¿Qué hacer frente a una crisis de pánico?

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Tratar de llevar calma a quien padece una crisis es un primer paso.

SALUD

Según los expertos es el trastorno más común. Especialistas dicen cómo comportarse ante una persona que está sufriendo un ataque.

De pronto empieza a respirar en forma agitada. Le tiemblan las manos, las gotitas de sudor le corren por la frente. Por la mano que se lleva al pecho es evidente que el corazón le late a mil por hora. El cuadro es más común de lo que se piensa, prácticamente no pasa un día sin que se registre algún caso. Las consultas a los servicios de emergencia lo atestiguan. Se trata de los llamados ataques de pánico, o crisis de angustia, como prefieren llamarlo los especialistas. De hecho, ellos mismos creen que estas crisis se han vuelto la vedette de los trastornos de ansiedad.

"Hay una verdadera epidemia de crisis de este tipo, nosotros preferimos llamarlas crisis de angustia, aunque se ha popularizado la denominación norteamericana panic attack", señala el psiquiatra Pedro Bustelo, director técnico de la Fundación Cazabajones.

La palabra pánico tiene su origen en un dios del panteón griego. El dios Pan, representado en la mitología romana como un fauno, disfrutaba provocando el temor entre los mortales. Se lo consideraba el dios de los pastores y rebaños. Vivía en los bosques, era cazador, curandero y músico, infundía temor a los hombres que se adentraban en la floresta.

Un ataque de pánico es un período corto de ansiedad intensa o miedo —por lo general no dura más de 10 minutos —durante el cual una persona experimenta varios de los siguientes síntomas: palpitaciones, sudoración, temblores, falta de aire o sensación de ahogo, dolor en el pecho, náuseas, mareos, escalofríos, calambres, miedo a volverse loco, miedo a una muerte súbita.

"Es uno de los trastornos más comunes, cualquiera está expuesto a sufrir uno", apunta Bustelo. De hecho, cualquier persona que fume marihuana está propensa a experimentar una crisis de este tipo, también quienes consumen cocaína pueden pasar por un trastorno similar.

"En un ataque ocurre como una salida de golpe de una cantidad enorme de energía nerviosa acumulada, que puede no ser más que estrés acumulado. Es muy común en los adolescentes, o en personas expuestas a grandes multitudes. Influye mucho también las redes sociales, sobre todo cuando a través de ellas se producen fenómenos de bullying, que pueden tener consecuencias tan graves que terminen en el suicidio. Hemos tenido un verdadero pico de suicidio adolescente, con casos de chicos entre los 15 y los 20 años, el año pasado tuvimos 709", indica el psiquiatra.

"La crisis o el ataque de pánico definitivamente es una gran crisis de angustia y ansiedad"

¿Qué hacer ante una persona que pasa por un trance como este? "Es importante tratar de tranquilizarla. Si observamos que quien padece el ataque está hiperventilando hay que tratar de que vaya a un ritmo más pausado, la hiperventilación aumenta el ácido en la sangre y retroalimenta el trastorno. De manera que respirar tranquilo alcaliniza la sangre y termina actuando como un tranquilizante natural", explica Bustelo.

"Otro truco muy utilizado por las azafatas frente a un ataque de pánico es usar la bolsa de papel y pedirle a la persona que respire adentro, de manera que exhala monóxido de carbono y lo inspira, esto también actúa como un tranquilizante natural", agrega.

Y, por supuesto, llamar a la emergencia médica para una consulta inmediata.

Los ataques de pánico no se pueden predecir. Al menos en las primeras etapas del trastorno, no hay ningún desencadenante que lo haga emerger. El recuerdo de un ataque pasado puede provocar ataques de pánico y raramente existe una causa objetiva.

"Hay dos tipos de miedos que aparecen en un ataque. El primero es que me esté ocurriendo algo al corazón, puede sentir hasta una sensación de muerte inminente. Y el segundo es sentir que se está volviendo loco, que está perdiendo la cordura, que la cosa se le escapa del control. Es bueno saber que nunca un ataque de pánico puede ocasionar la locura", ilustra el especialista.

Claves de un trastorno frecuente.

