NOMBRES
Es el entrenador que volvió a ilusionar a la selección italiana. Hoy juega la final de la Eurocopa contra Inglaterra y sueña con el Mundial.
Después de ser campeón del mundopor cuarta vez en 2006, después de quedar eliminada en fase de grupos del Mundial de Sudáfrica 2010, después de perder por cuatro goles contra cero la final de la Eurocopa 2012 contra España, después de volver a ser eliminada en la primera fase del Mundial de Brasil 2014 con la polémica entre Luis Suárez y Georgio Chiellini, después de quedar segundos en la Euro de 2016 y perder la final por penales con Alemania, después de no clasificar, por primera vez desde 1958, a un Mundial, después de estar en el peor momento de toda su historia, el 14 de mayo de 2018 la Selección Italiana incorporó a su nuevo director técnico: Roberto Mancini.
Aunque no eran favoritos, hoy los italianosjuegan la final de la Eurocopa contra Inglaterra. Vienen de ganarle a Suiza, a Gales, a Austria, a Bélgica y a España. En Italia ya hay fiesta y Roberto Mancini sabe que su equipo puede lograr lo que se proponga. O al menos sabe que va a dar pelea.
Después del juego contra Suiza, en el inicio de la copa, Mancini se presentó en conferencia de prensa y dijo: “Todos los partidos son difíciles, pero yo tengo la suerte de tener buenos jugadores, a los que les gusta jugar al fútbol y divertirse. Sin embargo, también me gusta correr riesgos, porque de eso se trata. El camino aún es muy largo”.
Casi un mes más tarde,tras ganarle la semifinal a España por penales, el entrenador dijo: “Estamos muy contentos. Le doy las gracias a los jugadores porque siempre han creído. Nos falta el último pasito y tenemos que recuperarnos porque fue un partido muy exigente (...) Sufrimos la posesión de España, pero pasamos a la final (...) Casi nadie pensaba que lo íbamos a lograr”.
Casi nadie, salvo él, que cuando llegó a la selección armó un plantel renovado y cambió la manera de jugar del equipo. Casi nadie, salvo él.
Su camino como jugador y entrenador
Roberto Mancini nació en 1964 en la localidad de Lesi, provincia de Ancona, Italia. Como casi todos los entrenadores, empezó su carrera en el mundo del fútbol como jugador. Primero en el Bolonia de Italia y después en la Sampdoria, equipo al que llegó en 1982 y del que fue estrella. Allí ganó cuatro copas italianas y una Recopa de Europa, campeonato de la UEFA (Unión de Federaciones Europeas de Fútbol) que fue disputado durante casi 40 temporadas.
El sueco Sven-Goran Eriksson fue su entrenador en la Sampdoria y también en la Lazio, equipo en el que jugó después y con el que logró dos copas de Italia. Una vez, cuando le preguntaron por Mancini, dijo que era “un artista” con la pelota: “Sobre el césped veía las cosas más rápido que nadie. Su visión de juego era increíble”.
De la Lazio se fue al Leicester City de Inglaterra, donde se retiró. Sabía que su carrera seguía como entrenador. “El fútbol ha sido mi vida durante 20 años y siempre me interesé por la técnica y la táctica”, dijo alguna vez.
En el medio, fue parte de la selección de Italia durante diez años, entre 1984 y 1994, logrando un tercer puesto en el Mundial de 1990, realizado en su país.
Su trabajo como entrenador empezó en la Lazio, como ayudante de Eriksson, pero su primer equipo fue la Fiorentina, con el que estuvo menos de un año y lo sacó campeón de Italia. Después llegó al Inter de Milán. Era 2004 y el cuadro tenía a todos los jugadores para poder ganar títulos pero venía de una mala racha. En tres temporadas el entrenador logró quedar tercero en Italia y dos campeonatos.
En una entrevista que le dio a El País de Madrid por entonces, dijo que le gustaba llegar a dirigir equipos así, en los que nadie creía, en los que las cosas se hacían más difíciles: “Había muchas cosas que no funcionaban, futbolísticas y extrafutbolísticas. Para mí fue un reto. Ir a entrenar un equipo que siempre gana y donde las cosas siempre funcionan no es estimulante. El Inter, sí”.
Eso de crecer y confiar cuando las cosas se ponen difíciles, dijo, lo aprendió de sus entrenadores, sobre todo de Eriksson. Y es lo que predica.
Con esa idea llegó a la selección de Italia en 2018, tras haber pasado por el Manchester City y haberlo sacado campeón de la Premier League en 2011, por el Galatasaray con el que logró la Copa de Turquía en 2013 y otra vez por el Inter de Milán, sin tener números muy favorables.
Cree que estar al frente del equipo de fútbol de su país es como una segunda oportunidad para lograr como entrenador lo que no pudo hacer como jugador. “En este momento, teniendo en cuenta dónde estábamos cuando arrancamos hace tres años, las cosas están yendo bien, y eso es gracias al plantel de jugadores jóvenes y del talento del que disponemos. Pienso que los años que tenemos por delante resultarán fructíferos para Italia”, dijo en una entrevista con el portal de FIFA.
Mancini firmó un contrato de cinco años. Tiene un objetivo: volver a poner a Italia entre los mejores del mundo. Por eso, aunque hoy está enfocado en el partido contra Inglaterra para ganar la Euro, lo que más quiere es levantar la copa en el Mundial de Catar. Casi nadie ve a Italia como el campeón del mundo. Casi nadie, salvo él.