Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.
Por Mariel Varela
Es uruguayo aunque en la primera charla sea imposible advertirlo. Rodolfo Castañares nació en Montevideo hace 52 años pero el que lo escucha hablar no duda que es español. Es que con apenas 16 años decidió mudarse a Madridporque sentía que su pensamiento liberal y transgresor no encajaba en su país natal. Rodo viajó decidido a hacerse famoso como actor, así que se apuntó a una escuela de interpretación y Lola, su primera profesora, le aconsejó: ‘Tienes que empezar a hacer dicción castellana, sino no vas a poder actuar’. Tomó al pie de la letra el pique y trabajó tanto para poder quitarse la tonada rioplantense que, según reconoce a Revista Domingo, ahora le cuesta conseguir papeles en Uruguay y Argentina.
Quiso el destino, el universo o su poder mental -su frase de cabecera es ‘creer crear’- que su hijo Nacho quedara seleccionado para participar de la última edición de Gran Hermano Argentina y que Rodo se empezara a hacer conocido por ir a alentar a quien hoy es uno de los tres finalistas del exitoso reality que mañana tendrá nuevo campeón o campeona.
Este peluquero con alma de artista ganó visibilidad a lo largo de las galas y su historia, que salió a la luz por los cuentos de Nacho, despertó tal interés en el público que la producción lo convocó para que ingresara a la casa a acompañar a su hijo y a jugar, porque de los familiares que entraron el 20 de febrero también dependía el liderazgo de esa semana.
Su personaje rindió tanto que fue invitado a quedarse unos días más, al igual que Valentina -hermana de Marcos Ginocchio, otro de los finalistas- y la estadía de ambos se extendió a dos semanas.
“Hice el casting para entrar en el primer Gran Hermano España, en el 2000, pasé tres instancias y me dijeron ‘ya te llamaremos’. Y mirá dónde estoy 23 años después”, comenta incrédulo el dueño de la peluquería Pipikukú, ubicada en la calle Benito Nardone y Herrera y Reissig. Y confiesa, además, que le gustaría hacer televisión en Uruguay.
“Si bien me voy a vivir a Buenos Aires porque la salida de Nacho hay que contenerla, me encantaría hacer un programa semanal de entretenimientos acá. En Buenos Aires hay propuestas pero allá la prioridad es Nacho”, comenta quien también presentará la obra Pareja ya fuimos este mayo en el Teatro Metro.
Currículum
Nació el 5 de mayo de 1970 en Montevideo, se crió en Pocitos, y cursó la escuela y el liceo en el colegio Elbio Fernández.
Era un niño cuando en una de sus idas al supermercado Chip -ubicado atrás del Club Banco República y que hoy ya no existe- a comprar chocolates se cruzó con un señor que lo frenó y le dijo ‘¿no querés salir en la tele?’ Rodo, a quien ya en esa época le seducían los flashes, se olvidó de las golosinas y asintió con la cabeza sin dudar. ‘Bueno, dale esta tarjeta a tu mamá y que me llame’, le insistió el hombre. Eso hizo apenas volvió a su casa, su madre accedió, lo llevó al estudio de fotografía Testoni y así, gracias a la recordada publicidad ‘Pepe Burbuja’ de chocolates Águila, Rodo tuvo su primera aparición en la pantalla chica con apenas 7 añitos.
A ese debut le siguieron otros tantos anuncios publicitarios. A los 15 años hizo un curso de modelaje con la reconocida María Raquel Bonifacino y al radicarse en España el primer empleo que consiguió fue como azafato en un programa de Telecinco. Ahí estuvo cinco años, y aunque eso de acompañar famosos le entusiasmaba, no le alcanzaba para llegar a fin de mes, así que optó por estudiar peluquería.
“Cuando tenía tiempo me organizaba e iba a los castings y así he pasado toda mi vida”, comenta quien interpretó a un español en Olivia, película protagonizada por Juan Leyrado y Andrea Frigerio que se estrenará muy pronto.
