Sergio Berni, el ala derecha del kirchnerismo

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Sergio Berni

NOMBRES

El político argentino es una de las figuras con más presencia en los medios de su país. ¿Se está preparando un futuro candidato presidencial?

En la figura de Sergio Berni, actual Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, confluyen varias de las interrogantes (o fascinaciones) que desde este lado del río nos hacemos cuando miramos hacia la política argentina. ¿Cómo es posible que dentro de un mismo espacio político —el peronismo— convivan posturas antagónicas? ¿Cómo es que alguien como Berni, con su léxico de “mano dura”, tiene un espacio tan preponderante en una corriente política (el kirchnerismo), al que se le acusa todo el tiempo de corrección política? ¿Y cómo es que ese político, con su perfil “miliquero”, sea una de las estrellas de ese mismo kirchnerismo, que en el imaginario popular es una fuerza que desconfía de las Fuerzas Armadas?

Pero la trayectoria de Berni también ilustra otro aspecto de la cultura argentina que nos fascina en Uruguay y que hace años tratamos de importar: la farandulización de la política. Acá también venimos intentando convertir a la política en una parte más del supuesto star system, con resultados hasta ahora muy pobres (o muy buenos, dependiendo del lado que se observe y evalúe eso de farandulizar los asuntos políticos).

Berni, con su pelo engominado a lo malevo tanguero (o a lo político del Partido Nacional, también), es la nueva estrella de la política del vecino país y ya se está hablando de él como candidato presidenciable del peronismo. Aparece un día sí y otro también en la televisión. Y aparecer en la pantalla chica es algo que a Berni parece gustarle más que el dulce de leche.

Pero hace muchos años que Berni es parte de la política y ya tuvo un roce con la notoriedad cuando fue secretario del Ministerio de Seguridad durante el último mandato de Cristina Fernández. Ahí fue uno de los protagonistas del caso Nisman: como parte del Poder Ejecutivo, es difícil justificar su presencia en la escena del crimen, y se lo acusó políticamente de haber alterado esa misma escena. El año pasado, en una de sus incontables apariciones televisivas, le dijo al periodista Luis Novaresio: “No sé si a Nisman lo mataron o se suicidó. Y trato de ni siquiera… Me causó tanto daño haber actuado conforme a derecho, vocación y profesionalismo que…”, dijo para no hablar más de ese tema (en la misma entrevista, Novaresio le pregunta si alguna vez disparó contra una persona: “No, pero sí di la orden”).

Nacido hace casi 60 años en la localidad Capilla del Señor, Berni es de esas personas para las que el tiempo parece pasar más lento, lo que le da la oportunidad de hacer más cosas que los demás. Es, además de cirujano y abogado, también militar de carrera: llegó a ser teniente coronel, cargo que ocupó hasta que llegó el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) que lo pasó a retiro (decisión que Berni recusó legalmente). Dentro de las Fuerzas Armadas, además, se formó como paracaidista y buzo.

Esa eficacia para administrar el tiempo (como corresponde al estereotipo del militar, se levanta muy temprano) lo hace apto para la gestión lo cual lo llevó —casi previsiblemente— a la política. Empezó a militar en el peronismo en la provincia de Santa Cruz, donde los Fernández-Kirchner jugaban de locatarios. Por entonces, Néstor Kirchner era intendente y Cristina Fernández, diputada. Según un artículo de la revista Noticias, en aquellos años Berni se hacía tiempo entre sus obligaciones militares para ir a ver los discursos de Cristina. Desde entonces, le ha sido fiel a la actual vicepresidenta. “Es mi jefa política”, ha repetido una y otra vez. Y hasta jura por ella (además de Néstor Kirchner, Eva y Perón) cuando asume algún cargo público.

En el mismo artículo de Noticias se dice que Berni, desde los inicios del kirchnerismo, “metió los pies en el barro”. Eso es tal vez una de sus principales características. A diferencia de otros que se sienten más cómodos en “la cocina” de la política, Berni parece más a gusto cuando patea la calle y recorre los barrios de la urbe argentina.

Posiblemente porque le gusta patrullar las calles es que se ha compenetrado tanto en la labor y el espíritu policial. A diferencia de la mayoría de los cuadros políticos más conocidos del kirchnerismo, Berni habla con un vocabulario que parece importado de otras tiendas políticas.

La foto que encabeza su cuenta de Twitter es una de una fila de policías con caras de prontos para la acción. Además, no tiene empacho en pegarle a la actual ministra de Seguridad de la Nación, Sabrina Frederic, con quien tuvo una chisporroteante polémica a través de los medios y las redes sociales hace poco. “Con ella, lo único que tenemos en común en materia de gestión es la palabra seguridad”, comenta.

Cuenta de Twitter de Sergio Berni
Foto: Twitter.

Pero los 32 años que lleva como militante del kirchnerismo no son en balde. En otra entrevista, para Perfil, dice cosas como: “Los países con mejor seguridad no son los que tienen más policías, sino los que tienen más fiscales”.

Este jugar a dos puntas le ha valido ser popular tanto entre seguidores de Cristina como entre adherentes a opciones políticas más punitivistas. Y su popularidad se expresa no solo en el hecho de que es una presencia constantemente requerida por los medios. Hay hasta “canciones” hechas para él, que lo pintan como un hombre de acción y con voz de mando.

Se verá si esos atributos le alcanzarán para llegar al sillón presidencial. Él ha dicho que ya es tarde (“ya le regalé los mejores años de mi vida al kirchnerismo”). Pero si algo hemos aprendido de la política argentina (y la uruguaya, claro) es que las promesas y palabras tienen valor hasta que dejan de tenerlo.

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