Paola Dalto dibujó su propio camino, fue pionera en Uruguay y no suelta la mano de una comunidad que vio crecer

Empezó en la radio y colecciona logros como ser la DJ más reconocida del país. Hoy estará en la apertura del Mes de la Diversidad en el Solís, y en la previa charló con El País sobre qué considera fundamental en su trabajo y su gran pendiente.

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Paola Dalto
La DJ y productora uruguaya Paola Dalto.
Foto: Kevin Miranda

Donde no había camino, trató de dibujarlo. Fue con cierta audacia y el pensamiento de “si esto no existe, lo creo”, que Paola Dalto se volvió a lo largo de los últimos años una mujer que colecciona reconocimientos: fue la primera DJ en hacer una gira nacional (2005), la primera en musicalizar la Marcha de la Diversidad (desde principio de los 2000), una de las 15 uruguayas en ser reconocida por el Parlamento al cumplirse los 60 años de la consagración de los Derechos Civiles de la Mujer (2006), la primera DJ en tocar con la Banda Sinfónica de Montevideo y hacer la novedosa mezcla de lo clásico y lo electrónico (2017), y la única DJ en una grilla de 40 espectáculos —y más de 600 artistas nacionales— durante los festejos por los 300 años de Montevideo (2024). Además, entre 2023 y 2024 logró ser parte de los grandes festivales de la ciudad como Montevideo Late y La Bajada.

“Esto que me ha tocado, de ser punta de lanza, lo llevo con gratitud primero que nada, después con alegría, pero también con gran responsabilidad”, dice la DJ y productora mientras charla con Domingo en el living de su casa. Allí varios elementos cuentan un poco de su historia: hay una gran cantidad de vinilos, una decoración con cuadros de sus ídolos —destacan Madonna y David Bowie— y muchos auriculares colgados de un mueble.

Dalto viene de días intensos de trabajo, como lo es para ella desde hace años la Fiesta de la Nostalgia. Y seguirá en ritmo acelerado en los próximos días, ya que empiezan las actividades previas a la Marcha de la Diversidad, sagradas para esta artista, que entiende arte y activismo como sinónimos.

Hoy, por ejemplo, estará en el Teatro Solís a partir de las 20.00 junto a una grilla de artistas disidentes (Nekken Mattos, Flo Ramé, Goro Gocher, Victoria Solé, Max Tejera, Lea Amaro y Fer Piñeyrúa) en el marco de Pop Queer, el espectáculo —con entradas agotadas— de apertura del Mes de la Diversidad. Dalto está en la producción del evento y cada año que pasa, dice, siente una mezcla de orgullo y pertenencia por una comunidad que vio crecer y conquistar derechos.

“Hubo momentos en que nadie contrataba a esos artistas, excepto en las fiestas que hacíamos o en pequeños boliches”, manifiesta, y recuerda cuando, a principios de los 2000, trataba de generar espacios para artistas disidentes en la ciudad. “Cuando todavía estaba el programa de Omar Gutiérrez me llamaban para hablar de mi fiesta de disfraces y yo les decía ‘yo voy, claro, pero llevo una amiga y así aprovechamos y hablamos también de la marcha’. O sea, era llevar el tema al living más importante de la televisión uruguaya. Y Omar, que afortunadamente era un aliado, nos decía que sí y era de las poquísimas veces en el año que teníamos representatividad trans en programas masivos”, rescata.

Paola Dalto
Paola Dalto musicaliza la Marcha de la Diversidad desde 2005.
Foto: Carlos Lebrato

El sueño de ser DJ y sus comienzos en la radio

Hace algunos años Dalto encontró un diario personal de su adolescencia, donde había dejado registrado el deseo de ser DJ, aunque en aquella época, a principios de los 80, ni en Artigas —es natural de Bella Unión—, ni en Montevideo, esta figura fuera tan común. “Yo solamente sabía que quería ser DJ, pero no tenía mucho en quien inspirarme. Me fui construyendo como pude”, dice y se ríe.

Ya había para aquel entonces un profundo deseo de subirse al escenario, de que la vieran brillar. “Me gustaba explorar todas las actividades posibles, participaba de los festivales que había en el pueblo. Cuando la maestra preguntaba quién podía leer algo en el acto del patio de la escuela por supuesto que yo quería ir. Hoy me doy cuenta que siempre estuve buscando todo lo que tuviera que ver con lo artístico”, cuenta.

En su casa la familia la apoyó y a través de su padre, que era sonidista, se familiarizó desde muy temprano con todo tipo de equipos de audio. En aquel contexto, recuerda haber vivido una infancia y una adolescencia felices, consumiendo mezclas culturales de una manera que solo se da en una triple frontera.

