Novela de José Eduardo Agualusa

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José Eduardo Agualusa. Autorretrato

LA LITERATURA ANGOLEÑA PRESENTE

Con una poética deudora de Pessoa, y un humor que recuerda a Jorge Amado, el angolano Agualusa nos regala una nueva obra.

La patria de un escritor es su idioma. La de cualquier hombre, su infancia. También puede decirse con verdad que patria es ese lugar cuyos males nos duelen más que los de cualquier otro sitio en el mundo. Todo esto es la patria en la narrativa del angolano José Eduardo Agualusa (1960).

Este autor narra con un aura poética deudora de Pessoa, y con un vitalismo y un humor que recuerdan al brasileño Jorge Amado. Recurre al folclore mágico de la Angola rural, ámbito de su infancia, por lo que sus novelas —y esta no es la excepción— tienen parentesco con el realismo mágico latinoamericano. En sus ficciones, Agualusa muestra su dolor por las décadas de violencia política, corrupción y autoritarismo por las que ha pasado su país.

Cuatro personajes de La sociedad de los soñadores involuntarios están marcados por los sueños. Daniel, un periodista que acaba de divorciarse, comienza a tener sueños premonitorios. Hossi, un hotelero con un pasado de militar y torturador en las guerras de Angola tiene el don de presentarse en los sueños de quienes lo rodean. Moira, una artista plástica, refleja en sus cuadros y fotografías lo que ha soñado. Hélio, es un médico brasileño que desarrolla una tecnología que permite filmar los sueños. El marco de sus andanzas es la Angola en la que los antiguos revolucionarios han devenido hoy en políticos venales, corruptos y autoritarios, y en la que el rencor de los viejos crímenes todavía es fuerte, pero ya cansa a quienes lo cargan hace décadas en la mochila. La novela plantea que cuestiones como la libertad, la paz, la esperanza, el perdón y la justicia son sueños, que nunca se alcanzan del todo, pero a los que los hombres debemos aferrarnos si queremos que vivir siga valiendo la pena.

Un sólo defecto debe señalarse en esta obra: novelista maduro, consciente de su talento, el autor abusa a veces de su oficio y algunos de sus juicios humorísticos sobre las flaquezas humanas bordean lo sentencioso y se acercan al golpe bajo. Deberían haberse omitido, con ganancia para el texto y sus lectores.

La traducción de la argentina Claudia Solans es fiel al estilo y tono del autor, de quien ya tradujera Teoría general del olvido. Sin embargo harían falta más notas aclaratorias sobre algunos detalles del paisaje, la vida cotidiana y la historia de Angola.

LA SOCIEDAD DE LOS SOÑADORES INVOLUNTARIOS, de José Eduardo Agualusa. Edhasa, 2018. Buenos Aires, 288 págs. Distribuye Gussi.

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