Vanguardista
A los 16 años tomó la drástica y aventurera decisión de mudarse solo a Madrid. “Me sentía un poco pequeño aquí”, dice sobre el motivo de su partida. Y agrega: “Salíamos de la dictadura, mi familia era muy estricta y quizás mi pensamiento más liberal no encajaba en ese momento en Uruguay. Necesitaba un poco más de aire”.
Probó suerte, al año quiso volver, y el siguiente paso fue cruzar el charco. Una noche fue a bailar a Búnker y su vida cambió en esa disco argentina. Allí conoció a Mariana, la mamá de Nacho. Quedaron en verse un miércoles y no se separaron en un año y medio. “Nos fuimos a vivir juntos con su hermano, nos comprometimos e iba todo muy rápido. Luego decido volver a España, ella iba a ir, no fue, y las cosas se disiparon un poco; éramos muy jóvenes, yo tenía 17 años”, recuerda.
Una década más tarde, un amigo le comentó que se había encontrado con Mariana y le había pasado su número de teléfono para que la llamara y así retomaron la relación. En octubre del 2000 ella se mudó a España, se casaron y en 2004 nació Nacho. “Fue buscado hasta con fechas y tiempos”, asegura.
En 2006 se separaron y Rodo se enamoró de un hombre: rehizo su vida con Jesús, con quien estuvo en pareja hasta hace tres años.
“Tengo anécdotas de amigos que no estaban de acuerdo con mi forma de vida y años más tarde me dijeron: ‘Rodo, perdona, hiciste bien’, ‘te felicito, se puede’. A veces la gente duda, no tiene confianza pero son miedos del otro”, dice a propósito de ciertos comentarios de su círculo cercano.
-Te has definido como pansexual, ¿siempre has sido tan liberal y abierto?
-Es una cosa que me pasó desde adolescente. A mí me gustaban las chicas y los chicos y en ese momento no podías decirlo porque era muy complicado, encima en un colegio privado. En mi familia, si tenía alguna pluma que salía me decían ‘no, por aquí’. Tenía muchas novias y quería conocer a un chico. Quien quiere la consigue y aquí era todo muy tapado. El primer paso fue Buenos Aires, era respirar un poco más de libertad, sobre todo porque no te conocen. Es que desde pequeño me sentía rarito.
Nacho se crió con dos papás desde que tuvo uso de razón, ya que a los dos años y medio volvió con su mamá a Argentina pero pasaba las vacaciones en España con Rodo y Jesús. “No hubo que explicarle nada porque él creció con nuestra relación. Nuestra familia era de dos hombres y creció con eso”, dice.
El vínculo entre Jesús y Nacho es tan fuerte que la expareja de Rodo viajó especialmente de España para entrar con la abuela de Nacho -la mamá de Mariana, fallecida el año pasado- a la casa de Gran Hermano y dieron un ejemplo de familia ensamblada. Si bien Rodo no se comunicó con él porque no se hablan, confiesa que al verlos juntos se derrumbó.
“Nos separamos hace tres años pero cuando veía que lloraban decía ‘qué bien lo hemos hecho’. Estamos enseñando mucho. Lo que se ha visto es lo que hay porque Nacho es así gracias a su gran abuela, a Jesús, a Mariana y a mí. Es producto de la contención, la honestidad y el amor”, confirma.
Nacho y su sueño de vivir del streaming
Nacho hizo todo el casting de Gran Hermano en secreto: el único de la familia que sabía de su plan era su papá. “Fue complicado porque acababa de morir su mamá y sentía culpa. ‘¿Qué va a pensar la gente si me meto en un reality?’, pensaba. Pero en ese entonces era mini influencer, trabajaba con Twitch y sentía que lo iba a ayudar mucho como streamer. Y además le parecía una oportunidad para despejarse de todo lo de su mamá y vivir otra experiencia”, explica Rodo.