“Cuando venía a visitar a mis primos en Montevideo no podía creer que ellos no conocieran cosas que yo sí conocía por la televisión brasileña. Yo ponía en el programa de Chacrinha y estaba Roberta Close, y era nada menos que representatividad trans en una época que ni la televisión uruguaya ni la argentina tenían. O cuando veía Fantástico y estaba Ney Matogrosso con su look andrógino, o Pepeu Gomes cantando ‘Masculino e Femenino’. La niña Paola recibía toda esa información. En la Montevideo post dictadura todo era muy gris oscuro, pero en la triple frontera no”, rememora.

A los 14 empezó a trabajar en una radio, donde estuvo por una década. Arrancó con un pequeño espacio dentro de un programa y logró llamar la atención de los oyentes. Luego tuvo su propio programa y su tiempo al aire fue en aumento. En esa época también ya pasaba música en los cumpleaños de familiares y de amigos.

“Yo llevaba una música que no era tan común en aquel momento, porque teníamos un perfil muy marcado por la música brasileña y por el rock argentino, sonaba poca música anglo, pero tenía mis discos de Depeche Mode, por ejemplo, y necesitaba mostrarlos”, detalla. “Con la perspectiva del tiempo pienso que por eso tuvo éxito ese programa. Al punto de que en la recepción teníamos una cajita donde la gente dejaba las cartas y empezó a desbordar de cartas para mi programa. Tuve que llevar una caja de zapatos y luego una caja más grande. Ahí fue cuando me dieron más horarios”, añade.

A los 27 años decidió mudarse a Montevideo y soñaba con trasladar su carrera a la capital. Pero no tuvo suerte. “Creí que cuando llegase acá, con toda la experiencia que tenía iba conseguir trabajo y no fue así”. Para sobrevivir, trabajó como operadora en una radio donde le tocaba el turno de las seis de la mañana. “Era la operadora del pastor por un par de horas, después de la programación de tango. No tenía ningún tipo de injerencia en lo artístico”.

Luego, consiguió trabajo en una disquería y paralelamente fue desarrollando su nombre como DJ, hasta que en 2005 pudo dedicarse 100% a este oficio. Ese mismo año participó por primera vez de la Marcha de la Diversidad y en estos casi 20 años, ha podido ver de cerca los cambios y el crecimiento de una manifestación que empezó convocando 300 personas y actualmente lleva más de 140.000 a la calle.

No concibo el arte sin dejar un mensaje, sin expresar qué es lo que falta. Hablar de derechos para mí es clave

“El cambio más bonito fue empezar a ver familias enteras allí. Tengo el privilegio de ir arriba, entonces cuando me saco los auriculares me doy cuenta de que son dos estadios detrás mío. Además, por los edificios en 18 de Julio se forma una caja acústica que retiene el sonido y eso es absolutamente impactante”, dice la DJ que entiende su oficio como el arte y la responsabilidad de manejar emociones, de recibir la energía del público y devolverla en forma de canciones.

El arte como herramienta

Dalto es, naturalmente, una consumidora voraz de música. Lo hace todos los días, durante muchas horas. Ha ido a más de 100 festivales internacionales y frecuenta asiduamente conciertos y espectáculos locales. Todo eso la ha ido formando. “Dediqué mi vida a la música en vivo porque es un formato que me hace feliz. Estoy muy presente en las actividades culturales de la ciudad porque me alimenta el alma. Es mi manera de seguir desarrollando una visión global del espectáculo, del entretenimiento y la cultura”, afirma.

Después de cosechar logros como tocar con la Banda Sinfónica algo que, siente, fue un momento de consagración, confiesa que le queda un pendiente: “Quiero estar en más festivales del interior del país. Me cuesta porque son más tradicionales, de hecho algunos están dedicados únicamente a folclore, aunque de a poco van ampliando la grilla artística, pero es uno de mis objetivos y gran pendiente. Solamente estoy esperando la oportunidad”, dice quien en su cuenta de Instagram comparte playlists y hace un trabajo informativo sobre hitos históricos de la música.

Paola Dalto junto a la Banda Sinfónica
La DJ Paola Dalto junto a la Banda Sinfónica en el Teatro Solís, en 2017.
Foto: Carlos Lebrato

En estos años le ha pasado de recibir mensajes de jóvenes de la comunidad LGBTQI+ que, por ver en su activismo un apoyo, le escriben compartiendo relatos de su proceso de auto aceptación y de cómo encaran el tema en la familia.

“Para empezar me muero de amor y luego es un honor. Hay madres que también me escriben hablando de sus hijos y me parece increíble esa confianza. He visto una cantidad de DJs que se ponen de moda y desaparecen y siento que he logrado una permanencia bastante única en mi profesión. Que las nuevas generaciones sepan que existo es hermoso”, declara.

¿Qué considerás fundamental en tu trabajo?

La lectura del público. Es algo que yo insisto que no hay academia que te lo pueda enseñar. Lo vas afinando con el tiempo y tenés que tener una apertura mental siempre para saber leer a la gente. Después, personalmente, no concibo el arte sin dejar un mensaje, sin expresar qué es lo que se necesita, qué es lo que falta. Hablar de derechos para mí es clave.

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