Los síntomas característicos para reconocer un ataque de pánico o crisis de ansiedad son: palpitaciones (taquicardia), sudoración, temblores, falta de aire o sensación de ahogo, dolor en el pecho, náuseas o vómitos, mareos o desmayos, escalofríos o sofocos, entumecimiento, hormigueo, dificultades para tragar, desperzonalización o sensación de irrealidad, miedo a morir, miedo a enloquecer.

¿Qué puede causar un ataque de pánico? Aunque en la mayoría de los casos surge sin motivo aparente, hay algunos factores en juego. Los niveles de ansiedad cotidianos particularmente altos, tendencias hereditarias, reacciones exageradas ante amenazas, interpretación catastrófica de sensaciones corporales normales, la percepción de falta de control en actos cotidianos, son algunas de las causas posibles.

Entre las claves para comprender este trastorno se encuentra, por ejemplo, el entorno familiar. Los expertos creen que existe una predisposición genética, sobre todo si uno de los padres ha sufrido de bipolaridad. Lo común es que antes de llegar a la consulta psiquiátrica quienes padecen ataques de pánico se hayan hecho revisiones de todo tipo durante cierto tiempo. En la respiración reside la clave para superarlo.

Muchas celebridades han sufrido y sufren crisis de pánico. Tal vez el más paradigmático no sea otro que el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, que debido a ello se entregó al estudio de la ansiedad. Muchos actores y músicos lo padecen, como Nicole Kidman, Juan Luis Guerra, Joaquín Sabina, Daryl Hannah, Emma Stone, la chef y presentadora televisiva Paula Deen, y Kim Basinger, por nombrar algunos.

Crisis combinada.

El psiquiatra Pablo Trelles, excoordinador general del Programa de Salud Mental del MSP, coincidió en lo frecuente de este tipo de episodios. "La crisis determina una serie de eventos físicos tales como taquicardia, dificultad respiratoria, temblor, sudoración, etcétera, lo que agrava el cuadro. En ocasiones se acompaña de agorafobia, que consiste en la necesidad perentoria de salir del lugar en el que se encuentra, cine, supermercado, ómnibus", señala Trelles.

La agorafobia es el miedo a los espacios abiertos y a las grandes aglomeraciones. Aunque es un trastorno por sí mismo, tal como señala el psiquiatra, suele manifestarse a través de una crisis de pánico. En cualquier caso se trata de un episodio que tiene escasa duración, aunque en forma excepcional puede llegar a extenderse por horas.

"Durante el período crítico se asiste a una distorsión de la información que recibe el cerebro percibiendo la realidad como catastrófica, generando una suerte de círculo vicioso o retroalimentación durante el período que transcurre el cuadro", describe el especialista.

Aunque es un trastorno difícil de prevenir, quien lo padece puede llegar a reconocer los síntomas de inmediato y contribuir a mitigarlos. "El mejor antídoto es el conocimiento de lo que es una crisis o ataque de pánico y cuál es normalmente su evolución, ya que es motivo de consulta frecuente en policlínicas y emergencias", indica Trelles.

Esta medida de autoconocimiento permite poner en práctica acciones paliativas inmediatas.

"El saber que los episodios son autolimitados, el intentar controlar los síntomas físicos mediante ejercicios respiratorios o de relajación haciendo frente a los mismos sin tratar de evitarlos, pueden ser de mucha ayuda para acortar los tiempos y disminuir el sufrimiento", explica el psiquiatra consultado por Domingo.

Trelles, como la mayoría de sus colegas, es partidario de un tratamiento combinado de psicofármacos —concretamente antidepresivos— y psicoterapia cognitiva. "Cuando en un ámbito médico se identifica una crisis de pánico el médico generalmente administra un sedante sublingual el que, en pocos minutos, por lo general", controla el cuadro, advierte.

Pero antes de llegar a la atención directa de un profesional hay cosas que pueden hacerse al enfrentar un caso en cualquier circunstancia. "Si a un compañero de trabajo le sucede un episodio como el descrito, lo aconsejable es acompañarlo a un lugar cómodo y alejado de los estímulos, explicarle que no le va a pasar nada grave, instarlo a controlar la respiración y que luego sea valorado por un especialista. Cuánto antes sea la consulta, mejores serán los resultados", dice Trelles.

De esta manera cualquiera puede ayudar a quien padece una crisis como esta mientras llega la ayuda médica.

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