SALUD
Expertos sostienen que la sexualidad es un aspecto que está presente a lo largo de toda la vida.
La película La buena esposa, que se presentó en setiembre en el Festival de Cine de Toronto, comienza con una escena de sexo. Pero a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de las películas, esta historia es diferente y muestra a una pareja sexaganaria, encarnada por los actores Glenn Close y Jonathan Pryce, ambos de 70 años en la vida real.
"Creo que la gente no se da cuenta de que sigues siendo sexualmente activo hasta que te mueres", dijo Close en una reciente entrevista con The Guardian, en la que habla de esta película que según la crítica retrata muy bien cómo es el sexo para los adultos mayores.
Y lejos de ser verdad que al entrar a la tercera edad el sexo ya no importa o no importa tanto, varios especialistas se encargan de derribar mitos y prejuicios. Sepamos que no solo pasa en las películas: las personas son seres sexuados desde que nacen hasta que mueren.
Hay que "desterrar la idea de que a los viejos no les interesa el sexo", dice Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo argentino, también autor de varios libros sobre sexología.
Tanto hombres y mujeres "en la madurez de la vida pueden encontrar en el despliegue sexual un motivo para sentirse más saludables. No olvidemos que el placer sexual refuerza la confianza, el humor, y es un estímulo para generar proyectos", sostiene.
Las funciones sexuales pueden bajar, pero no desaparecen. Al envejecer, la piel se arruga, la visión disminuye, el hígado y los riñones se vuelven perezosos, el sueño se acorta y los músculos se reducen. En las mujeres llega la menopausia y con ella la baja de estrógenos; en los hombres baja la producción de testosterona, lo que provoca diferentes síntomas. Pero los cambios hormonales "no justifican que muchas personas mayores dejen de tener sexo. En la mayoría, la creencia o el mito de que la madurez puede prescindir del sexo, es más fuerte que cualquier condicionante orgánico", explica Ghedin.
Sexuado toda la vida
","
Santiago Cedrés es médico internista y sexólogo, y presidente de la Sociedad Uruguaya de Sexología. Él concuerda con que "el ser humano es sexuado desde que nace hasta que muere". "Lo que va cambiando es la forma de manifestar dicha sexualidad en las diferentes etapas", dice.
Para Cedrés, "los grandes prejuicios, los mitos y falsas ideas que tiene la sociedad acerca del envejecimiento tienen gran influencia en el modo en que las personas de edad avanzada viven y ejercen su sexualidad".
Una de las principales creencias falsas "es considerar que en esta etapa reina la pasividad, el desapego afectivo, la autoexclusión, la enfermedad y la incapacidad de vivir la sexualidad. Todas estas ideas, sin sustento veraz, son una cuestión cultural que tiene como único producto una actitud negativa hacia la sexualidad en la edad adulta", sostiene Cedrés.
El especialista cuenta que a medida que pasan los años, en la persona "cambian los inductores sexuales, las fantasías". Y aclara que "esto depende mucho de cada estructura psíquica, del estilo de pareja y del tiempo que llevan juntos".
"A veces las alteraciones hormonales, junto con enfermedades crónicas y medicación les juega en contra del deseo y la líbido", explica. Pero no todo es físico. También pueden incidir elementos emocionales como la "depresión de involución", que puede aparecer por distintas pérdidas: la juventud, el status, la potencia sexual o seres queridos.
El sexólogo explica que "el mantener relaciones sexuales exige al organismo lo mismo que la realización de ejercicio leve". Y advierte que "se debe consultar al médico siempre antes de tomas fármacos que mejoran la erección, si no están contraindicados".
"Casi todas las enfermedades médicas repercuten en forma negativa sobre el funcionamiento sexual, pero una situación especial es la afectación sexual del varón luego de una enfermedad cardíaca", agrega. "El simple hecho de saberse enfermo del corazón o que es sobreviviente a un infarto que pudo haber sido fatal, genera una minusvalía en el paciente que repercute en su seguridad sexual".
En cuanto a las diferencias que puede haber entre hombres y mujeres de la tercera edad que no tienen parejas estables, Cedrés afirma que ellos sienten más libertad que ellas a la hora de tener sexo. Y lo atribuye a "la forma de educación y patrones culturales de cuando fueron educadas" esas personas.
