ENTREVISTA

Nubel Cisneros: "Supe de mañana que de tarde salía en TV"

Meteorólogo de profesión, está vinculado a los medios desde 1997 y piensa seguir unos años más; este año debuta en Masterchef para ejercer otras de sus pasiones.

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Nubel Cisneros
Foto: Juan Manuel Ramos

Por María de los Ángeles Orfila

No es una fake news ni un invento de Agarrate Catalina. Nubel Cisneros sí tiene un hermano que se llama Richard Nixon. Cree que por la familia corre el “gen de los nombres raros” porque es una característica compartida por tres generaciones: Spikerman Zufriategui (padre) —“nombres de dos libertadores”, aclara—, Spikerman (hijo mayor), Nubel (hijo del medio), Richard Nixon (hijo menor) y, aunque el meteorólogo quiso cortar “el karma” al nombrar Daniel y Alejandra a sus hijos, su nieta se llama Tesla.

La fama que le ha dado su trabajo en la televisión —en los canales 4, 5 y 10 desde 1997— y ahora también en Instagram —donde tiene 88,7 mil seguidores— pero, fundamentalmente, el cariño y respeto de la gente, lo han reconciliado con su nombre. “De chico, en la escuela, nunca fui Nubel sino Cisneros. Era muy difícil hacerle entender a los niños que ese era mi nombre; eran bravos. Nadie podía creer que me llamara Nubel. Hoy es marca registrada”, cuenta a Revista Domingo entre dos intervenciones en Subrayado.

No sabe por qué sus padres lo bautizaron Nubel ni si tiene un significado; fue el nombre que les gustó y chau. Quizás pesó que existía Nubel Espino, un actor de radioteatro que llegó a conocer un día en Canal 5, pero la verdad es que cree que simplemente “se les antojó”. Además, en casa fue siempre “el Cabeza”.

Quiso el destino que Nubel se dedicara a la meteorología y entonces la similitud entre su nombre y esos fenómenos que tapizan el cielo los días de lluvia logró desplazar al Cisneros y el encumbramiento de ese extraño nombre de pila.

Nombre aprendido y tele mediante, Nubel pasó a escucharlo incontables veces cada día seguido de una pregunta —“¿cuándo va a llover?”, “¿va a hacer calor?”, “¿va a estar lindo el fin de semana?”—, cosa que dice que no le molesta porque es un reconocimiento a su trabajo. “A mí me gusta hablar con todo el mundo. Al principio, sí, me parecía raro (que la gente me saludara) en el supermercado o en la panadería. Pero me adapté bien. Me gusta hacer los mandados. Te podés imaginar que salgo a las 9 de la mañana y puedo volver a las 12 porque me pongo a conversar con uno y con el otro”, relata entre risas.

Además, en esas charlas aprovecha a enseñar algunas nociones técnicas, en especial, a los que le increpan que lo que dijo en tal pronóstico no se cumplió y se les aguó el cumpleaños de 15 de la hija. “Les explico que la meteorología no es una ciencia exacta y hay cosas que se escapan. Y lo entienden. A mí no me gusta perder ni a la bolita pero con esto a veces perdés y el pronóstico no se cumple”, apunta.

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Nubel Cisneros
Foto: Juan Manuel Ramos

De Sarandí del Yí.

Nubel que, en realidad, en esa época era para todo el mundo Cisneros o el Cabeza, nació y creció en Sarandí del Yí, departamento de Durazno. Bien de pequeño, recuerda, vivían en un barrio cerquita del río que inundaba la zona. “El agua llegaba hasta las puertas de las casas. Se metían bichos, sapos, víboras... Me asustaba. Nunca tuvimos que evacuar pero sí entraba el agua a casa. Dejaba un olor espantoso”, relata. Luego la familia se mudó más cerca del centro de la localidad.

Lo que más recuerda de aquellos años eran los eternos partidos de fútbol con sus hermanos y los chiquilines del barrio sin ninguna otra preocupación que la diversión. “Había coronillas por la vuelta y jugábamos descalzos porque no teníamos calzado y las espinas nos traspasaban. Era una locura”, cuenta. Luego venía la merienda en familia con mate dulce y rebanadas de pan tarifado. “No había otros recursos pero fue una niñez muy linda”, resume.

También recuerda a la perfección los olores de la comida de aquellos años. Nubel es amante de la cocina y este año podrá demostrarlo en la nueva edición de Masterchefdonde intentará reivindicar los sabores del interior (ver Sus cosas).

“La gente no puede creer cuando les digo que comíamos pata de vaca”, dice. ¿Qué parte es esa?, si se lo pregunta. “La canilla de la vaca y las pezuñas. La hervíamos en una olla. Luego se daba contra una piedra para sacarle los ‘zapatos’ como le decíamos”, explica a Revista Domingo. Y sigue: “Lucho por la cocina criolla. Quiero que vuelva. Yo me crié con comida que ya no existe. La olla podrida, el guiso carrero, aquellas pascualinas con panceta y queso. Esa es la cocina que yo reivindico”.

¿Y qué plato quiere preparar para ganarse al jurado? “El que me retrotrae a mi niñez es el guiso de arroz y bagre”.

