se reunirán en este evento sin precedentes en Uruguay para compartir sus hallazgos, experiencias y recursos. La expo incluye magia, hechicería, brujería, mancias (Tarot, lectura de manos), esoterismo, ufología (disciplina que estudia ovnis) y más. Habrá charlas en vivo a cargo de expertos en diversas ramas. Este año dirán presente dos invitados de lujo: Henry Gelencser estará el sábado 18 disertando sobre los fenómenos paranormales de la mente, y el domingo 19 Guillermo Lockhart contará sus experiencias vividas como conductor del programa Voces Anónimas.
Los participantes también tendrán la chance de recorrer el Museo Maldito y conocer de primera manos 40 objetos cargados con mala energía o embrujados que han atormentado a las personas. El bono colaboración para la Expo es de $350 pesos y se adquiere a través de passline.com o comunicándose al 094 724 347.
Don Pedro
Gastón Geymonat es guía de Misterios del Salvo desde 2020 (ver recuadro) e inicia cada tour contando la historia del vecino Ismael y Don Pedro, el afamado fantasma del Palacio Salvo.
El origen del relato se remonta al 29 de abril de 1933, cuando José Salvo -impulsor del Palacio Salvo junto a su hermano Ángel- fue atropellado y terminó muriendo 20 días después en el hospital. El accidente fue planificado por su yerno, Ricardo Bonapelch, un bohemio cantante de tango que en una de sus tantas salidas conoce a María Elisa Salvo y al enterarse de que era hija de uno de los industriales más poderosos del país se aprovecha de la fortuna familiar. “Planea el asesinato de su suegro seis veces para quedarse con la herencia. Las primeras cinco falla”, relata Gastón a Domingo.
Se dice que el fantasma de José Salvo vuelve para poder disfrutar de su obra, ya que el edificio mellizo del Barolo en Buenos Aires se erigió en 1928 y el asesinato sucedió un lustro después. Es un fantasma bueno: ayuda a los habitantes del Salvo. Es más, fue Ismael, uno de los vecinos, el que lo bautizó Don Pedro. Él vivía en el apartamento 713 (piso siete), un ladrón lo seguía porque sabía que recibía un dinero todos los meses en un maletín y una tarde lo intercepta en la puerta de su casa pensando que llevaba el botín en la mochila. Forcejean, entran al apartamento, esperan unos minutos, sienten que abren la puerta y al salir al corredor ven una figura. ‘¿Es el que te trae la plata?’, le pregunta el ladrón a Ismael. ‘No, es Don Pedro, el fantasma del Salvo’, le contesta, y el malhechor sale despavorido.
“A partir de ahí se generó el mito de que Don Pedro vigila el edificio. Los vecinos cuentan que al irse de vacaciones le dejan una carta para que les cuide la casa”, dice Gastón. Y agrega que muchos aseguran haberlo visto: unos de galera, otros de sombrero, unos con paraguas, otros de bastón.
Creer o reventar. A Gastón le pasó que al terminar el tour se acerquen a felicitarlos y les digan ‘me encantó el actor que contrataron con traje y sombrero’. “Nos miramos y decimos ‘no contratamos a nadie y no vimos a nadie así’. ‘Pero estuvo todo el recorrido con nosotros, siempre se mantenía atrás’, te dicen. Esas cosas te pasan”, relata con asombro.
Ecos del pasado
Nicolás compara la paciencia que se necesita para interactuar con los espíritus con las idas a pescar: podés tener suerte y que pique rápido o esperar horas para que te “hablen “ cinco minutos. Algo así le sucedió en su visita a la Isla de Flores un año atrás. De arranque tuvo que pedir tres permisos (a Prefectura, el Ministerio de Ambiente y el Ejército) para poder ir de noche y quedarse a dormir. El trámite le llevó tres meses.
Dicen que dentro del faro se ahorcó un farero y que otros colegas lo ven circular, que una niña se pasea con una pelota, que se oyen gritos a toda hora y que cada tanto se siente una ráfaga de olor dulce. Es que según contó Néstor Gandulia en el video del canal Shaka Paranormal, esta isla “sirvió de aduana sanitaria” cuando el cólera y el tifus arrasaron, y un siglo después todavía hay quienes sienten el olor dulzón a carne quemada que se desprendía del crematorio instalado ahí, o escuchan los quejidos.
Nicolás recorrió la isla y en todo momento sintió que lo seguían. No había luna, no se veía nada pero cuando probaba una psicofonía, conseguía respuesta, y así sabía que había algo más. “De noche se puso feo”, revela. Y agrega: “En determinadas zonas se notaba mucho más denso, más pesado, y era donde tenía más comunicación con ellos. Les preguntaba lo básico: si había alguien, quiénes eran, si podían decir mi nombre, y lo decían. Intento saber que la interacción es real y que no son voces al azar. Me dijeron ‘isla’, ‘demonio’, ‘espíritu’ y está todo documentado”.
A las 4:30 se fue a descansar al faro y le costó dormir porque notaba una presencia a su lado. Sin embargo, no escuchó gritos ni olfateó ningún olor. Asegura que el fenómeno paranormal es real, pero “no tanto como las leyendas pueden contar”. Y concluye: “No sé si te puedo decir hay fantasmas o demonios, pero tenés respuestas acordes a laisla, por los idiomas que se manejan (inglés, italiano)”.