Raffaella, un mito viviente

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Raffaella Carrá reinó en la pantalla durante décadas y hoy es un mito.

Nombres de Domingo

Diva indiscutida por décadas, la italiana Raffaella Carrà, es considerada un símbolo del feminismo. Lo confirmó cuando le preguntaron por los escándalos de abuso.

La misma figura, la misma melena rubia, la misma sonrisa que conquistó a millones. Idolatrada en medio mundo, monumento vivo del pop italiano y emperatriz de la poderosa RAI. Es Raffaella Carrà y no necesita presentación.

Su temperamento marcado por la misma fuerza arrolladora de su canción volvió a copar titulares hace pocos días cuando le preguntaron por los escándalos de abuso en el mundo del espectáculo, que salieron a la luz a partir de las denuncias contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein.

"Cada uno reacciona de distintas maneras ante el miedo, no hay duda. Yo le hubiera dado una patada a Weinstein en sus sitios delicados", respondió sin ambages la diva.

Y nadie pondría en duda su reacción. Es posible, incluso, que más de uno soñara con los resultados de un encuentro fortuito entre la Carrà y el productor estadounidense, como en una suerte de duelo de western entre heroína y villano.

Italia ha producido enormes figuras femeninas tanto en el cine como en la canción, actrices de la talla de Sofía Loren, Gina Lollobrigida y Virna Lisi reinaron en la pantalla durante décadas y conquistaron la Meca del cine. La carrera de Raffaella Carrà se hizo en la televisión, medio que revolucionó con su presencia arrolladora y su belleza.

¿De dónde viene esta mujer que al cabo de casi cinco décadas permanece tan vigente?

Golpe de suerte.

Raffaella Maria Roberta Pelloni nació en Bolonia el 18 de junio de 1943 en una familia de clase media. Desde muy pequeña demostró su vocación por el espectáculo y con tan solo ocho años la madre la inscribió en la Academia Nacional de Danza.

Pero su entrada a la pantalla grande fue por puro azar. Había viajado con su madre a Roma, donde un amigo de la familia la presentó ante un director de cine que la seleccionó de inmediato para un pequeño papel en la película Tormento del passatto. Tenía nueve años.

Y puede decirse que allí nació su carrera. Desde entonces comenzó a compaginar su vida escolar con el estudio de la danza y su formación en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma. Cuando llegó a la adolescencia ya parecía madura para entrar de lleno a la efervescente industria cinematográfica italiana. Fue así que a los 17 años debutó en su primer papel importante en la película La lunga notte del 1943, y tres años más tarde, en 1963, actuó bajo la dirección del célebre Mario Monicelli.

Su carrera había comenzado con fuerza en el cine y, tal como le había ocurrido a las estrellas mayores, los estudios estadounidenses comenzaron a tentarla con ofertas. En 1966 viajó a Estados Unidos para rodar algunos episodios de una serie exitosa en aquella época, I Spy (conocida en Uruguay como Yo soy espía), junto a Robert Culp y Bill Cosby. Pronto descubrió que la vida en Los Ángeles no era lo que había creído y retornó a su país.

Y a su regreso firmó un contrato con el programa Nino Ferrer, de enorme éxito en la televisión francesa, con la condición de disponer de un espacio propio de tres minutos donde haría lo que quisiera. Su show se convirtió en un éxito y su puerta de entrada a la televisión.

El secreto del éxito.

"La bomba italiana", como pronto comenzaron a llamarla, sedujo de inmediato a todos con su sonrisa contagiosa. A inicios de la década de 1970 se consolidó como una show-girl incuestionable, sus apariciones en TV no pasaron inadvertidas para la RAI que le propuso un contrato para un show nocturno que se emitiría los sábados. La Canzonissima 70 se convirtió en un éxito arrollador, la conductora cantaba, bailaba y deslumbraba. Durante cuatro años rompió todas las marcas de rating y dio a conocer su primer sencillo, Ma che musica Maestro.

Lo que llevó definitivamente al éxito apabullante a la diva italiana fue ni más ni menos que atreverse a mostrar el ombligo. Esa parte de su anatomía, habitualmente oculta en las pantallas de la época, la colocó en boca de todos, incluido el Papa que la censuró por los contenidos de la canción Tuca Tuca, uno de sus grandes éxitos al inicio de su carrera.

En 1975 su fama había saltado a España, confirmada por su aparición en el programa de alto rating local ¡Señoras y señores! En poco tiempo lanzó un álbum recopilatorio de sus temas más conocidos y cantados en castellano, lo que llevó al delirio al público hispanohablante.

A principios de la década de 1980 Raffaella Carrà ya era un éxito global y sus canciones eran escuchadas, bailadas y vivadas por millones de personas en el mundo.

La RAI firmó un suculento contrato con la Carrà para la realización de cinco programas especiales, grabados en coproducción con Italia, Rusia, Reino Unido, México y Argentina. Cada programa fue filmado en algún sitio emblemático de cada una de las capitales.

En 1982 era tal el éxito de la estrella que su programa Fantástico 3 de los sábados por la noche se emitía combinado con el sorteo de la Lotería italiana. Para el año siguiente la televisión italiana apostó todo al horario del mediodía y creó el programa que se convertirá en emblemático para la diva: Pronto… Raffaella? El modelo que heredará luego la diva rioplatense Susana Giménez con su popular Hola, Susana.

Entre 1983 y 1985 el programa diario al mediodía, de transmisión en directo movilizó a 14 millones de personas que dejaban todo de lado para almorzar viendo a la gran Raffaella.

Mientras su popularidad va en desbocado aumento a fines de esta década la productora Fininvest le propone un contrato especial para un programa nocturno de alto nivel, con invitados internacionales, entrevistas a estrellas norteamericanas y todo el glamour posible. Se trata de Raffaella Carrà Show, un programa que se emitirá durante dos años y será replicado por la televisión catalana.

Durante la década de 1990 la RAI vuelve a contratarla para una serie de programas donde la Carrà lucirá un nuevo look, más madura pero con la misma energía. En 2006 su presencia en televisión comienza a ser más esporádica, hasta apartarse por completo. En 2011 participa como comentarista en el Festival de Eurovisión y luego se eclipsa de las pantallas por un tiempo. Ahora vive su retiro en Roma. "Mi receta es no haber vivido nunca un día vacío", dice.

Feminismo y libertad

En junio pasado cumplió los 75 años en Roma, donde vive desde hace un año pero alejada de los focos. Se nota su cansancio y el peso de los años. En 2016 cuando se anunció su discreto retiro de las pantallas grandes y chicas la propia Carrà comentó: "En este punto de mi trayectoria mi sueño es crear un proyecto para dar una oportunidad a los jóvenes talentos". En el curso de su carrera terminó convertida en una suerte de símbolo de la liberación sexual, reivindicada tanto por gais como por feministas. De hecho, en algunas de sus letras se colaban mensajes en esta línea. "No hacían daño a nadie. Quitaban del medio muchos prejuicios de gente que no entendía que una vida es una vida cuando tienes libertad", dijo cuando le preguntaron por ello.

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