EDUCACIÓN

¿Qué se estudió en Harvard sobre la experiencia de Ceibal?

Michael Chu estudió el programa uruguayo en la prestigiosa universidad y destacó las claves que lo convirtieron en un éxito único en el mundo.

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Michael Chu
Michael Chu, experto mundial en microfinanzas y profesor estadounidense de Harvard Business School
Leonardo Maine/Archivo El Pais

Nadie de su familia sabía español pero, de todas formas, cruzaron el planeta. Su madre había tomado unas clases así que eso los ayudó a defenderse. Michael Chu tenía 5 años cuando viajó de Kunming, provincia de Yunnan en la República Popular China, a Montevideo, la capital de una lejana República Oriental del Uruguay.

“Iba caminando por el barrio con un amigo y yo apuntaba a algo y él me decía lo que era”, recuerda. Aprendió bien porque hoy, no solo es completamente bilingüe, sino que la charla incluye tantos uruguayismos como si hubiera nacido aquí y nunca se hubiera ido.

Vivió en Pocitos hasta que se fue a Estados Unidos para ingresar a Dartmouth College; luego volvió al país y más tarde se volvió a ir, esta vez a Harvard Business School, institución por la que regresó este mes para inaugurar el Latin America Research Center en el Parque Tecnológico de LATU.

Su cercanía con Uruguay explica su gran interés por Ceibal, programa sobre el que investigó junto a colegas y presentó como caso de estudio en clases de la Harvard Business School ante estudiantes de 31 países diferentes.

“Muchos de ellos dijeron que sus gobiernos intentaron hacer (algo similar) en pandemia pero no lo lograron porque no tenían la base que tenía Uruguay”, cuenta Chu a Domingo.

Es más, a pesar de que hubo otras experiencias similares en el mundo -por ejemplo, en Perú y Ruanda-, la uruguaya “es el único ejemplo que salió de One Laptop Per Child (el proyecto de Nicholas Negroponte, fundador y director del MIT Media Lab) que tuvo éxito y que continúa hasta hoy” y que, a su juicio, es la “clave” para que Uruguay sea “protagonista” en la era digital. “Desde la época en la que Uruguay tenía acceso a los mercados globales porque tenía algo que todo el mundo quería -la carne- hasta hoy, es la era digital la que le da la posibilidad otra vez de formar parte de la columna vertebral de las actividades económicas”, agrega.

Computadora del Plan Ceibal. Foto: Archivo El País

De idea a agencia.

¿Por qué ningún otro país concretó la aspiración de Negroponte? Chu encuentra varias razones. Una es que Uruguay logró entregar las ceibalitas o XO (computadoras y luego laptops) integrando a maestros (la idea de Negroponte no los incluía) y estudiantes; también se aseguró que existiera conexión wifi en escuelas y espacios públicos en todo el país y no se plantearon dificultades de compatibilidad técnica entre hardware y software. “Hubo detalles de absolutamente enorme plasticidad pero que hicieron una diferencia brutal como una infraestructura para reparar los dispositivos”, apunta Chu.

El hecho de que Ceibal naciera desde Presidencia de la República también fue positivo, dado que sostiene que eso permitió que se desarrollara el proyecto mientras se insertaba en escuelas y liceos. Hoy ha superado los 589.000 dispositivos activos (y se entregaron más de 2,5 millones laptops y tabletas y más de 84.000 placas programables desde 2007).

“La pandemia fue un hito importantísimo en esta historia. El sistema de educación pública vio en Ceibal una solución increíble. El hecho de que ya estuviera implementado en Uruguay (su puntapié fue la entrega de 200 XO en Villa Cardal) hizo que el país fuera un ejemplo no solo para América Latina al lograr que la comunicación entre maestros y alumnos se pudiera dar de forma virtual”, comenta Chu en diálogo con Domingo.

La respuesta de “Ceibal en Casa” mantuvo al 88% de los estudiantes y al 95% de los profesores en contacto mientras los centros educativos estuvieron cerrados por la pandemia.

Y añade: “Ceibal demostró tener juego de cintura al darse cuenta de que, así como había puesto conexión en las escuelas, ahora tenía que haber conexión en los hogares. Hicieron un esfuerzo para hablar con todas las telefónicas para que cuando se enganchara la gente con el sitio educacional no le cobraran. Si alguien se hacía la pregunta de si Ceibal era relevante o no, en pandemia esa pregunta se acabó. La relevancia era obvia para todo el sistema de educación pública”.

Otra clave por la que Uruguay es hoy “el único lugar donde One Laptop Per Child cumplió el sueño de entregar tecnología y cerrar la brecha digital a un nivel total” es, a juicio del experto de Harvard Business School, que Ceibal maduró y evolucionó hasta convertirse en una agencia de innovación tecnológica en la que trabajan 500 profesionales (ingenieros, técnicos, maestros, economistas, antropólogos y más) “que sirven a la educación pública” (sin olvidar que cerca del 80% de las escuelas privadas también trabajan con Ceibal).

El programa actualmente incluye CREA -una herramienta de administración de contenidos-, Biblioteca País -con más de 7.000 títulos y materiales multimedia-, PAM -una plataforma de matemática-, Plataforma de Lengua, Ceibal In English, servicios en la nube, Ceilabs -laboratorios para trabajar con kits de robótica, drones y más- y otras iniciativas para fomentar el aprendizaje de programación.

Plan Ceibal.

El futuro.

Con el camino recorrido y con la prueba de fuego que significó la pandemia, Chu dijo en Harvard Business School y repitió para Domingo que si el país continúa asegurando y expandiendo el acceso a la tecnología en todo el sistema de educación pública “entonces la mayoría de los uruguayos van a poder participar de las oportunidades de la era digital”.

Y afirma: “Si Uruguay no cumple con la promesa de Ceibal para el siglo XXI va a poder seguir siendo un participante activo en el mundo digital pero no se va a dar la inclusión. Incorporar innovación y tecnología en la educación pública es el camino crítico hacia el futuro”.

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