NOMBRES
Actriz y cantante pasó por muchas comedias de la tele argentina. Hoy es parte del elenco de Casi feliz en Netflix.
Dice Natalie Pérez que el mismo cuerpo que le presta a sus personajes es el que después le entrega por completo a la su música. Al paso del dos y uno en el que perfectamente se pueden bailar algunas de sus canciones o de una chacarera o de una balada. Con un poco más de ritmo o en ese balanceo “pegadito”, la música, responde a La Nación, “es lo más yo que vas a ver en tu vida. Soy yo, es lo que quiero decir, es lo que pienso”.
“Mi padre toda la vida me dijo: ‘Vos tenés que cantar Natalie, te tenés que dedicar a cantar’”. Ella le respondía que no, que le daba miedo. Recuerda en Desayunos Informales que su carrera la fue llevando a la música. Que en todas las novelas le tocaba cantar y también estaban los musicales en el teatro. “La música me buscó a mí”.
Hace dos meses estrenó la canción Te quiero y nada más, y la semana pasada Bambi (ex Tan biónica) lanzó ZZZ, un tema en colaboración con ella. Viene, además, de su disco Un té de tilo (2018) que el año pasado tuvo su versión delux con colaboraciones como Fabiana Cantilo en Pegaditos, Coti Sorokin en Quisiera o Lisandro Aristimuño en En las olas.
A la par de la música Natalie trabaja en personajes que conquistan audiencia. Su repunte actoral comenzó con Graduados y Guapas. Pasó por la villana graciosa Eva Monti en Esperanza Mía y por Carla, una de las hermanas favoritas en Las Estrellas, entre otros. “Todos los años fueron de crecimiento para mí (...) Pero Guapas, Graduados, Esperanza Mía y Las Estrellas fueron lo más masivo”. Pequeña Victoria en 2019 le sirvió para un crecimiento en su vida personal (ver recuadro).
La decisión desde Pequeña Victoria
En varias entrevistas Natalie Pérez ha dicho que, desde niña, se imaginaba siendo madre joven. La vida y las prioridades fueron mutando, pero a los 33 años y después de pasar por la telenovela Pequeña Victoria, decidió congelar óvulos. Su personaje, Bárbara, pone su vientre en alquiler. “Ahí llegó esa información a mi vida, estas otras oportunidades para ser mamá.
Y en 2020es Pilar, la ex del personaje de Sebastián Wainraich en Casi Feliz(Netflix). Con Pilar, dice a la revista Marie Claire, comparte esa importancia vital que da a los vínculos, a tratar de protegerlos, incluso con sus ex, con quienes ha llegado a tener una buena relación. “Los vínculos son los que nos hacen ser quienes somos, los que nos motivan o nos deprimen”.
De extra a un casting exitoso
El comienzo de todo fue ahí, en la tele, o en un casting para actuar en Chiquititas al que la acompañó su madre. “Fue un deseo mío, 100 por ciento, pero mamá me tenía que llevar porque tenía 9 o 10 años ”, dice a La Nación. “Siempre fui de estar en casa disfrazándome, actuando, bailando. Parando a toda la familia el domingo. Siempre curioseando por la rama artística, armando programas de radio en casa con el cassette, rebobinando con la lapicera”.
Y Natalie Pérez se convirtió en Natalie Pérez, estrella de la televisión argentina. De Chiquititas pasó a Megatrix, Rebelde Way, Frecuencia 04 y unas cuantas producciones más a la par de su infancia y adolescencia.
A diferencia de otras figuras infantiles, nunca se sintió ni presionada, ni angustiada. “Fui trabajando, yendo al colegio. Me perdí algunas cosas importantes, sí. Pero para mí siempre fue un trabajo de verdad. Era re responsable”. Natalie, cuenta a La Nación, iba al colegio, trataba de prestar mucha atención en clase para rendir con eso. Pero el estudiar, esa atención de lectura y dedicación estimulante, lo dedicaba al libreto. Si le preguntan, dice que lo suyo tiene una pizca de suerte, pero que también hay perseverancia, estudio, el aferrarse con los dientes a un sueño del que tuvo certeza, por lo menos, desde los 10 años. Clases de canto, ha mencionado en entrevistas, ha hecho desde siempre y continúa, por disciplina, pero también por terapia. Pero también hay mucho oficio de una carrera que lleva hace unos 20 años.
Un día en su niñez, cuando cerca de su casa estaban grabando una escena de algo que no recuerda si era Cebollitas o Chiquititas, Natalie se acercó hasta ellos para preguntarles dónde estudiaban actuación. Así empezaron las clases de comedia musical y los “miles, miles, miles” de castings. “En la mayoría no quedé. Me han dicho miles de veces que no, pero a mí me encantaba”. Para Natalie fue importante saber que un “no” no es una traba para toda la vida.
No hubo transmisión familiar de profesión, por ahí, dice, su abuela hubiese tenido las condiciones, pero nunca sucedió nada. Lo de Natalie con el arte es más bien un tema suyo, propio, de autodesarrollo y quizá de ser la generación que creció a la par de Cris Morena, anhelando ser uno más de esos chiquillos. Pero, dice la actriz y cantante en Desayunos Informales, Cris Morena tuvo bien poco que ver con todo lo que pasó después: “Cris Morena fue los 60 capítulos de las Chiquititas del 99”.
Así, con una vocación propia y pese a esas cuantas negativas, hacía de extra en toda oportunidad que aparecía. Si se revisara algún video viejo de Campeones, se la podría ver, quizá, de niña en el patio del recreo, a lo lejos, con su hermano. “Y me acuerdo que mi hermano a la media hora se quería ir, y yo quería estar todo el día ahí. Me encantaba, me encantaba, Me gustaba todo, veía cómo se movía las cámaras, los directores”.
El quiebre —aunque ya actuaba y ya era conocida y ya hacía reír a muchos con sus ocurrencias y sus modos de llevar a la vida a los personajes— fue, quizá, Carla Estrella, una de las cinco hermanas que, en 2017, tuvo que hacerse cargo del hotel de su padre.
Paralelo a la exposición en la pantalla, Natalie también fue creciendo en ese universo donde la vida misma se vuelve un entretenimiento para otros. En Instagram, su red más usual, tiene 2,4 millones de seguidores, y allí pone a todos al tanto de sus progresos y de sus momentos: anuncia canciones, series, comparte sus valores, se toma un vino en stories, cuelga la ropa, barre, baila, toca la guitarra, canta, hace reír. A quienes no le cae en gracia, les invita a retirarse de sus redes.
ice que su búsqueda por mostrarse siempre auténtica tiene que ver un poco con que reconoce su responsabilidad como comunicadora de las redes y allí también trata de repensar temas a veces no tan divertidos. La apariencia, interna y externa, por ejemplo.
“El otro día me bajé Tik Tok y ya la odio porque cuando lo descubrí pensé: con razón son todas lindas, porque te pone los dientes blancos, te achica la pera, te afina la nariz, te agranda los ojos. Entonces te venden una mentira”, explica a Marie Claire, y añade: “No publico siempre que estoy contenta y que está todo bien y mi vida es feliz. Mi vida es casi feliz, aunque ni siquiera podría definir felicidad”.