Por Analía Filosi
Una serie de casualidades que terminaron conectándose unas con otras para llegar a este momento. Así define Pablo Londinsky (32 años) lo que le ha venido ocurriendo desde que era un adolescente en el plano laboral. “Hay gente que se pone como objetivo ‘quiero llegar a esto’ y lo define desde chico, tiene una vocación; no fue mi caso”, comenta en diálogo con Revista Domingo en una de las oficinas de Azul FM, emisora en la que desde marzo de 2021 conduce el periodístico 12 PM junto a Magui Correa.
A Pablo siempre le habían llamado la atención los medios de comunicación, pero más que nada para saber que había “detrás de”. “Lo que me daba curiosidad era lo que no se veía, quién estaba atrás, qué botón se apretaba…”, recuerda de una época en que no había redes sociales que echaran por tierra toda esa magia.
Entonces apareció Jorge Muñoz quien, además de ser parte del equipo deportivo de Radio Oriental, trabajaba en el Hospital Evangélico, lugar en el que se desempeñaba como nefróloga la madre de Pablo. “Me dijo: ‘Vení un día a la radio’. Fui, le pregunté si podía ir al día siguiente, luego si podía volver…”, cuenta. Y así, como quien no quiere la cosa, unos cuatro meses después, aprovechando época típica de licencias, salió al aire por primera vez. Fue en un torneo de verano, que él califica de intrascendente, pero que lo puso a hacer vestuarios en el Estadio Centenario. Era enero de 2007 y todavía estaba en el liceo.
Cuando terminó Secundaria, se fue un año a Israel, pero mantuvo el vínculo con Oriental. Eso le permitió transformarse por un rato en periodista político ya que coincidió que el entonces Presidente de la República, Tabaré Vázquez, fue de gira a ese país. Pablo logró sumarse a la delegación y hacer la cobertura para la radio. “No había medios uruguayos, solo estaba Canal 5”, dice de esa experiencia que vivió con solo 18 años.
De vuelta en Uruguay había que elegir una carrera y dudó si hacer Comunicación. Finalmente se decantó por Relaciones Internacionales porque siempre le había prestado atención a la política internacional. La cursó en la ORT y se recibió, pero le llevó el doble de tiempo porque por ese entonces comenzó a trabajar en televisión.
“En 2010 Tenfield hace una convocatoria y Martín Charquero me invita a participar”, señala. Resulta elegido para ser parte de la sección Deportes del informativo de VTV, que en esa época era responsabilidad de la empresa de Francisco “Paco” Casal. Así comienza para Pablo una verdadera escuela de periodismo deportivo.
Su tarea era cubrir entrenamientos y hacer entrevistas con futbolistas con una libertad que en ese momento era bastante común; no existían todas las barreras y requisitos de hoy en día. El comunicador no reniega de ese proceso de profesionalización que comenzó a darse en el fútbol uruguayo en 2011, pero aún se sorprende de aquellas libertades que tenía cuando empezó.
El quiebre
No le costó llegar a lo más alto que podía dentro de lo que él hacía. En poco tiempo estaba trabajando en cancha en los partidos de Nacional, de Peñarol, de la Selección. Incluso había logrado limitar su labor a los partidos de fútbol. El problema comenzó a aparecer cuando estos no se restringían solo a los fines de semana, sino que podían ser cualquier día y a cualquier hora.
“El fútbol se terminó convirtiendo en algo rutinario y se empezó a dar un desgaste. Y a mí cada vez me apasionaba más el rubro internacional”, apunta quien no solo obtuvo el título de grado, sino que le sumó una Maestría en Derecho y se dio cuenta de que lo académico lo atraía cada vez más.
No solo él lo advirtió. “En enero de 2021 me llama Petinatti porque se estaba armando la nueva programación de Azul FM. Me dijo: ‘Lo único que tengo es tu nombre, de acá hay que armar algo de cero’ y lo armamos. Es el primero que reconoció en mí que podía hacer una cosa que no fuera decir que entraba el 8 y salía el 9”, destaca de su mentor en esta faceta que sorprendió a muchos.
Petinatti fue también quien eligió a Magui Correa para que lo acompañara en la conducción. No se conocían, pero se amalgamaron rápido y muy bien a pesar de sus características diferentes. “Yo siempre digo ‘cuanto más distintas las visiones a veces es mejor’ porque los dos somos muy sinceros al aire con nuestras opiniones”, señala sobre su compañera.
Tenfield
Cuando Pablo comenzó a hacer 12 PM todavía estaba en Tenfield y esa situación se extendió por un año. Hasta que algo le dijo que era hora de ponerle punto final a un ciclo que había durado 12 años. No fue fácil tomar la decisión, abandonar una zona de confort y un lugar en el que nunca había tenido problemas con nadie. No quería irse en malos términos, como sabía que había ocurrido con otros. No era su caso.
Lo pensó mucho, lo habló mucho y finalmente se sentó a escribir su carta de renuncia dirigida a Nelson Gutiérrez, director de la empresa. “Le agradecí por todos estos años de aprendizaje, por haber cobrado siempre en fecha, incluso en pandemia. Llevé la carta personalmente y nos dimos la mano. Me fui con una sensación, primero nostálgica, pero también satisfecho. Si no me iba no iba a poder capitalizar todos los conocimientos que estaba adquiriendo y el esfuerzo que había invertido”, reflexiona.