Nubel vivió en Sarandí del Yí hasta los 19 años. A Montevideo había venido un año antes para dar un examen para ingresar como funcionario al Banco República. Entraban 100 personas y quedó en el lugar 102. Pero renunciaron dos así que le correspondía una vacante. El tema es que el joven Nubel había venido con la plata justa y ya se había quedado dos días en la casa de una tía y tuvo que volver al pueblo. “Me estuvieron buscando pero, como no me encontraron, entró otro. En aquel momento me hubiese solucionado un montón de cosas pero no me arrepiento. Las cosas a veces se dan por algo”, dice hoy con confianza.

Ese algo era entrar a la Fuerza Aérea al año siguiente, lo que lo llevó a estudiar Meteorología, lo que lo llevó a conocer a su esposa —se casaron hace 40 años— y madre de sus hijos, lo que lo llevó a entrar a las casas de los uruguayos a través de la pantalla del televisor.

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Nubel Cisneros
Foto: Juan Manuel Ramos

Hacia la tele.

Nubel no quiso ser piloto —sintió que no era lo suyo aunque acumuló algunas horas de vuelo— por lo que optó por la especialización en Meteorología, una disciplina que era bastante nueva y por la que empezó a sentir una gran curiosidad. Allí se hablaba de todo: climatología, pronóstico del tiempo, agrometeorología, meteorología náutica, meteorología marina.

Una vez recibido, en 1980, su primer destino fue la Estación Meteorológica del Prado. Allí funcionaba un teletipo que muchas veces no tenía papel. “Lo que quedaba era una cinta amarilla de un centímetro de espesor que la máquina picaba. Teníamos tanta práctica que sabíamos qué decía por el lugar donde estaba agujereada. Y esos datos, que descifrábamos a mano, los trasladábamos a la carta meteorológica”, habla sobre las dificultades técnicas. Nubel también aprendió a programar en Fortran, un viejo lenguaje de programación que usaba tarjetas perforadas.

Para septiembre de ese mismo año tuvo un ofrecimiento que cambió completamente el pronóstico que tenía hecho para su vida. Lo invitaron a una prueba para elaborar el estado del tiempo para un nuevo programa matutino en Canal 4 pero no implicaba salir al aire. “La verdad que lo pensé. Era cambiar de actividad”, confiesa.

Así pasaron varios años, siempre detrás de cámara, hasta que un nuevo gerente cambió la rutina. “Supe de mañana que de tarde salía en la tele. Al principio no me asusté de inconsciente y dije que sí. Pero cuando tuve que estar al frente... ¡qué susto terrible!”, se ríe.

A pesar de los nervios, Nubel se adaptó a la cámara y la cámara lo conquistó, tanto que sigue en actividad en Canal 5 y en Canal 10, lo que lo obliga, entre las 18 y las 19 horas, a estar en los dos lados para hacer tres salidas al aire.

“La televisión no te permite equivocarte. Por suerte nunca tuve problemas. Trabajé muchos años con el famoso ‘touch’ y era difícil acordarte donde estaba cada icono. Siempre dije que si me equivocaba no iba a seguir intentando porque queda peor. También trabajé con croma para el programa de agro y es un lindo sistema. Cambiaron las escenografías y la tecnología pero siempre fui adaptándome”, cuenta. Y sigue: “Nunca utilicé teleprónter ni cucaracha. Yo sé de lo que estoy hablando”.

Hace unos años, a instancias de su hija y su yerno, Nubel abrió una cuenta en Instagram donde publica sin falta a las 18 horas el pronóstico del tiempo para el día siguiente; los jueves lo hace para el fin de semana. Lo hace con un lenguaje sencillo y con simpatía. El púbico —una comunidad conformada por 88,7 mil seguidores y subiendo— le deja muchos comentarios y Nubel dice que se toma el tiempo de responder lo más que puede (así como habla con cada uno que le pide un pronóstico mientras hace los mandados). Cada post lleva un hashtag que lo dice todo: #eltiempodenubel. Otra marca registrada.

Sus cosas

Futbolista "en potencia"

Desde niño hasta el presente siempre jugó al fútbol. Con la EMA vivió un hecho “histórico”: el ascenso a primera división en la Liga Universitaria. También jugó en Deportivo Yi y tuvo un pasaje por Miramar Misiones. “Jugaba de 8 y de lateral derecho”, cuenta. Ahora forma parte de Los Madrugadores de la ACJ de Portones.

Debut en Masterchef

Este año participará de la nueva edición del reality de cocina de Canal 10. Confiesa que lo habían invitado varias veces y que por fin se dio la oportunidad. Su objetivo es reivindicar la cocina de antes: “Una olla podrida, un guiso carrero, una pasculina con panceta y queso”. Su especialidad, dice, es el guiso de arroz y bagre.

Jubilación

Nubel Cisnero cree que trabajará por un par de años más y luego, con tiempo libre, no duda en que se dedicará a una actividad que lo apasiona: la carpintería. En Sarandí del Yí llegó a trabajar en la construcción y levantó con sus manos su primera casa. “Es algo que me gusta mucho”, dice a Revista Domingo.

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