SALUD
Tomar un trago puede elevar el pulso, algo que no tiene que preocupar a los adultos sanos, pero quienes presentan problemas cardíacos deberían tener cuidado.
Todos sabemos que una o doscopas de vino pueden ayudarte a relajarte y desconectarte, pero el alcohol también puede tener efectos considerables en tu sistema cardiovascular en las horas posteriores a su consumo, lo que provoca que tu corazón lata más rápido, al menos a corto plazo. Y, por lo general, cuanto más bebes, más aumenta tu frecuencia cardiaca.
Los expertos afirman que, en el caso de la mayoría de los adultos sanos, el aumento temporal de la frecuencia cardiaca provocado por una copa o dos no es algo de lo que haya que preocuparse, pero podría causar problemas en las personas que padecen enfermedades que provocan ritmos cardiacos irregulares, como la fibrilación auricular u otros tipos de arritmias, o para las que tienen un alto riesgo de sufrir ataques cardiacos o accidentes cerebrovasculares.
El año pasado, un grupo de científicos analizó los datos de 32 investigaciones clínicas sobre el consumo de alcohol en las que participaron 767 personas; la mayoría eran hombres jóvenes y sanos de entre veinte y treinta y tantos años. Los investigadores observaron patrones perceptibles en la manera en que el alcohol influía en su frecuencia cardiaca y en las lecturas de la presión arterial poco después de beber.
En general, la frecuencia cardiaca normal en reposo para los adultos se sitúa entre 60 y 100 latidos por minuto. Los investigadores descubrieron que el consumo de una copa estándar (que por lo general se define como una cerveza de 350 mililitros, una copa de vino de 150 mililitros o un cóctel que contenga 44 mililitros de licor) solía elevar la frecuencia cardiaca de los participantes en unos cinco latidos por minuto en las seis horas siguientes. Con dos copas o más, el aumento de la frecuencia cardiaca era mayor y permanecía ligeramente elevada por 24 horas.
El alcohol también tuvo efectos evidentes sobre la presión arterial. Una sola copa la afectaba muy poco, pero cuando las personas consumían dos, experimentaban un ligero descenso de sus niveles de presión arterial en las horas siguientes; sin embargo, cuando tomaban más de dos copas, sus niveles de presión arterial descendían al principio y luego empezaban a subir, llegando a ser ligeramente elevados unas 13 horas después de haber bebido.
Al parecer, los hallazgos sobre la presión arterial coinciden con otros estudios que han demostrado que beber poco puede tener cierto beneficio para la salud cardiovascular, ya que hace que los vasos sanguíneos se dilaten y la presión arterial descienda, pero que tomar más de dos copas puede alterar tu circulación.
Es habitual que la gente beba por la noche. Por eso, los científicos también han estudiado lo que ocurre cuando la gente consume alcohol antes de acostarse. En un estudio publicado en enero, los investigadores reunieron a 26 hombres y mujeres y les hicieron pasar tres noches en un laboratorio bajo supervisión mientras dormían. En una ocasión, los participantes consumieron lo que se considera cantidades “moderadas” de alcohol antes de acostarse: las mujeres tomaron una copa de vino cada una y los hombres dos.
En otra noche, los participantes bebieron cantidades más elevadas: las mujeres bebieron tres copas de vino y los hombres cuatro. La tercera noche, todos recibieron vino sin alcohol, que sirvió de placebo.
Los investigadores descubrieron que cuando las personas bebieron cantidades moderadas de vino, su frecuencia cardiaca nocturna aumentó un 4% en comparación con las noches que no bebieron alcohol, pero su frecuencia cardiaca volvió a la normalidad en las horas de la mañana. Pero cuando las personas bebieron cantidades más elevadas, su frecuencia cardiaca nocturna aumentó un 14% y se mantuvo elevada hasta la mañana.
El estudio también reveló que el alcohol, en especial cuando se consume en cantidades más elevadas, redujo de manera temporal la variabilidad de la frecuencia cardiaca de los participantes, una medida de la variación del tiempo entre los latidos del corazón. Una variabilidad mayor por lo general es señal de un estado cardiovascular mejor.