Para Carla Lorenzo ser psicóloga era su plan A, pero al realizar los primeros cuatro años de la carrera —de 1998 a 2001— la atacó “el pánico de dedicarme a esto” y su camino tuvo un desvío que terminó revelando otras facetas, esas por las que el público la conoce más: actriz, cantante, comunicadora.
“Yo empecé la carrera con 18 años y a los 21 me dio mucho temor, me sentía muy inmadura. Me preguntaba cómo iba a trabajar con temas de salud mental cuando todavía vivía con mi familia, no tenía experiencia laboral… no me veía ni siquiera pudiendo dialogar fluidamente con un paciente”, plantea a Domingo.
Asegura que en ese entonces era muy tímida y estaba muy pendiente de la mirada del afuera.
“Me costaba mucho hablar en clase, tomar contacto con mis compañeros, hacer las primeras prácticas clínicas”, recuerda.
La solución que encontró fue interrumpir la carrera —“mi familia no lo podía creer, pero yo lo necesitaba”, dice — y buscar un camino que la ayudara a recuperar esa facilidad para la comunicación que sí tenía cuando era niña, cuando amaba cantar y actuar.
Fue entonces que decidió estudiar periodismo en el Instituto Profesional de Enseñanza Periodística (IPEP), también hizo teatro en la entonces Escuela de Actuación de Montevideo —hoy Instituto de Actuación de Montevideo— y, como conoció a Rossana Taddei, comenzó a estudiar canto con ella. Además en algún momento hizo Derecho —lo dejó— y hasta se formó en cosmetología con Rosario Viñoly. “Pero eso ya no lo usé”, apunta.
Entonces en 2009, ya armada de otra manera y con trabajo en Canal 10, dijo: “Voy a retomar Psicología porque quiero terminarla antes de formar mi familia”. Fueron dos años finales que disfrutó mucho y consiguió ese título que antes no sabía si iba a poder utilizar.
Hoy en día la clínica es lo que ocupa menos horas en su práctica psicológica porque decidió abrir las puertas del consultorio y salir a encontrarse con la gente. “Empecé a trabajar con grupos de mujeres, a dar charlas, a dictar clases en la Licenciatura de Psicología de la Universidad Católica”, cuenta quien está muy abocada en dar a conocer su libro El día que me quiera.
Mientras estuvo preparando la publicación, “con mucho dolor” —según afirma— suspendió cualquier otra actividad artística, pero ya con el libro en el mercado comenzó a recuperar esas expresiones del arte que tanto ama. “Para mí la herramienta terapéutica por excelencia que uso siempre es la música, siento que nos pone a todos en una sintonía y la utilizo en cada taller o presentación del libro que realizo”, destaca.
Y eso se explica porque para Carla no hay un Lado A y un Lado B. “Hago tantas cosas, tengo tantos lados, que en los últimos años he intentado integrarlos; tengo todos mis lados juntos”, sentencia.
Hoy charla y ejercicios en la Feria del Libro
El día que me quiera, que se lanzó a mediados de este año, tendrá su espacio en la Feria Internacional del Libro con una charla que dará su autora hoy, a las 18 horas, en el Salón Dorado de la IMM.
“Va a tener un poquito de música, vamos a hacer juntos algún ejercicio que está en el libro, vamos a reflexionar un poco y vamos a tener ese espacio de intercambio que me parece maravilloso”, anuncia Carla Lorenzo.
Recuerda que el libro comenzó como un cuaderno terapéutico de trabajo casero que elaboró con ayuda de una dibujante y una diseñadora, lo comenzó a comercializar por redes sociales y un día Editorial Planeta le propuso convertirlo en un libro con más contenido.
“Tiene preguntas para reflexionar y ejercicios para lograr ese autoconocimiento de las sensaciones y emociones que nos atraviesan todos los días y que tienen un color distinto para cada persona”, explica la psicóloga.
El origen fue el espectáculo en el que cantaba el tango El día que me quieras con letra cambiada para que tuviera fines terapéuticos, sin imaginar que terminaría siendo un libro.