Si bien todo lo vivido en esos años le sirvió de mucho, el comunicador también es consciente de que era parte de una empresa muy resistida en el ambiente, con amantes y detractores. “A mí nunca me tocó lidiar con eso. Entendía lo que eran decisiones e intereses empresariales y económicos, pero intentaba limitarme a mi tarea, la que cumplía con total libertad”, sostiene quien solo se cruzó con Paco Casal una vez.
De lo positivo, destaca el peso de Tenfield en su formación como comunicador para cualquier área. “La escuela del periodismo deportivo aplicada en general es de un valor increíble y eso lo compruebo a diario porque en el periodismo deportivo hay que tener una caparazón dura y a veces apelar a formas que no son la más habituales en el periodismo general”, apunta.
Sabe que el periodista deportivo suele ser considerado por muchos como un periodista de menor nivel que el resto, un prejuicio con el que ha debido luchar en su “nuevo rol”. Empezando porque él mismo no se considera periodista, es un rótulo que lo incomoda. “Creo que hay gente más capacitada, que ha estudiado el oficio y le dedica tiempo, espacio, investigación… Nunca me sentí identificado con la profesión”, confiesa el también conductor de la señal de noticias de DirecTV desde julio de 2022.
Prefiere la etiqueta de “comunicador” y lucha cada día para demostrar que es capaz “de esto otro”. Porque también tuvo que demostrarlo a nivel académico, cuando con su maestría en mano le solicitó al coordinador académico de la carrera de Relaciones Internacionales de la ORT poder ser docente de Política Exterior, otro rol que lo atrapa y al que este año sumará la docencia en Diplomacia. “Siempre disfruté mucho la vida de pasillo de la Universidad”, acota algo sorprendido por quienes prefieren la modalidad virtual que multiplicó la pandemia.
Este es un año especial porque en septiembre se casa con su novia desde hace cuatro años, una ingeniera química con la que celebrará una boda judía porque considera que es el corolario de cumplir con las etapas de la vida para un hombre judío: circuncisión, celebración de los 13 años y casamiento. “Poder cumplir con esas tradiciones me remueve porque admiro al judaísmo y al pueblo judío; me siento totalmente identificado”, remarca y aclara que no es ortodoxo, “puedo trabajar los viernes”, dice y agrega que siente respeto y admiración por todos aquellos que profesan una religión.
Cuenta que su familia es muy unida, de padres médicos casados hace 37 años y dos hermanos -uno más grande y una más chica- que se inclinaron por estudiar Comunicación. Con todos ellos disfruta de este presente y no se anima a proyectar mucho el futuro porque se acuerda de la sucesión de casualidades que lo trajeron hasta acá.
De algo está seguro: “Yo creo que en el periodismo y la comunicación estoy de paso. No me quiero instalar 30 años en el mediodía de Azul o tener el mejor periodístico de la televisión en el horario central; aprovecho las situaciones que se me plantean en el momento”.
Experiencia en La Haya
En enero de 2022, Pablo estuvo en La Haya realizando el curso que la Academia de Derecho Internacional brinda a estudiantes de todo el mundo sobre las últimas tendencias en el tema que le ocupa.
“Tiene sede en el Palacio de la Paz, donde funciona la Corte Internacional de Justicia y la Corte Permanente de Arbitraje, y es uno de los centros más prestigiosos de estudios de derecho internacional a nivel global”, explica.
Cuando supo de su existencia, se sometió al largo y exigente proceso de admisión y resultó seleccionado para hacer el curso de tres semanas. Era el único uruguayo entre estudiantes de 60 nacionalidades, con acceso a prestigiosos docentes y audiencias de los organismos.
“Fue una experiencia increíble y para mí el corolario de todo este proceso, aunque no significa que sea el fin, porque volví con más entusiasmo para hacer cosas”, destaca.
Podría ser un programa de TV donde pudiera analizar noticias internacionales. Le gustaría profundizar sobre el papel de la diplomacia con António Guterres, secretario general de la ONU, o entrevistar a Netanyahu o a Xi Jinping.
Este año publicará por primera vez en una revista especializada.
Fuera de la comunicación confiesa que se ve “en un organismo internacional aportando desde el punto de vista de política exterior o de diplomacia”.
Solís
Es su balneario de la infancia, al que vuelve religiosamente todos los febreros, aunque sea solo de viernes a lunes. Con su familia iba a la colonia de vacaciones del Sindicato Médico hasta que cerró y desde entonces alquilan siempre la misma casa. Hay hasta un perro callejero que aparece y se queda con ellos.
River Plate de Argentina
Generó un vínculo con el equipo argentino desde la época en que comenzó a dirigirlo Marcelo Gallardo. “Es a la única cancha que he vuelto”, dice sobre sus viajes para seguir al club millonario. Incluso fue a la final de la Copa Libertadores que disputó con Boca Jrs. en Madrid, España. Confiesa que canta “de manera desaforada”.
Series y libros
Disfruta mucho de estar en su casa y ver series con su novia. Entre ellas están La chica de nieve, The Crown, Fauda y “todas las de José Coronado”, cuenta sobre el actor de Vivir sin permiso. También le encanta leer y elige libros de Derecho Internacional -“me traje muchos de La Haya”- o sino del argentino Eduardo Sacheri.