Redacción El País
Robbie Williams, el cantante que se hizo archimegafamoso a fines de 1990 con canciones que eran tan pegadizas como buenas, está de regreso. A punto de cumplir 51 años, el británico que pagó caro sus excesos vuelve a ser noticia, entre otras cosas por ser el protagonista de una extraña biopic en la que es retratado con un rostro de mono, y en la que habla de sus éxitos y miserias.

CGI son las siglas de Computer-Generated Imagery, que en español significa “imágenes generadas por computadora”. Esta técnica utiliza software informático para crear escenas y personajes, y es la que se empleó para generar la película Better Man (en rigor, considerada “semibiográfica”), la cual fue coescrita, producida y dirigida por Michael Gracey y que se estrenará en Uruguay el próximo 27 de febrero.

Aunque la idea pueda parecer a simple vista algo disparatada, Better Man cumple bastante bien con su propósito de contar los orígenes humildes del cantante, su descomunal éxito como miembro de la boy band Take That, su carrera como solista (que lo transformó entre otras cosas en un sex symbol), sus problemas con el alcohol y las drogas, y su posterior redención.

“Necesitábamos un argumento de venta único porque hay muchas películas biográficas y estoy aburrido de ellas”, dijo Williams en una entrevista con SensaCine. “Vi N.W.A. (la película Straight Outta Compton sobre el grupo de rap) y Bohemian Rhapsody y pensé que ya había visto suficiente. Las disfruté y fue genial que existieran, pero entiendo que la audiencia las siente como ‘otra más’. Mi modus operandi es hacer cosas inusuales y cuando a Michael (Gracey) se le ocurrió la idea del mono, pensé: ‘Esto es muy inusual. ¡Sí, por favor!”

Muchas de las canciones de la biopic provienen del repertorio de hits de Robbie Williams, incluido su conmovedor himno pop Angels y los éxitos Let Me Entertain You y Rock DJ. Pero también escribió una nueva canción con el productor Freddy Wexler y Sacha Skarbek: el tema soft rock Forbidden Road, que forma parte del emotivo clímax de la película. Esta nueva composición fue nominada al Globo de Oro, aunque también fue eliminada anticipadamente de la carrera por el Oscar.

Robert Peter Williams (su nombre real) es hijo de Pete y Theresa Janette Williams, y nació el 13 de febrero de 1974 en la Maternidad del Hospital North Staffordshire, en Newcastle-under-Lyme, al oeste de Inglaterra. Tiene una medio hermana mayor producto de un matrimonio anterior de su madre llamada Sally.

Su recorrido por el mundo del espectáculo tiene raíces profundas que se remontan a sus años de formación. Sus padres dirigían The Red Lion, un pub con shows en vivo, por lo que su vida discurrió entre artistas desde temprana edad. A esto se suma que su progenitor, Peter Conway, fue un comediante y cantante de relativo éxito (en 2019 Robbie lanzó el álbum The Christmas Present, en el cual incluyó un sentido dueto con él, titulado It’s a Wonderful Life).

El 7 de agosto de 2010, Williams contrajo matrimonio con la actriz y panelista de TV Ayda Field (hoy de 45 años) en su mansión de Los Ángeles, tras cuatro años de noviazgo. “Nos hacemos reír el uno al otro más que nadie en el mundo. La risa es nuestro lenguaje del amor y es más fuerte que nunca”, explicó recientemente.

Tiempo después, la pareja anunció que esperaba a su primera hija, la cual nació el 18 de setiembre de 2012 y fue bautizada como Theodora Rose ‘Teddy’ Williams. Desde entonces, el cantante ha tenido otra hija, Colette; y dos hijos, Charlton y Beau.

Su carrera musical se inició con el grupo Take That en 1990, el cual tuvo una gran popularidad en el Reino Unido y más tarde en el resto del mundo con la canción Back for Good. Con ocho números 1 en la lista de sencillos más vendidos del Reino Unido, esta boy band alcanzó un importante número de seguidoras, especialmente adolescentes, transformándose en un verdadero fenómeno de la industria, al punto que se ha dicho que fue el grupo británico que más discos vendió después de Los Beatles. Además, su popularidad provocó una sucesión de bandas similares en el Reino Unido, donde los productores musicales identificaron una veta para ganar dinero.

Tras varios conflictos internos con los demás miembros (Gary Barlow, Howard Donald, Mark Owen y Jason Orange), en 1995 Williams abandonó la banda, hecho que precipitaría la desaparición de la misma un año después. Parece que su figura gravitaba más que las otras, lo cual demostraría después, con creces, en su carrera como cantante solista.

Pero ese fue el comienzo del declive. Tras dejar Take That, se sumergió en un estilo de vida lleno de excesos. Tuvo una importante adicción a las drogas y el alcohol, y su aspecto físico se deterioró visiblemente.

No obstante, en 1996, inició su carrera en solitario. Su primer sencillo, Freedom 96, fue lanzado en agosto y rápidamente alcanzó el número 2 en el Reino Unido. Su segundo álbum, I’ve Been Expecting You, arrasó en las listas de ventas británicas gracias a sencillos como Strong, Millenium y No Regrets -dedicado a sus excompañeros de Take That-, así como a la exitosa She’s The One. Lo que vino después, como el megahit Angels (con una muy buena versión en español), fue una carrera plagada de éxitos, pero que con el tiempo comenzó a difuminarse por otros problemas físicos y psicológicos del cantante.

En 2023 se sinceró en una entrevista con The Sun: “Estoy hecho polvo por lo que me hice en los 90 y parte de los 2000”, declaró. El cantante ha dicho que tiene problemas para conciliar el sueño y que ha perdido el deseo sexual, situaciones a las que adjudica sus impredecibles cambios de humor.

Williams confesó que tuvo relaciones con más de 100 mujeres, una cifra que considera “probablemente más que el tipo promedio, pero menos de lo que cabría esperar” (y baja en comparación con otros famosos como Julio Iglesias, a quien le han atribuido romances con 3.000 mujeres). Añadió además que vivió toda clase de trastornos alimenticios, desde la vigorexia hasta la anorexia. Pero dejó en claro que está dispuesto a dar la batalla nuevamente, aunque haya elegido la curiosa forma de hacerlo con una biopic en la que aparece representado como un mono. “Necesitábamos algo para vender la película”, dijo en tono sarcástico sobre el asunto del primate digital, explicando que, en realidad, tiene sentido en una película en la que se aborda la cara no tan bonita de la industria musical. “Antes era muy autodestructivo y me odiaba a mí mismo. Ahora no me enfrento al abismo. Cuando te hacés famoso te convertís en ‘otro’, es como un zoo y creo que la idea de que un mono me representara tiene todo el sentido; tiene más sentido de que yo fuera un humano, en cierto modo”, aseguró.

Pese a sus problemas de autoestima y a la disminución de testosterona, situaciones de las que no tiene problemas en hablar públicamente, hoy se encuentra feliz. “Sé que tengo una gran vida y me siento afortunado. Ahora mismo me describiría como un ermitaño muy feliz... Soy un agorafóbico Coca-Cola-light. Y eso me funciona”, confesó.