Hay un detalle de la vida urbana en la posmodernidad que no debería pasar inadvertido: la memización masiva de lo que vivimos. En la medida que los vínculos internacionales se ideologizan, las relaciones se marean más. Ninguna novedad, por cierto.
Muchos actores relevantes del mundo contemporáneo irrumpen como memes vivientes y lo son porque superan la presentación estética de sí mismos, aceleran la potencialidad de sus narrativas y superan su decir con semiótica inimaginable. (cero valoraciones). Muchos líderes actuales en diversas áreas ante las avanzadas bélicas, los rebrotes extremistas, nacionalistas y radicales, terminan sumergiéndose en la alienación comunicacional cotidiana donde las redes sociales -que no son la “ciudadanía toda”, solo la emulan de mala manera- los potencian. Los líderes que emergen del barullo urbano y logran saltearse la intermediación mediática clásica, aniquilan el debate caníbal de las redes con un salto hacia el vacío y en forma de “reyes del mundo meme” logran hablarles cara a cara a sus comunidades. Eso es lo nuevo, nuevo. Dato. Y está tanto en el mundo conservador como en las visiones avanzadas. Hay para todos los paladares. No enojarse con el mensajero.
Pongamos un ejemplo que no incordie a nadie. Observe la vida de Elon Musk en el mundo real y en las redes sociales (algunas son de su propiedad). En la vida real es un humano que alimenta situaciones límites: sus éxitos y fracasos empresariales lindan con lo extremo, desde sus geniales autos Tesla hasta sus viajes espaciales. Está es su dimensión alucinante. Su modus vivendi es una incógnita, sus hijos y parejas fueron muchas. ¿Qué pasa con él? Que no hay meme que lo atrape porque él mismo construye su propio meme. Habla en clave de dialogo -a veces encriptado- con su comunidad y suele ser seguido por muchísima gente. Sin vueltas: Musk es indestructible ante los memes, ante la caricatura y ante lo irónico: es más que todo eso junto.
Tengamos claro que las “caricaturas” buscaban detectar características estéticas y comportamentales de los actores públicos y así develar lo que no se puede advertir a simple vista, produciendo con un guiño o una sugerencia hilarante en base a la irresponsabilidad del humor (que no tiene límites y no los deberá tener jamás). El meme, ahora, es una recreación estética humorística, algo más elaborada que la carta manuscrita del pasado. Revise el lector las cartas de los intelectuales del siglo pasado y advertirá allí algo de lo que expongo.
La posmodernidad trajo consigo pronosticadores del futuro (la humanidad engendra estos especímenes hasta en los más cultos -que saben de la liviandad del horóscopo- pero aman leer historiadores y politólogos que dicen predecir el futuro) y con ellos irrumpe lo increíble: el futuro será “sombrío” o será “venturoso” (?) No se puede conocer a ciencia cierta lo que acaecerá, entre los humanos hay algunas tendencias sólidas (generalmente buenas, vivimos el doble de lo que vivíamos hace poco tiempo) pero luego, todo lo demás siempre es discutible. Varios líderes de esta época no tienen backstage y hablan frontalmente desde sus visiones. No sé si es bueno o malo, es así. Con eso hay que lidiar en cuanto ciudadanos del mundo. Ya no hay límites demasiado protocolares y el mundo se puso caliente. Es lo que es, no lo que imaginamos. Realismo. Es el planeta que nos toca sobrevivir, entonces esta dramatización alegórica del mundo meme llegó para quedarse un rato porque lo que aterrizó es más tensión. A saberlo y a estar atentos para entender y sortear lo que nos rodea.