ESTUDIO
Los nacidos entre 1946 y 1964 se enfrentan a oportunidades y desafíos; una encuesta latinoamericana identifica sus deseos, pensamientos y comportamientos en varios ámbitos.
Uruguay es el país “más plateado” de la región. ¿Qué quiere decir esto? Que un buen porcentaje de la población (más del 30%) tiene más de 50 años. Si nunca leyó el término “generación plateada”, Layla Vallias y Miriam De Paoli, coordinadoras del estudio Tsunami8 LATAM así lo explican: “Son aquellos nacidos entre 1946 y 1964; históricamente más idealistas, cuestionadores de la cultura dominante y responsables del movimiento hippie y la cultura alternativa, reforzadores de los ideales del feminismo, la libertad y la igualdad”.
Tsunami8 LATAM, realizada por Data8 e Hype50+, en asociación con No Pausa, Opinión Box y Pontes y con el apoyo del diario El País en Uruguay, brinda un panorama inédito de la longevidad en América Latina.
Más de 20.000 individuos de México, Perú, Chile, Brasil, Argentina, Colombia y Uruguay mayores de 45 años respondieron sobre hábitos de consumo y de comportamiento. Todos ellos mueven la llamada “economía plateada” que hoy ya constituye la tercera mayor economía del mundo y cuyo potencial, para las autoras, es “ignorado por el mercado”.
Revolución
La generación plateada lleva adelante la “Revolución de la Longevidad” (entendida por las autoras como un “tsunami”), la que tiene tres características principales: las personas viven más (la región sumó casi 25 años a su esperanza de vida entre 1950 y 2018), tienen menos hijos (la tasa de fecundidad cayó de 6,1 a 2,2 niños nacidos vivos por mujer en los últimos 70 años) y llegan a la madurez “cuestionando su status quo, luchando contra el etarismo y buscando nuevas miradas sobre la longevidad”.
Vallias y De Paoli cuentan a Revista Domingo: “Los principales retos de la generación plateada son vivir en una sociedad donde envejecer es un problema, una sociedad edadista que no valoriza al profesional con más experiencia ni entiende la importancia de mantener a los adultos mayores activos físicamente y también cognitivamente, para que continúen contribuyendo con su familia, ciudad y país”.
Personas ignoradas por el mercado
El potencial de la economía de la longevidad es un tema ignorado por el mercado de consumo latinoamericano, según afirman las investigadoras principales de Tsunami8 LATAM. Siete de cada diez latinoamericanos mayores de 45 años reportaron haber realizado compras online en el último año; destacándose la generación invisible (personas de 45 a 54 años) en Argentina, Uruguay y Chile como la más tecnológica de la región.
A pesar de la pujanza económica de esta parte de la población, las autoras afirman que los “plateados” no están siendo atendidos con bienes y servicios. Cuatro de cada diez personas mayores de 45 años dicen que no hay ofertas apropiadas para su edad; entre los mayores de 65 años esto sube a cinco de cada diez.
El mayor deseo es encontrar ofertas segmentadas en alimentación, educación, tecnología y vestuario.
En cuanto a la representatividad, existe consenso respecto a que la publicidad y el entretenimiento no ven a ese consumidor, que no es retratado por ejemplo por el cine y el marketing. “No entienden el modo de vida y nuestra esencia”, dicen los entrevistados por la encuesta Tsunami8 LATAM.
País plateado
De acuerdo con las autoras de Tsunami8 LATAM, Uruguay “es un laboratorio vibrante para lalongevidad”. Para 2030, el 38% de la población tendrá más de 50 años; para 2050, este indicador subirá hasta 43%, en un momento en el que la esperanza de vida alcanzará los 82 años. Para ese entonces habrá nueve adultos mayores de 60 años por cada diez jóvenes de 15.
Un punto fuerte de la generación plateada uruguaya y destacado en la encuesta es que el 97% de la población mayor de 60 años está cubierta por algún servicio de seguridad social. En el estudio se lee: “Uruguay es el primer país de la región en institucionalizar una política de atención integral que consiste en un conjunto de servicios para segmentos específicos de la población en función de la edad y grado de dependencia del ciudadano. En este contexto, solo el 5% de las personas mayores de 60 años necesitan apoyo económico de sus familias”.