Él, por su parte, prometió apoyarlo sin contarle nada a nadie, así que ambos comunicaron la noticia a la abuela de Nacho y a Jesús un día antes de que ingresara a la casa más famosa del mundo.
“Nacho me dijo ‘si le hubiera dicho a todos cuando te lo dije a ti, no hubiera entrado porque me hubieran dicho que no’. En este caso confió en mí porque también soy alocado y del aquí y ahora”, intuye.
“Ahora cambia mucho el cuentito pero ha llovido mucho en el medio. La abuela ha estado estos cinco meses sin que nadie sepa quién era, sin querer saber nada por la exposición, y estuve cuatro días convenciéndola para que entrara a la casa, diciéndole ‘es bueno para Nacho’, porque realmente no es de esa madera. Y Jesús lo mismo”, expresa Rodo sobre su exsuegra y su expareja.
Asegura que la motivación de su hijo no era tanto el premio económico, aunque también le importaba, sino aumentar su popularidad y conseguir más seguidores para poder vivir de su trabajo en redes. “Me dijo ‘con que gane 10.000 seguidores más estoy contento’ y ganó medio millón”, asegura.
-¿Cómo lo ves con Lucila ‘la Tora’? ¿Crees que va a prosperar la relación entre ellos?
-Creo que ahí dentro se han complementado mucho, es una muy buena chica. Tiene casi 9 años más que él, no sé qué va a pasar, lo que diga Nacho y lo que diga La Tora, pero adentro fueron muy compañeros, se quisieron mucho. Hay mucha buena energía entre los dos.
Otro mundo
Rodo estuvo dos semanas dentro de la casa de Gran Hermano y se sintió en otro planeta. “Al no tener ningún estímulo del exterior (libros, computadora, celular, televisor), las únicas personas con las que interactúas es con los participantes. La única voz que oyes del exterior es la de Gran Hermano, entonces es un poco galáctico. De noche no tienes que cerrar la puerta porque nadie te va a venir a robar, son sensaciones distintas”, resume sobre la experiencia.
Revela, entre otras curiosidades, que en la casa más famosa del mundo no hay interruptores, así que no se puede prender y apagar las luces, y que el sitio huele a Saphirus, el aromatizador que patrocina el programa.
-¿Sabías que tu personaje iba a despertar interés entre el público?
-Al principio, cuando me propusieron entrar a la casa pensé ‘¿perjudicará a Nacho esto?’ Lo que sí me quedó claro es que cuando Nacho se presenta al casting dice 'tengo 19 años, mi mamá fallece, nací en Madrid, me vine a vivir con mi mamá a Argentina cuando se separaron, mi papá rehizo su vida con otro hombre y tengo dos papás'. En todos los titulares apareció: jugador de Gran Hermano con dos papás. Y en el transcurso de los meses, este papá gustaba porque volvían a llamar de los programas, entonces pensé, creo que no, porque esta exposición que tengo gusta, lo notas. Entré diciendo que sea lo que Dios quiera.
Si bien no sufrió el aislamiento, luego de salir, la primera noche la pasó muy mal y no pudo dormir. “Me contaron lo bueno de mi estadía en la casa y también las cosas malas y los haters. Al día siguiente, estaba un poco desolado y me daba pánico salir a la calle. Luego fui a dar un paseo con mi prima y todo el mundo me tiraba buena onda, me decían ‘Chuchito, tu hijo es un genio, lo hiciste muy bien’. No he recibido un solo insulto en la calle”, confiesa.
Está convencido de que Nacho tiene todas las condiciones para coronarse ganador del reality: “Tiene enamorado a Argentina y Uruguay”, asegura. Y percibe que el ingreso de la abuela y de Jesús le jugó a favor.
“Entró un niño y tengo un hombre ahora de hijo. Lo veo muy seguro de sí mismo, muy centrado, y con el tema de la mamá no sé si sanado pero muy entendido. Ese toque infantil y de inocencia es lo que lo hace brillar”, cierra Rodo sobre su hijo Nacho.