Los Juegos Olímpicos que terminan hoy mostraron a varias figuras e historias que van a perdurar durante años.
DÉBORAH FRIEDMANN
Cuando gané mi primer título en 2013, estaba estupefacta, no me creía capaz; empecé a creer más en mí en 2014, cuando me dije: ‘A lo mejor soy buena después de todo’. ¿Pero de ahí a participar en los Juegos Olímpicos? Es simplemente alucinante", afirmó hace poco tiempo Simone Biles. Y no solo participó en las competencias que terminan hoy sino que esta excepcional gimnasta estadounidense se convirtió en una de las figuras que, sin dudas, vendrán enseguida a la mente cuando se evoque Río 2016.
Es que 40 años después de aquel inolvidable 10 de Nadia Comanecci en Montreal la perfección en gimnasia olímpica volvió a maravillar al mundo. Diecinueve años, 1,45 de estatura, 47 kilos, una historia de superación —su madre era adicta a las drogas y al alcohol y le quitaron la patria potestad, que luego asumirían sus abuelos— potencia, energía, rapidez, flexibilidad, determinación y una sonrisa que contagia son, según los expertos, sus mayores atributos. Eso sumado a que llegó a Río con el récord de haber ganado tres campeonatos mundiales consecutivos y se fue con cuatro medallas de oro y una de bronce, superando en preseas a la rumana.
También de Estados Unidos viene otra de las mujeres de estos Juegos Olímpicos que pasarán a la posteridad. Simone Manuel se convirtió la primera mujer negra de la historia en ganar una medalla de oro individual de natación. Los campeones de este deporte afrodescendientes han sido una excepción por varias razones, entre ellas el difícil acceso de los niños negros a las piscinas en varios países. En Estados Unidos, según recoge BBC, primero les negaban la entrada y luego, cuando eso ya era inconcebible, era frecuente que blancos tuvieran gestos de discriminación más sutiles para no compartir el misma agua con ellos. "Estoy segura de que generará conciencia e inspirará", dijo Manuel, de 20 años, quien se coronó campeona en los 100 metros estilo libre, logro que compartió con la canadiense Penny Oleksiak.
Su colega Katie Ledecky también ha sido mencionada como una nueva leyenda: se ha colgado cuatro medallas de oro y una de plata. Con dos récords del mundo alcanzados en Río —en 800 metros (8:4,79) y 400 metros (3:56,46)— , fue sobre todo su victoria en la final de los 800 metros que quedará para el recuerdo. Cuando llegó a la meta le dio tiempo para sacarse la gorra y escuchar al estadio aplaudiéndola de pie antes de que sus competidoras la alcanzaran; le había sacado 12 segundos a la siguiente.
Otra nadadora que concitó atención internacional y cuya historia conmovió es Yusra Mardini, integrante del equipo de refugiados, que fue ovacionado de pie durante la ceremonia inaugural. En esa ocasión su abanderada era Yusra Mardini, una joven siria de 18 años, con una historia impactante. Comenzó a entrenar natación desde muy pequeña; tenía 13 años cuando estalló la guerra en su país y se llevó gran parte de su vida: su casa y también los lugares donde practicaba.
Yusra y Sarah, su hermana que también es nadadora, tuvieron que huir. Llegaron a Turquía para, desde allí, cruzar a Grecia. En el camino la precaria embarcación en la que iban junto a otras 20 personas se quedó sin motor y el agua comenzó a filtrarse. Las hermanas decidieron hacer un intento desesperado: nadaron durante más de tres horas y arrastraron con cuerdas el bote. Salvaron a todos los refugiados.
"Hubiera sido vergonzoso si la gente de nuestro bote se hubiera ahogado. Había gente que no sabía nadar y no iba a quedarme sentada quejándome de que me iba a ahogar. Si lo iba a hacer, al menos lo haría sintiéndome orgullosa de mí y de mi hermana", relató.
Emoción y estrategia.