Uno de los temas que está presente en las consultas es la jubilación: "Con el retiro de la actividad laboral se producen cambios psicológicos que hacen a la auto imagen y al valor de sí mismo", dice Cedrés. A esto, "los estereotipos sociales no ayudan mucho en la medida que niegan la posibilidad de que la persona mayor mantenga su vida sexual activa, ya sea catalogándolo de ridículo o aceptando solamente la sexualidad en el matrimonio mayor".
El especialista señala que hay "un amplio grupo de personas para el cual el primer problema es no tener pareja estable y además carecer de espacios sociales que favorezcan el intercambio".
Más que sexo
","
Cedrés señala que más allá de que hay investigaciones, "es curioso observar que los estudios se basan solamente en la actividad coital. Si nos basáramos en otro tipo de manifestaciones sexuales como el vínculo, la masturbación, los sueños y fantasías eróticas, nos encontraríamos no sólo con falta de estudios, sino que lo sexual sigue manifestándose con la misma intensidad y muy probablemente con la misma calidad, que cuando se tenía juventud", agrega.
Cedrés dice que "en esta etapa, la relación de amor en pareja se transforma en parte fundamental de la vida, porque está comprobado que los años de convivencia no menoscaban la intimidad. Muy por el contrario. Los abrazos, los besos y las caricias ofrecen una nueva dimensión a las personas en esa etapa". "La frecuencia sexual disminuye, pero los sentimientos, afinidades e intereses se fortalecen", asegura.
Adriana Martínez Acuña, psicoterapeuta cognitivo-conductual, está de acuerdo en que "el concepto de sexualidad, por lo general, se confunde y se reduce a las relaciones sexuales, lo cual limita la vivencia de la sexualidad únicamente al aspecto físico". Pero agrega que en realidad "la sexualidad comprende tanto los aspectos afectivos, personales, emocionales e interpersonales".
Por lo tanto, añade, "la sexualidad es un aspecto inherente al ser humano, que está presente en el transcurrir de la vida, impacta en el bienestar y en la calidad de vida".
Martínez Acuña dice que hay "mitos y prejuicios que vamos incorporando en forma tácita, derivados de la cultura y sin cuestionarlos, que suelen reducir la sexualidad a relaciones coitales, lo que limita la vivencia del placer, la intimidad, la comunicación y el encuentro con el otro, a lo largo de la vida".
Pero cada persona es el resultado de su propia historia de vida. Para Martínez Acuña, "la vejez se construye a lo largo de toda la vida y es consecuencia de lo vivido. El resultado no depende tanto de la edad, aunque a ella, sin duda, vayan asociados cambios fisiológicos, psicológicos y sociales importantes. Una historia sexual satisfactoria, es uno de los factores claves para la sexualidad plena", concluye.
Enfermedades y el "Síndrome del Viudo"
","
","
Con los años suelen llegar las enfermedades. Algunas, como por ejemplo la diabetes, la hipertensión, el aumento del colesterol y el ácido úrico, el tabaquismo y el consumo crónico de alcohol, deterioran el deseo y la excitación.
Otras afecciones crónicas, como las reumáticas, degenerativas, hepáticas, cardíacas, neurológicas y digestivas, disminuyen también la capacidad orgásmica, explica el sexólogo Cedrés.
"Tanto en el hombre como en la mujer existe mayor incidencia de enfermedades sistémicas que u2014cuando están presentesu2014, repercuten en la sexualidad", dice Cedrés.
Y agrega que aparte de lo que pueden afectar este tipo de enfermedades, la situación se puede ver potenciada si la persona toma muchos medicamentos, lo que afecta "significativamente la respuesta sexual".
Cedrés también habla del "Síndrome del Viudo": es el nombre que se le da a una serie de signos y síntomas que presentan tanto mujeres como varones que a causa de estar en un proceso de duelo no consiguen una sexualidad acorde a sus expectativas.
De todas maneras, aclara que "la disfunción implica que la función esté alterada, y en el síndrome del viudo la misma se encuentra modificada".