SOCIEDAD

Como una ciudad significativa en la historia y la geopolítica de la Cuenca del Plata, Montevideo siempre ha tenido potencial para insertarse en el mundo del turismo cultural, con elementos propios y trascendentes tanto a nivel regional como mundial. Sin embargo, los museos públicos de la capital uruguaya, por lo general, están vacíos, incluso cuando son de acceso gratuito. Algunas experiencias privadas han tenido mejor aceptación (como la del Museo de Arte Precolombino e Indígena-MAPI de la Ciudad Vieja), tal vez por presentar sus fondos con una visión más moderna, dinámica y participativa. En este contexto, el mundo sigue avanzando. Y en esa marcha, cada tanto aparecen nuevas propuestas museísticas, pensadas sobre todo para dinamizar el turismo.

Una de ellas fue presentada por un uruguayo, Rafael García, y cuenta con los apoyos del Ministerio de Turismo, la Intendencia de Montevideo y asociaciones culturales. Se trata del Proyecto Río de la Plata, un museo sobre la identidad uruguaya y rioplatense, pensado más como una muestra interactiva y tecnológica que como un conjunto de objetos históricos en exhibición.

“El plan es desarrollar una propuesta global de transformación cultural, urbana, turística, social y económica de gran impacto para Montevideo y el Uruguay, que tiene influencia sobre toda la Cuenca del Plata. Es una idea que revitaliza el patrimonio arquitectónico de Montevideo en una zona histórica como la Ciudad Vieja, bajo un formato sustentable que se proyecta a todo el país”, explica García a Revista Domingo.

El proyecto nace como parte de su tesis en el Centro de Altos Estudios Nacionales (CALEN). “Abarca todo lo que tiene que ver con el poder nacional, tanto en lo económico, lo político, lo psicosocial y de alguna manera hasta en lo científico- tecnológico”, anota.

El promotor de la iniciativa estudió en Bilbao y quedó impactado por el Museo Guggenheim, punto neurálgico de ese municipio español, al igual que con el Museo Titanic de Belfast, en Irlanda. Este último, además de una oda nostálgica del transatlántico que chocó con un iceberg en 1912, es un fascinante acercamiento a su época, en un contexto previo al estallido de la Primera Guerra Mundial y en un Belfast símbolo del sector naval que, con las miras puestas en la captación del turismo, ha construido un impactante edificio (con la forma de la proa del barco) para albergar al museo.

“El proyecto del Guggenheim fue hecho como conector, para identificar a Bilbao con el museo. Después hubo una transformación urbanística en la zona, que 10 años más adelante cambió a la ciudad. Es un caso de referencia para muchas ciudades en el mundo. Algunos de los proyectos que lo tomaron como ejemplo fracasaron y otros fueron exitosos”, comenta García.

Con una inversión de 87 millones euros (unos US$ 100 millones), e inaugurado en 1997, el Museo Guggenheim no solo ha sido la ventana al mundo de Bilbao, sino que ha generado ingresos por 3.300 millones de euros, con un promedio de 1.200.000 visitantes al año.

La marca y la imagen del “río ancho como mar” es de relevancia en el mundo. Y contiene, desde su descubrimiento en 1516 por Juan Díaz de Solís, una riquísima historia de sucesos. Pero, además, gran parte de las referencias son compartidas en la región, ya sea en la historia, en las tradiciones y expresiones culturales como en el tango y el carnaval. O en los personajes típicos (como el gaucho) y productos gastronómicos como la carne.

“Todos ellos tienen un mayor posicionamiento en los países vecinos, lo que impacta negativamente en la promoción y comunicación del turismo cultural del Uruguay al mundo”, opina García. Y agrega: “Este proyecto apunta a revitalizar y reposicionar la marca mundial Rio de la Plata y la identidad rioplatense por medio de una muestra temática de los más importantes fundamentos históricos y culturales del país y la región”.

El 18 de julio de 1830 marca el inicio del Uruguay como nación. La Jura de la Constitución celebrada en el Cabildo de Montevideo y representada en un magnífico cuadro de Blanes también marcó el inicio de un proceso político con grandes y sangrientos conflictos en la región, como la Guerra Grande, donde se destacan acontecimientos claves como el nacimiento de los partidos políticos. En 1833 se creó la letra del Himno Nacional, considerado uno de los más lindos del mundo. ¿Es posible pararse -literalmente- frente a estos hechos históricos para hacerse una composición de lugar y dimensionar la importancia que en su momento tuvieron? ¿Es posible vivir dentro de una sala de museo una experiencia sonora para entender a cabalidad dos patrimonios intangibles como el tango y el candombe? Estos son los objetivos del Museo de la Identidad.

Según el promotor de la iniciativa, los espacios de este tipo son “tendencia” en el mundo. Y por tratarse de una muestra interactiva y tecnológica más que de elementos físicos, no implicaría grandes costos. “El gran capital es el diseño, que permite pararse en el lugar y en la época. No hay un capital de cuadros, por ejemplo, sino que se reproducen las pinturas más notables en un espacio-tiempo. Se trata de vivencias de identidad, con mensajes que llegan a través de efectos tecnológicos y visuales”, explica.

Desde su punto de vista, un buen lugar para instalar el museo podría ser la Estación Central de AFE, que se encuentra abandonada desde hace décadas. Otras posibilidades serían el Apostadero Naval y el hall de la sede del Banco República, ambos en la Ciudad Vieja. También incorporar la idea al llamado para recuperar la zona del Dique Mauá, donde nunca logró hacerse el promocionado Museo del Tiempo.

“Esta propuesta de contenidos de valor turístico viabiliza la importancia del proyecto sobre una terminal de cruceros, que permitirá conformar un home port en Montevideo. Un tema que nuevamente está en agenda y que hoy ostenta Brasil, Argentina y Chile. Solamente el trafico de la actual terminal de pasajeros en el puerto mueve unas 500.000 personas al año. Si a eso le sumamos el tráfico de cruceros, alcanzamos prácticamente los 800.000 usuarios en este punto”, destaca García.

El promotor del Proyecto Río de la Plata recordó que en el último Foro de Turismo Cultural realizado en 2018 en la Intendencia de Montevideo, “fue permanente el reclamo por parte de los agentes y operadores por una necesidad de transformación de los contenidos turísticos. Una realidad que se expresa en la mayoría de los símbolos y monumentos históricos que son expresiones de una historia muy rica para América, que pasan casi desapercibidos para ciudadanos y turistas”.

Y agregó: “Tenemos iconos como la Puerta de la Ciudadela, reflejo de una de las ciudades amuralladas más notables e importantes del continente, perdida tanto en la comunicación como en su dimensión para el turista. Y un lamentable estado de abandono de la Estación Central y del Apostadero Naval, o del magnífico edificio del Banco República”.