PRESENTE EN EL PAÌS DESDE 1957
La fraternidad está presente en casi 30 países. En Uruguay tiene cuatro sedes: una en Colonia, otra en Montevideo y dos en Maldonado. Es “un juego para adultos”, pero con reglas estrictas.
La Hermandad de la Costa se fundó en Chile en 1951 y tiene presencia en casi 30 países. Su desembarco en Uruguay ocurrió en 1957 y hay actualmente cuatro naos (naves) o sedes en Colonia, Montevideo y Maldonado. En total, hay unos cien miembros que integran esta fraternidad local orientada a unir y relacionar a los amantes del mar en cualquiera de sus manifestaciones (desde la navegación a la pesca y los deportes náuticos).
Se trata de una cofradía que postula mejorar la convivencia, por lo cual no acepta ni tolera ningún tipo de discriminación, e impone a sus miembros el deber de actuar siempre con abstracción de ideas o pasiones de esa índole. No se permite, en consecuencia, llevar a sus reuniones discusiones de carácter político, religioso, racial, o de cualquier especie que ocasione conflictos entre sus integrantes. Estos “zafarranchos”, que en Montevideo tienen lugar en el Club Naval de Carrasco, simulan una navegación que se inicia con la zarpada de la nao de puerto y culmina con su regreso al muelle. En estas reuniones todo es camaradería. Y por lo general, se come y bebe opíparamente. Se trata de un juego de adultos, pero con reglas estrictas (se rigen por un octálogo-conjunto de ocho leyes- y otras ordenanzas), en el que sus miembros deben escalar una serie de peldaños para llegar a tener la calidad de “hermano”.
La Hermandad de la Costa del Uruguay mantiene vínculos con varios países. Y acaba de elegir a su nuevo capitán nacional: Freddy Pérez Ramos. El presidente de la nao de Montevideo, la más antigua y numerosa, con 60 integrantes, es Jorge Beltrán. “Cada cuatro años se realiza un zafarrancho mundial. El siguiente tendrá lugar en marzo en Texas, Estados Unidos. El anterior se hizo en 2018 en Uruguay, duró una semana y tuvo como sedes a Colonia, Montevideo y Maldonado”, comenta Beltrán a Revista Domingo.
Cuatro sedes en Uruguay
La Hermandad de la Costa tiene cuatro sedes en tres departamentos. Comenzando del Oeste hacia el Este, la primera se encuentra en Colonia. “La nao de Colonia estuvo ‘hundida’, sin navegar, por falta de integrantes. Cada nao debe tener como mínimo siete hermanos, que deben cumplir un determinado tiempo dentro de la Hermandad para ver si son aceptados. Es un juego en el cual el que quiere participar tiene que saber que hay determinadas normas y tratos que debe aceptar. Es muy importante el hecho de servir al prójimo, al hermano, de atenderlo y escuchar sus problemas para ver si pueden ser solucionados”, explica Beltrán. Y agrega: “Después de la pandemia, la capitanía entrante tiene como misión reflotar la nao de Colonia. Ya tiene seis integrantes y dos ‘muchachos’ que pronto serán hermanos. Con eso podría empezar a ‘navegar’. El de Colonia es un capitán que tiene mucho tiempo en la nao, que no ha tenido rotación. Se deben hacer una o dos reuniones mensuales como mínimo y presentar la lista de hermanos, a los cuales se les asigna un rol que tendrán para toda la vida”.
La nao Montevideo es la más numerosa y la primera que tuvo la Hermandad de la Costa, que desembarcó en Uruguay en 1957. El fundador fue Juan Bidegaray Pons, alias “Bebeto”.
“Era una persona que tenía mucha vinculación con el Yatch Club por ser un navegante. En sus salidas al mar, se encontró con nuestros pares de la Hermandad que se creó en Chile. Luego aparece otro hermano, Gonzalo Dupont Abo (“Capitán Jambo”, fallecido en 2020) que marcó una impronta por estar relacionado a la Marina Mercante y tener un montón de contactos que le permitieron hacer que la Hermandad de la Costa de Uruguay se conociera en varias partes del mundo”, relata Beltrán.
Por último, en Maldonado hay dos naos, una en Punta del Este (la primera del departamento fernandino) y otra en Lussich, esta última formada por miembros que se apartaron de la anterior. “Actualmente hay 60 ‘navegantes’ en la nao Montevideo, unos 20 en Punta del Este y 12 en Lussich”, dice Beltrán. Y explica que todos los integrantes de la Hermandad de la Costa son hombres, aunque en algunas fiestas y zafarranchos puntuales pueden ir acompañados por sus esposas (llamadas “cautivas” en la jerga que manejan).
