PATRIMONIO

Secretos del Miguelete: primer gobernador de Montevideo no vivió en la que siempre se creyó que era su casa

La chacra de la calle Atahona no le perteneció; una arqueóloga enderezó la historia sobre la construcción colonial civil más antigua todavía en pie

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Tareas de consolidación en la ex casa del primer gobernador de Montevideo
Foto: Estudio Collet Lacoste

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Por María de los Ángeles Orfila

La historia que cuenta la arqueóloga Nicol De León podría resumirse en un meme, ese que dice “emosido engañado”. La famosa pintada de una vivienda de Alcalá de Guadaíra (España) en tiempos de desalojos sintetiza a la perfección los devenires de otra casa: la que se declaró Monumento Histórico Nacional (MHN) en 1975 por entender que había sido el hogar de José Joaquín de Viana, primer gobernador de Montevideo.

A Nicol nunca le cerró eso. En 2001 empezó a trabajar con la Comisión Especial Permanente del Prado; en 2008 participó de un importante relevamiento de la vivienda y su entorno; entre 2011 y 2012 integró el plantel de técnicos que presentó un proyecto integral para su conservación y luego dirigió su consolidación. Hasta que las incongruencias eran demasiadas y decidió investigar por su cuenta. Años después concluye que la casa de la calle Atahona, esquina Valdenegro, largamente adjudicada al Mariscal de campo, no perteneció a él, aunque sí posiblemente a otro Viana; tal vez a Margarita, una de sus hijas.

“La casa vale independientemente de las personas que hayan vivido allí. Es quizás el único testimonio que queda de una chacra del Miguelete”, afirma la arqueóloga a Revista Domingo.

La vivienda, edificada en el siglo XVIII pero reformada y ampliada en el siglo XIX, expropiada en el siglo XX y vandalizada a comienzos del siglo XXI, es “la única construcción civil del Montevideo colonial que queda en pie” y nos relata cómo vivían los primeros vecinos más allá de su apellido.

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Tareas de arqueología en la ex casa del primer gobernador de Montevideo
Foto: Estudio Collet Lacoste

Incongruencias.

La arqueóloga sabe hoy que José Joaquín de Viana fue propietario de una chacra a orillas del Miguelete pero no vivió en la casa de la actual calle Atahona. Lo primero se lee en el Padrón general de los vecinos y residentes en Montevideo, hecho por Antonio de Aldecoa entre 1772 y1773: un solar pertenecía a la familia y, al momento del censo, allí vivía su viuda, María Francisca de Alzáibar. Pero también encontró el primer problema: “No hay planos que acompañen eso”.

¿Y por qué la arqueóloga está tan segura que esta casa no fue la del primer gobernador de la ciudad? Porque durante años buscó la testamentaria de Viana (proceso que se abrió 12 años después de su fallecimiento) y cuando la encontró y la leyó también halló algunas respuestas. “En el inventario de la tasación aparece la descripción de la casa y no tiene nada que ver con lo que hay (en el predio). Eran más edificaciones, otros materiales, otras dimensiones”, explica.

La construcción que sigue en pie en Atahona solo conserva una parte de la original del siglo XVIII que, de todas formas, es distinta a lo dispuesto en la testamentaria. Aquí hay otro punto: la declaración de MHN se hizo bajo el supuesto de que se trataba de una edificación “integral” de esa época; se confirmó décadas después que había sido intervenida con materiales y técnicas diferentes a las coloniales.

Por otra parte, esta documentación no ofrece la dirección por lo que, hasta hoy, eso es un misterio. Además, no se conoce ninguna otra vivienda de Viana en ningún otro punto de Montevideo.

Pero sí existe un plano que tiene escrito el apellido “Viana” y fecha de 1813 y está relacionada con la chacra todavía existente. La hipótesis de Nicol es que allí vivió un Viana, pero no José Joaquín de Viana (ni su esposa, quien se mudó a la Ciudad Vieja al quedar viuda) y podría haber sido una de sus hijas, Margarita.

Margarita era la esposa del español Juan Pedro de Aguirre, no tuvo hijos y se dice de ella que era afín a las ideas revolucionarias. Hasta el momento, la testamentaria de Margarita sigue desaparecida.

“Lo que sí sabemos es que es una edificación colonial, una chacra del Montevideo colonial, del primer reparto de tierras, y que posiblemente perteneció a un Viana, pero descartamos que sea del primer gobernador”, comentó la arqueóloga.

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Imagen histórica de la chacra del Miguelete
¿Quién fue José Joaquín de Viana?