Más datos sobre el país: un tercio de los mayores de 60 años viven solos y siete de cada diez lo hacen en su propia casa. El 78% planifica su vejez para no depender económicamente de nadie, y dos de cada diez encuestados ayudan económicamente a sus hijos y nietos.
Entre los 2.551 encuestados uruguayos existe consenso sobre la importancia de buscar la independencia con calidad de vida en la fase madura de la vida. Para casi la mitad, el mayor temor es que una enfermedad les quite la posibilidad de valerse por sí mismos.
Esto va en consonancia con un resultado general: siete de cada diez latinoamericanos se identifican con la frase: “Nunca pensé que llegaría tan bien a la edad que tengo” (vean este dato: 21% cree que vivirá más de 100 años). Y ocho de cada diez completaron con esta: “Siempre he sido financieramente independiente y ahora no es diferente; administro mis ingresos y mis gastos”.
Con estos datos, se reconoce que muchos uruguayos “plateados” tienen tiempo y dinero para invertir en el autocuidado. Entre las prioridades, el deseo de viajar más es el que está en primer lugar (69%), seguido del cuidado de la salud (62%), tener más tiempo para los pasatiempos (38%), pasar más tiempo con la familia (37%) y planificar el futuro financiero (34%).
Generación Sandwich
Para Vallias y De Paoli hay varios aspectos que denotan los cambios que han experimentaron las personas maduras en toda la región. Uno de ellos es que por primera vez una persona con más de 50 años cuida de otra también con más de 50 años. “Tenemos muchas veces cuatro generaciones viviendo juntas y eso es una gran oportunidad pero también un desafío”, comentan las autoras de Tsunami8 LATAM.
Respecto a esto, las investigadoras denominan “generaciones sándwich” a aquellas personas de más de 45 años que se ocupan paralelamente de sus hijos y de sus padres u otros familiares de edad avanzada.
“Generalmente esa generación coincide con la ‘generación invisible’, en particular, mujeres de entre 45 y 55 años. Son cuidadoras familiares que necesitan apoyo para continuar trabajando, cuidando su salud y teniendo tiempo para sus relaciones personales”, apuntan.
La generación invisible es aquella que concentra a los nacidos entre 1965 y 1979 y que tiene algunas diferencias con la generación plateada más allá de su fecha de nacimiento. Así la describieron: “A través del trabajo, los invisibles viven la realización de los deseos materiales y personales. Experimentaron el comienzo de la globalización, vieron el auge de la tecnología y la llegada de la computadora personal e Internet y crecieron con programas de televisión. Con el fortalecimiento del capitalismo en todo el mundo, es una generación autosuficiente que valora los bienes de consumo y la acumulación de riquezas”.
De Paoli, fundadora de No Pausa, una organización latinoamericana dedicada a visibilizar el climaterio, recuerda: “La generación invisible es un momento del que se habla poco. Somos unicornios generacionales -seres casi mitológicos- completamente diferentes a las generaciones anteriores. Una mujer de 50 años hoy puede tener hijos pequeños además de una madre que ya necesita cuidados”.
Autopercepción
¿La pandemia por coronavirus tuvo algún impacto en la percepción de la vejez? Tsunami8 LATAM aporta resultados en este sentido tanto en las dimensiones físicas como emocionales. Por ejemplo, cuatro de cada diez latinoamericanos mayores de 45 años declararon que la situación sanitaria les generó conciencia sobre su propio envejecimiento.
Vallias y De Paoli apuntan: “De un día para otro, las personas con más de 60 años que se sentían bien y joviales tuvieron que restringir su movilidad y fueron clasificadas por la sociedad como grupo de riesgo”.
Aquí se encontraron diferencias entre los países: Argentina, seguida por Colombia y Uruguay son los países en los que la población de mayores de 45 años se muestra más consciente y proactiva con su salud. En estos tres países se nota una mayor adopción de prácticas preventivas para una buena salud física como controles médicos anuales, actividad física regular y control de peso.