Ascender en la Hermandad
Freddy Pérez Ramos (Freddy Krueger es su nombre “pirata”) fue elegido el sábado de la semana pasada como nuevo capitán de la Hermandad de la Costa a nivel nacional. “Es una distinción para mí. Voy a desempeñar el cargo durante dos años en base a nuestro octálogo, que es el que señala nuestros valores. Son normas del buen vivir y de las buenas costumbres, lo que incluye ser íntegros, honrados y respetuosos”, dice Pérez Ramos en entrevista con Revista Domingo.
El nuevo capitán nacional, un coronel retirado de la Fuerza Aérea, explica que solo se puede ingresar a la Hermandad de la Costa por invitación. Se lo hace desde el grado más bajo (“polizón”, al concurrir como invitado), ascendiendo luego a “bichicuma”, “muchacho” y llegando finalmente a la categoría de “hermano”.
“Cuando se ve que es una persona acorde a nuestra ideología de amor al mar, que se ajusta al octálogo, se lo invita a integrar nuestra Hermandad. Esto es un juego de grandes pero tiene sus reglas, que de a poco se van aprendiendo. El invitado tiene un ‘padrino’ que es quien lo presenta. Cuando está de ‘polizón’ usa una pañoleta blanca en la cabeza. Al integrarse a la cofradía como ‘bichicuma’ lleva una amarilla. El ‘muchacho’ usa una celeste y el ‘hermano’ una roja”, explica.
Pérez Ramos asegura que en la Hermandad de la Costa se aprende a ser humilde, a cooperar y a estar dispuesto para las tareas que se puedan encomendar. Por ello es importante que exista un sistema de escalafones. “En la parte de aprendizaje, el ‘bichicuma’ tiene que ayudar en los calderos (la cocina). Cuando se lo cambia de jerarquía a ‘muchacho’ sigue su aprendizaje, adquiriendo más responsabilidades. Así se va conociendo a la gente más en profundidad. Luego se asciende a ‘hermano’, que es lo que normalmente permite ocupar los cargos en la capitanía de la nao”, agrega.
La Hermandad de la Costa tiene muchos cargos y ocupaciones. Hay mayordomos, cantineros, un comisario (el que cobra los tickets) un condestable (el “guardián” de las ordenanzas y protocolos) y un lugarteniente que sustituye al capitán en caso de que este no esté. También un veedor (un “hermano” con mucha experiencia en la cofradía) que informa al capitán sobre las cosas que él cree conveniente corregir para el buen funcionamiento de la nao.
“La vida la podemos tomar como una navegación. Y el octálogo, que nos señala los valores y principios, se aplica perfectamente a la vida cotidiana. Si nosotros hacemos esto, vamos a andar muy bien”, destaca Pérez Ramos. Y acota: “Es un grupo de gente en el cual yo me siento muy cómodo”.
El nuevo capitán nacional de la Hermandad de la Costa viajará el año que viene al zafarrancho mundial que se hará en Estados Unidos, lo que le permitirá a Uruguay mantener su estatus de hermandad activa. Lo acompañará el “vigía internacional’, la persona encargada de las comunicaciones y el relacionamiento con las naos de otros países.
Raíces en la Masonería
Daniel Sosa usa el apodo “Albacora”, nombre con el que se conoce al pez espada en Chile, donde se inició en la Hermandad de la Costa y llegó a ser capitán de una nao (Coquimbo-La Serena). Actualmente es dueño de una barraca en la Ciudad de la Costa. “La Hermandad de la Costa nació en Chile por siete ‘hermanos’ que eran masones y querían tener una institución paralela que no fuera tan estricta. A todos ellos les gustaba la navegación. Para pertenecer a la Hermandad no hay que ser masón, pero hay muchas cosas enrabadas con la Masonería, como lo del ‘bichicuma’ y el ‘muchacho’ que no tienen ningún derecho”, explica. Según informaron distintos integrantes de la Hermandad de la Costa a Revista Domingo, en nuestro país hay algunos miembros masones, pero son minoría.
Sosa dice que cuando alguien ingresa a la Hermandad tiene que “despojarse de los cargos personales”.