José Joaquín de Viana (Lagrán, España, 1718 - Buenos Aires, 1773) fue un militar español que fue asignado como gobernador de Montevideo en dos ocasiones: desde 1751 hasta 1764 y de 1771 a 1773. Fue el abuelo de Manuel Oribe quien fue el segundo presidente constitucional de Uruguay. Don José Joaquín impulsó la edificación de Montevideo, permitiendo que se construyera con piedra que antes solo se destinaba para la fortificación. Gracias a él la ciudad vivió tiempos de seguridad y progreso y en breve triplicó su población de 939 a 2.089 habitantes.

Un paraíso.

Aunque todavía no se sabe quién fue el dueño de esta chacra, para Nicol sigue siendo relevante dado que enseña sobre cómo se vivía en ese rincón natural de la ciudad ubicado a dos leguas del centro comercial y defensivo que no tenía precisamente la fama de limpio.

Las chacras del Miguelete proveían de frutos, granos, legumbres y hortalizas para una población que iba en aumento. Se entregaron 84 chacras: 52 sobre la margen derecha del arroyo y 32 sobre la izquierda.

Este paisaje y riqueza fueron destacados por el abate francés Antonio José Pernetty en un texto de 1763 tras conocer, justamente, la chacra del gobernador sin precisar su dirección. Habla de manzanos, durazneros, perales e higueras y hasta de un arroyo bastante caudaloso. Pero al hablar del interior de la casa se le acabaron los elogios: relata que tenía tres salas -una era el dormitorio principal-, con muy poca iluminación, malas piezas de arte, horrenda decoración y sin un piso o un cielorraso adecuados.

No se sabe cuándo ni cómo ni por quién se empezó a adjudicar la chacra de Atahona al Mariscal de campo. El documento más antiguo que Nicol pudo encontrar es un informe técnico de 1939 firmado por el arquitecto Juan Giuria, quien recomendaba que el Estado comprara el inmueble que había sido puesto a la venta por la señora C. de Scorza. Allí apunta que había pertenecido a Viana, por lo que, desde ese entonces, se manejó con esa información.

En el informe analiza una casa fundamentalmente construida en el siglo XVIII de unas nueve estancias que todavía conservaba elementos de la época colonial como herrajes, rejas y baldosas.

“La casa se expropió (por la década de 1950) por creerse que correspondía al primer gobernador de Montevideo”, recuerda Nicol. Lo mismo sucedió con la declaración de MHN de 1975 y con la promoción para las visitas los fines de semana del Día del Patrimonio. Pero la arqueóloga es enfática: “No porque en un plano diga ‘Viana’ uno tiene que interpretar que vivió ahí; hay que cuestionar”.

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Tareas de consolidación en la ex casa del primer gobernador de Montevideo
Foto: Estudio Collet Lacoste

Deterioro.

Antes de la consolidación -tarea que recayó en el estudio de arquitectura Collet Lacoste, especializado en restauración-, la vivienda que es vestigio de las quintas del arroyo Miguelete enfrentaba un avanzado estado de deterioro. Han desaparecido casi completamente tanto la galería como muchas de sus habitaciones.

Una parte se debió al paso del tiempo: una fracción de la edificación está asentada en barro por lo que se facilita el crecimiento de vegetación que resulta perjudicial -“crecieron dos ombúes importantes”, apunta Nicol en la charla-; y algunas ramas de los árboles del lugar impactaron contra la casa durante temporales.

La otra parte es responsabilidad de los humanos. “A partir de 2008, cuando se empezó a hablar en distintas actividades de la Intendencia de que era una chacra colonial y que se creía que era del primer gobernador de Montevideo, y porque no tenía guardia, se la empezó a vandalizar muchísimo. Se robaron rejas y aberturas”, cuenta. A pesar de que se colocó un cerco, fue ilegalmente ocupada por un tiempo.

Nicol reconoce que ha sido “testaruda” en los últimos años en los que ha dedicado su tiempo libre en buscar toda la información escondida sobre José Joaquín de Viana y su supuesta casa. “El investigador tiene que tener curiosidad cuando hay algo que no está bien o que le genera dudas; debe contrastar todos los elementos. Se supone que hacemos eso”, apunta. Ahora que ha concluido que la vivienda del siglo XVIII no perteneció al gobernador pero quedó claro que debe ser conservada por ser el último testigo en pie de una época fundamental para la historia de la ciudad dice sentirse conforme. Pero, claro, seguirá buscando la testamentaria de Margarita porque todavía hay preguntas sin respuesta.

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