Aunque ya había obtenido una medalla olímpica, la de bronce en Londres 2012, el argentino Juan Martín Del Potro también quedará en la historia de estos Juegos Olímpicos. El tenista sufrió mucho por las operaciones en sus muñecas: si se suman los períodos que no estuvo activo pasó cuatro años fuera de competencia.
En febrero pasado, cuando reapareció en el torneo Delray Beach, estaba en el lugar 1042° del ATP, muy lejos, lejísimo, de aquel cuatro puesto que conquistó en 2011. En mayo soñaba con clasificar a los Juegos Olímpicos. Tres meses después llegó a Río en el 141 del ranking y pisó fuerte.
En su primer partido derrotó al número uno del mundo, Novak Djokovic. Después hizo lo mismo en un agónico encuentro con Rafael Nadal (quinto en el ATP) y ahí se garantizó el volver a su país con una medalla. No consiguió la de oro, pero sí logró ponérsela difícil a Andy Murray (2°). "El tenis es mi vida, he sufrido cuando no pude jugar y el tenis me está haciendo muy feliz de nuevo. He pasado todos los días algo maravilloso. Son sensaciones que estuve a punto de no volver a vivirlas. Nunca viví algo tan lindo como estos días", dijo después de la final.
En el atletismo también hay figuras que quedarán marcadas a partir de estas Olimpíadas. Una de ellas es Wayde van Niekerk, que le quitó al estadounidense Michael Johnson el récord del mundo en los 400 metros. Para el excampeón, la actuación del sudafricano de 24 años, que consiguió una marca de 43,03 segundos fue tan impactante que se produjo un cambio de guardia: "Es tan joven, ¿qué más puede hacer? ¿Puede bajar de los 43 segundos? Es algo que yo pensé que podía hacer, pero nunca lo hice", dijo a la BBC.
El récord de Van Niekerk también ocupó portadas de periódicos por otro motivo: su entrenadora tiene 74 años. Ana Sophia Botha es exvelocista y saltadora de longitud que compitió entre los años 50 y 60.
Otras dos velocistas posiblemente no se olviden fácil. La primera es la etíope Almaz Ayana, que en la primera final de las pruebas de atletismo logró un nuevo récord mundial. Ganó el oro con una marca —(29 minutos, 17 segundos y 45 centésimas)— menor en 12 segundos y medio al mejor registro anterior, vigente durante 23 años, que había logrado la china Wan Junxia.
Quizás la que más sorprendió es la atleta de Bahamas Shaunae Miller. Fue protagonista de la que ya se preveía una carrera emocionante, pero que tuvo un final inesperado: se lanzó de cabeza para cruzar la meta. Logró recorrer los 400 metros en 49,44 segundos, siete centésimas menos que la estadounidense Allyson Felix. ¿Vale?, se preguntaron muchos frente al televisor. Sí, lo que cuenta en las llegadas a meta de atletismo es el tronco, independientemente de la altura a la que se cruce la meta. Así que se llevó el oro.
Un día en el que todos saltamos.
El deporte uruguayo vivió momentos históricos de la mano de Emiliano Lasa, que consiguió quedar en el sexto puesto de salto largo, logro histórico para el atletismo local. Lo que dijo tras la competencia dejó bien clara su preocupación:
"Quería meterme en la final y conseguir un buen resultado, ahora con esto, voy a seguir compitiendo y voy a estar tranquilo".
DOS LEYENDAS CONFIRMADAS EN ESTOS JUEGOS.
Retirada a lo grande.
"Es la manera perfecta de terminar", dijo esta semana el nadador estadounidense Michael Phelps tras formalizar su retiro. Se va como el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos, con 28 medallas.
Récord para la historia.
El jamaicano Usain Bolt se convirtió en el primer atleta de la historia que conquistas tres títulos olímpicos consecutivos de 100 metros al imponerse en la final con un registro de 9.81. Al cierre de esta edición iba por más medallas.
NOMBRES DEL DOMINGO