Opinión | Diálogo entre Marco Aurelio y su hijo

La fuerza está en sortear el dolor y hacerlo positivo para los demás.

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Washington Abdala

Hijo: Padre, por estos días vengo reflexionando sobre la templanza. Enfrentamos desafíos que a veces despiertan en mí pasiones iracundas. ¿Cómo puedo mantener la templanza y meditar sobre la búsqueda de poder?

Marco Aurelio: Querido hijo, me alegra que te interrogues por estas cuestiones. La templanza es una virtud esencial en la vida, ya que nos permite actuar con moderación y justicia. Ante los desafíos, debemos recordar siempre que no son las circunstancias externas las que nos perturban, sino nuestra percepción de ellas. Como he escrito alguna vez: “No son los eventos los que nos molestan sino nuestros juicios sobre ellos.”

Hijo: Entendido, pero ¿cómo puedo mantener la pasión sin dejar que me domine? Desearía ser apasionado en mis esfuerzos pero no caer en la impulsividad…

Marco Aurelio: La pasión, cuando se guía por la razón y la virtud, es una fuerza poderosa y positiva. La clave está en no dejar que las pasiones controlen tu mente. “La verdadera templanza no se define por la ausencia de emociones, sino por la capacidad de controlarlas y dirigirlas hacia el bien.” Actúa siempre con un propósito claro y virtuoso y verás que así recorrerás el camino correcto.

Hijo: ¿Y qué hay de la búsqueda de poder? A menudo siento que para lograr grandes cosas, necesito poder e influencia… no estoy seguro de estar pensando éticamente.

Marco Aurelio: El poder en sí mismo no es malo, pero la búsqueda de poder por motivos egoístas y sin virtud es peligrosísima. El verdadero poder reside en gobernarse a uno mismo con sabiduría y justicia. El poder absoluto corrompe del todo, dicen. Busca siempre actuar con integridad, sentido de la justicia, moderación y el poder que adquieras será una herramienta para el bien común, no un fin en sí mismo.

Hijo: Pero, ¿no es a veces más efectivo usara la estratagema y lo artificioso para alcanzar objetivos? Lo pregunto porque eso es lo que se advierte no pocas veces…

Marco Aurelio: Hijo mío, las estratagemas y lo artificioso pueden ofrecer resultados inmediatos, pero a largo aliento erosionan tu carácter y la confianza que otros depositan en ti. La integridad y la moral son los cimientos de una vida noble y significativa. “Lo que es bueno para la colmena es bueno para la abeja.” Actúa siempre con sinceridad y rectitud, y aunque el camino pueda ser arduo, los frutos será más duraderos y valiosos. Lo fácil nunca sirve.

Hijo: Entendido, padre. Entonces. ¿cómo puedo entonces mantenerme en el camino correcto cuando todo a mi alrededor parece desviar mis intenciones?

Marco Aurelio: Advierto que maduras… mantén siempre tu propósito y tus principios. Dedica tiempo a la reflexión diaria y a la autoconciencia. Rodéate de personas que compartan tus valores y te inspiren a ser mejor. Tienes poder sobre tu mente, no sobre los eventos externos. Date cuenta de esto y encontrarás la fuerza. Se trata de vivir con justicia, templanza y sabiduría, y así serás un faro de integridad en un mundo siempre turbulento.

Hijo: Tus palabras me ofrecen claridad y fortaleza. No sé si lograré arribar a los puertos que sugieres, pero los tengo a la vista.

Marco Aurelio: Me alegra oír eso. Recorre tu camino. No todos mis consejos son correctos, son los míos, pero tú eres parte de mí y por eso te los cuento. Mantente firme en tus principios y, a pesar de los golpes de la vida, de las traiciones y latigazos, hallarás la verdadera paz y satisfacción. La fuerza está en sortear el dolor y hacerlo positivo para los demás.

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