Y profundiza al respecto: “Hay empresarios, por ejemplo, que están acostumbrados a una manera de ser y cuando entran tienen que pasar por un proceso de iniciación y servir al otro. No es un tema de sometimiento, sino de que uno tiene que brindarse por completo. Y hay gente que no se adapta a eso, a la que no le gusta cocinar o servir. Hay personas de mucho poder que han ofrecido incluso pagarle a un mozo para que haga lo que ellos tienen que hacer; esa persona no sirve para ‘hermano’. Cuando se llega a ‘hermano’ se puede opinar, votar, se adquieren todos los derechos. Pero hay un proceso para llegar a eso. Hay que cumplir con las normas, que son muy estrictas”.
“Albacora” es el único miembro de la Hermandad de la Costa que fue nombrado “hermano” a bordo del Capitán Miranda (en 2004), el buque escuela uruguayo que también transporta una bandera pirata que iza en algunas oportunidades.
Dice que hay gente que nunca logra entrar a la fraternidad y explica que en ocasiones ni siquiera es necesario decirles que no califican. “Muchas veces ellos mismos se dan cuenta y se van, porque se sienten incómodos. Nosotros tenemos sanciones muy rudas cuando alguien comete alguna falta: desde suspensiones a ‘tirarlos a los tiburones’ (echarlos)”.
Culto a la amistad
Gonzalo Trías es uno de los “hermanos” más experientes en Uruguay. Ingresó en 2004 apadrinado por el excapitán nacional Gonzalo Dupont Abo. Su nombre de fantasía es “Mangueira”, por la famosa escuela de samba brasileña, para la que llegó a desfilar en dos oportunidades: 1999 y 2000. En su vida “de civil”, trabaja como agente del Banco de Seguros del Estado.
Gonzalo Trías es uno de los “hermanos” más experientes en Uruguay. Ingresó en 2004 apadrinado por el excapitán nacional Gonzalo Dupont Abo. Su nombre de fantasía es “Mangueira”, por la famosa escuela de samba brasileña para la que llegó a desfilar en dos oportunidades: 1999 y 2000. En su vida “de civil”, trabaja como agente del Banco de Seguros del Estado.
“A los dos meses de haber sido ‘bichicuma’ tuve la suerte de ir a un zafarrancho en Chile, donde me empezaron a enseñar lo que era la Hermandad de la Costa. Aprendí muy rápido y empecé a escalar dentro de Uruguay, me pasaron a ‘muchacho’ a los siete meses y a ‘hermano’ antes del año. También antes del año estaba trabajando con ‘Jambo’ (Gonzalo Dupont Abo) como comisario nacional, un cargo que desempeñé durante cuatro años hasta que me nombraron capitán de Montevideo”, relata Trías a Revista Domingo.
Para él, la Hermandad de la Costa (a la que se acercó por el amor a la pesca que tiene desde su juventud) es un ejemplo de vida. “Nosotros acá venimos a hacer un culto a la amistad. Esta cofradía lo que tiene es que está en muchos países. Y eso es impresionante. En 2018 me tocó ser el capitán nacional en la reunión mundial que se hizo en Uruguay, en la que recibimos a 250 ‘hermanos’ de varias nacionalidades”, recuerda.
En todos estos países, tocar puerto con un barco que lleve la bandera pirata de la Hermandad de la Costa provoca gestos de confraternidad entre “hermanos” que pueden llegar a ofrecer ayudas desinteresadas de todo tipo, como por ejemplo un lugar para pasar la noche. Porque así lo establece el punto 3 del octálogo que se usa en casi 30 países:
“Recibe en tu nave al hermano que te visita; ofrécele refrigerio en tu mesa y el mejor coy (cama) de tu camarote”.
Un desembarco hace 65 años en Montevideo
Juan Bidegaray Pons (“Bebeto”) inició la Hermandad de la Costa en Uruguay, donde desembarcó seis años después de haber sido fundada en Chile. Lo hizo primero en Montevideo y se expandió luego a Maldonado y Colonia. Durante su vida, “Bebeto” se desempeñó en diversas áreas: fue deportista, viajero incansable, instructor de vuelo y empresario.
En un campeonato sudamericano de vela de la clase Lightning que se desarrolló en Algarrobo, Chile, trabó amistad con varios miembros de la Hermandad, entre ellos Anselmo Hammer.
Fue así que en 1957, acompañado por un grupo de veleristas del Yacht Club Uruguayo entre los que se encontraban Alex Hughes y Emilio Bolz, nació la Hermandad de la Costa en Uruguay.
“Bebeto” zarpó al Mar de Eternidad el 9 de enero de 2010, luego de cumplir 90 años. Su singladura fue larga y su apodo, por la fuerza de los hechos, se modificó y pasó a ser “Bebeto Forever”. Juan Bidegaray Pons estableció con todas las hermandades del mundo lazos de fraternidad y amistad que perduran en el tiempo.