Mitos y errores frecuentes en la alimentación infantil

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Corregir los malos hábitos de alimentación a edad temprana es clave.

Nutrición

Con los niños más tiempo en casa las tentaciones a la hora de comer son mayores; cuáles son los errores más comunes en esta materia y cómo corregirlos

Con los niños en casa, los padres de familia deben estar muy pendientes de qué y cuánto comen. Nuevas recetas, ser creativos y eliminar algunos mitos sobre nutrición infantil son medidas necesarias para que estén sanos y fuertes.

En algunos casos puede ser una tarea agotadora el fijarse en si el contenido nutricional de los alimentos que consumen los más pequeños es adecuado para su edad, pero no hacerlo, podría afectar su desarrollo.

Así lo explicó el nutricionista Juan Carlos Burgos: “La desnutrición crónica quiere decir que, durante un prolongado tiempo, el niño no consume los nutrientes necesarios para su edad. Se manifiesta físicamente en un retraso en la talla, y al no haber una adecuada nutrición, el desarrollo cognitivo también se ve afectado”.

Gabriel Osorio, nutricionista infantil, señala que la desnutrición es resultado de la falta de consumo de agua potable, así como un desbalance en las porciones: “Si un niño no consume un tipo de alimento puede generarse un desequilibrio. Lo importante es buscar sustitutos. Si no come carnes, un sustituto de proteína es el huevo. Si no le gustan las verduras por su sabor, pruebe con preparaciones que lo disimulen”, sugiere.

¿Ha visto que niños a los que les dan solo sopa porque “es lo que más alimenta”? De acuerdo con Burgos este es un error muy común que conlleva a que los menores en realidad no reciban los nutrientes que requiere su dieta diaria. “Debe ofrecerse primero el seco. La sopa tiene mucha agua y llena al niño. Además, no se sabe cuánta proteína, harina, verdura, finalmente ingirió”, comentó el experto. Otro error habitual es darles grandes cantidades de agua o jugo mientras comen, lo cual deriva en el mismo problema anterior.

Algunos padres suelen dar suplementos nutricionales a los niños, ya sea porque quieren reforzar su alimentación o porque los pequeños son de los que no les gusta comer.

Si se sigue una dieta balanceada, no es necesario hacer uso de suplementos.

Pese a esto, de acuerdo con Osorio, solamente un pediatra puede recetarlos: “No queremos desbalancear el equilibrio. Mucho o muy poco de algún nutriente puede ser tan dañino en un niño. Además, si se sigue una dieta balanceada, no es necesario hacer uso de suplementos. Solamente un profesional de la salud está capacitado para determinar cuando un menor lo necesita”.

En torno a la lactancia materna, vital en los primeros meses de vida, también existe una serie de mitos que están especialmente relacionados con la edad en la que se debe dejar de dar pecho a los bebés. Mientras hay quienes recomiendan hacerlo en el menor tiempo posible, otros aseguran que se debe realizar el mayor tiempo posible.

La verdad es que los dos extremos pueden ser perjudiciales. Los pediatras recomiendan que hasta los seis meses la alimentación sea exclusiva de leche materna.

La lactancia se debe alternar con otros alimentos hasta los dos años de edad, mientras que la leche de vaca se debe introducir recién cumplido el primer año de vida.

INDICADORES. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aporta varios datos relevantes para comprender la malnutrición en su verdadera dimensión.

“La desnutrición, que incluye la carencia de vitaminas y minerales, contribuye a cerca de un tercio de las muertes infantiles en el mundo”, señala.

“Un indicador clave de la malnutrición es el retraso en el crecimiento. Se dice que un niño sufre retraso del crecimiento cuando es demasiado bajo para su grupo de edad en comparación con los patrones de crecimiento de la OMS”, indica en otro pasaje.

“La presencia de vitaminas y minerales en la dieta es esencial para mejorar la inmunidad y desarrollarse en forma saludable”, agrega la OMS.

La mala nutrición también se expresa en el sobrepeso, según datos de la organización hay 41 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso en el mundo, lo cual supone uno de los principales desafíos para la salud pública.

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